Joan Ferré, nacido en Barcelona hace 62 años, decidió dirigir su propio restaurante en 2014, después de trabajar durante más de 30 años en diferentes cocinas de restaurantes representativos en la Ciudad de Barcelona. Su restaurante El Principal de l’Eixample, se enmarca en un edificio típico de la arquitectura de l’Eixample. Un restaurante con encanto en el centro de Barcelona, con mesas amplias y separadas entre sí para crear la mejor atmósfera para cualquier comida o cena. Para garantizar una mayor privacidad, dispone de diferentes espacios para grupos desde 8 hasta 260 personas, donde celebrar reuniones de trabajo, eventos familiares, bodas, etc. O para reunir hasta 500 asistentes en un evento tipo cóctel. Entre estos espacios encontramos la biblioteca -la sala más emblemática del restaurante- y el patio interior, que ofrece un entorno ideal para cenar o comer al aire libre, con el buen tiempo, o para la celebración de aperitivos y cócteles para grupos, durante todo el año.
Para Joan, la cocina es memoria, es gastronomía, esta es su filosofía y también la de su equipo, que crea cocina catalana y mediterránea, de raíz y tradición, estacional y de proximidad, con toques contemporáneos. Cocina pensada, culturalmente al día, donde lo importante es el producto, en la que cada ingrediente tiene su gusto, aroma y textura. Una cocina para comer bien, bueno y sano. En definitiva, la cocina que les gusta. En la creación de las diferentes cartas de cada temporada, intervienen una gran variedad de ingredientes frescos y esmeradas cocciones. Disponen también de una extensa carta de vinos, representando casi todas las D.O. españolas y predominando los vinos de pequeñas producciones.
El padre de Joan era una persona a quien le gustaba mucho disfrutar de la mesa y frecuentar restaurantes, por lo que cree que, en cierto modo, transmitió a Joan y a sus hermanos esa sensibilidad por la cocina. Así las cosas, Joan decidió estudiar cocina. Acudió a las escuelas Arnadi & Hofmann y Sant Pol y, cuando todavía no había finalizado los estudios, le informaron de que un nuevo restaurante que se llamaba Roig Robí estaba buscando cocinero. Y allí se fue, a las órdenes de Mercè Navarro, jefa de cocina y propietaria de este establecimiento. Fue para Joan una experiencia muy enriquecedora. Afrontó aquella etapa con muchísima ilusión. Se pasaba el día en el restaurante y no le importaba invertir las horas que hiciera falta. Fue así como le cogió el gusanillo a la cocina, hasta el punto en que decidió traspasar la licorería familiar que regentaba y dedicarse por completo al arte culinario.