Pedro Jiménez tiene 62 años, y es psicólogo clínico desde hace 35 años. Cuenta con más de 35 años de experiencia como psicoterapeuta. En 1998 creó Habítate, un centro de psicología especializado en la psicoterapia corporal, del que es responsable. La consulta está situada en una idílica torre, en una zona verde de Santa Coloma de Gramanet. Se encuentra a 100 m de la parada de metro que enlaza en pocos minutos con el centro de Barcelona.
Desde hace más de 10 años que se ha especializado en el tratamiento y acompañamiento de las heridas profundas provenientes de las vivencias de apego traumáticas. Su competencia profesional es ayudar a entender y comprender cómo las heridas traumáticas se han instaurado en nuestro organismo, energía vital, ilusiones, alegría, creatividad, deseos, nos mueva hacia el bienestar.
La queja de la mayoría de las personas que llega a consulta es que necesitan ayuda para salir de su dolor físico y sufrimiento mental, ya sea en forma de ansiedad, depresión, agitación, abatimiento, confusión o tensiones. Lo que le sigue apasionando de su trabajo desde hace más de 30 años es la ayuda que sigue ofreciendo a las personas a encontrar una salida a su dolor y sufrimiento.realmente ayuda a las personas, y ofrece una salida a su dolor o sufrimiento.
Esto produce un efecto curativo tanto para el paciente como para el terapeuta. El principal motivo para desarrollar esta profesión fue sanar sus heridas y conocerse mejor, encontrando un sentido más profundo, rico y creativo a su existencia. Su primer paso fue cursar la carrera de psicología, pero al terminar los estudios se dio cuenta de que los conocimientos que había adquirido en la facultad no eran suficientes para poder acompañar a las personas que habían sufrido. Por esto decidió hacer un proceso de especializarse en psicoterapia personal y luego se enfocó en el Análisis Bioenergético.
¿Qué es lo que os motivó a dedicarte a esta profesión? ¿Cómo lográis manejar los problemas psicológicos de vuestros pacientes sin que te abrumen personalmente?
El poder tener unas relaciones íntimas, profundas y verdaderas con las personas. Tal conexión crea una relación curativa para ambos, paciente y terapeuta. Para conseguir acompañar a una persona en su dolor y sufrimiento de manera clara, respetuosa y comprensiva el terapeuta ha tenido que explorar, experimentar y atravesar en su piel sus propias heridas. Sus heridas Debe haberlas podido reconocer, resolver e integrar Esto le dará la seguridad y comprensión profunda de acompañar a otras personas a esos lugares, revistándolos y abrazándolos sin miedo y en calma.