Diana Verdú Griñan, de 39 años, nacida en Alicante con residencia en Elda y de raíces manchegas, es una apasionada de la cocina. Esta pasión le fue inculcada por su abuela Casilda y su madre. Empezó haciendo pasteles por gusto, pero cuando surgió la opción de profesionalizarse, lo convirtió en el objetivo de su emprendimiento.
Todo lo que tiene que ver con la cocina le gusta, pero sobre todo la repostería y pastelería. Descubrió el fondant en torno al 2009 y 2010 buscando ideas para las tartas de cumpleaños de sus sobrinos. Hizo sus primeras tartas con esta pasta de azúcar con marshamallows.
Empezó a formarse en distintas técnicas y decoraciones y en el año 2013 surgió la opción de tener su propio obrador, que pasó a ser pionero en Elda/Petrer. Sigue formándose y en 2016 inició sus estudios de pastelería. Actualmente es técnico en panadería, pastelería y confitería por el IES Xixona. Ha tenido el privilegio de formarse durante 3 meses junto a José Manuel Marcos Candela, subcampeón de la copa de heladería del 2018, en su obrador en Redovan.
Desde el 2013 ha cambiado varias veces de local. Hoy día trabaja por encargo: elabora sobre todo tartas personalizadas, cupcakes y galletas decoradas. Asimismo, imparte cursos de repostería presenciales y online y celebran cumpleaños infantiles. Suele trabajar sola en su obrador aunque en algunas épocas tiene personal de apoyo. También cuenta con una monitora para los cumpleaños y ayuda para las redes sociales.
Su especialidad son las tartas personalizadas para bodas, para cumpleaños, tanto infantiles como de adultos y las de eventos como, comuniones, bautizos, tanto las tartas de la celebración como las mesas dulces o los detalles de galletas personalizadas. Finalmente, hace poco ha lanzado su propia escuela virtual de repostería.
Soy una persona muy creativa. Desde siempre me han gustado las manualidades y este mundo me posibilita dar rienda suelta a todo ello. Cada día tengo que crear y crear cosas increíbles. Me encantan las tartas talladas, hacer réplicas de objetos que finalmente pueden ser comidos. Me gusta aportar el punto dulce de una celebración con una gran sorpresa, y dejar a los invitados con la boca abierta; es toda una satisfacción.
Es una lista muy larga porque son muchos. Obviamente, para el proceso de bizcochos y cremas, las batidoras y el horno son indispensables. Cuando ya nos adentramos en la decoración son miles los materiales y herramientas que se pueden utilizar, aunque la verdad que al final siempre hay «algunos imprescindibles» que se hacen como una continuación de tu mano y ya no sabes trabajar sin ellos.
Me gusta mucho el modelado a mano, darle forma con las propias manos. En esta actividad, son las estecas y el cutter los que no pueden faltar, pero no puedo olvidarme de los moldes de silicona, que ayudan mucho, sobre todo para pequeños detalles.
En los curso que yo imparto presencialmente, me gusta tener grupos reducidos de 5/6 personas, ya que creo que es mucho mejor, tanto para el grupo como para mí, de cara a poder ofrecerles toda mi atención personalizada a cada uno de ellos.
Normalmente, se realiza un proyecto, y todos vamos avanzando a la vez. Tras mi explicación, cada alumno va realizando su proyecto con mi apoyo. Y así al finalizar el taller cada alumno ha podido practicar todas las técnicas, utilizar las herramientas y, lo más gratificante, llevar su trabajo hecho por ellos mismos.
Depende mucho del proyecto y del tipo de tarta. Hay algunas que en un par de días pueden estar listas, y otras que prácticamente necesitas toda una semana para elaborarlas. Obviamente lo primero es ver con el cliente lo que necesita, el tipo de fiesta, evento y donde se va celebrar y juntos diseñamos un boceto que será el preámbulo a la creación.
La elaboración en sí, empieza con el horneado de los bizcochos, que deben enfriar y reposar. Después se elaboran las cremas y rellenos, para montar las tartas con su almíbar y que queden bien jugosas. Aquí nuevamente, hay un periodo de reposo. Ya según la decoración puede ir directamente con manga, o rasquetas para ser decorada o si va forrada con fondant, hay que darle unas capas de ganache de chocolate antes de ser forradas. Y nuevamente con sus periodos de reposo.
Mientras tanto, se puede adelantar decoración, si lo permite, como el caso de las figuras modeladas a mano, la impresión comestible o los detalles que la tarta vaya a llevar por encima como flores, que se pueden hacer con anterioridad. Finalmente, se forra y se decora la tarta.
Normalmente, si es de fondant, y dependiendo del proyecto, intento dejarla decorada el día anterior a la entrega. De este modo se asienta toda la decoración, reposa la tarta para evitar desperfectos en el transporte y este reposo hace que aún esté más buena. Si la decoración es con manga pastelera, rosetas, etc… suelo hacerla el mismo día de la entrega. En tartas de boda, hay en ocasiones en las que el montaje final y la decoración se hacen directamente en el salón, pues son tartas muy pesadas, que sería imposible transportarlas montadas.
Un evento sin un postre dulce siempre quedaría incompleto. Muchos invitados recordarán mejor el postre que el menú previo. El gusto dulce nos evoca situaciones de bienestar y alegría y a muchos adultos les recuerda a su niñez. En todo caso, las tartas, pasteles, pastas, galletas y otros bocados deliciosos forman parte del evento ideal en el que hay comida de por medio. Y qué mejor que personalizar el postre aludiendo al motivo de la celebración. Desde Di Tartas proporcionan esos momentos de dulzor que se anudarán a la memoria del evento y harán del mismo un instante de alegría compartida que no querremos olvidar.