Silvia Maldonado Vilabella tiene 34 años de edad nació en Barcelona. Realizó la licenciatura de Derecho en la Universidad de Barcelona, que en ese entonces eran cinco años de carrera. En el año 2012, al finalizar las tres carreras de criminología, investigación privada y derecho, vivió un año en París y al volver en el año 2013 inició los estudios de posgrado en la Escuela de Práctica Jurídica.
Su finalidad era poder montar su propio despacho, que es SM Advocats, que nació en enero de 2018. Su empresa inicialmente solo constaba de ella y más tarde se unió un compañero bajo el nombre de SM Advocats. Aunque en el despacho físico son un equipo de cinco personas, donde entre todos abarcan gran parte de las diferentes ramas del derecho, y así pueden dar una completa y mejor atención a sus clientes.
Su principal área de especialización es el derecho de familia, junto al derecho penal que son 2 áreas que desgraciadamente a veces se fusionan más de lo que deberían. Lo que más le piden sus clientes son consultas familiares, convenios donde regular las relaciones con los menores, modificar un plan de paternidad establecido y reclamaciones de cantidad.
Desde pequeña Silvia Maldonado Vilabella sabía que quería ayudar de alguna manera u otra a resolver los problemas y dudas de otras personas, y poco a poco se decantó por el derecho, aunque su primera idea era estudiar psicología. La razón más importante que la motiva a cumplir su trabajo eficientemente es que le gusta lo que hace y se implica en cada caso. Poder conseguir la tranquilidad de sus clientes es muy satisfactorio y una señal de que el trabajo ha sido realizado con éxito.
¿Qué consejo me darías al escoger un abogado especialista en vuestro campo profesional?
En derecho de familia es muy importante que haya una parte humana por parte del abogado/a, ya que se mezcla la parte racional y la parte sentimental, y a veces eso no deja pensar con claridad y se pretende hacer daño a la otra persona a través del abogado. Necesitamos un abogado que vea las cosas desde un punto externo y a la par con una parte humana. No es recomendable un abogado que sea un “destripador”, porque eso en el ámbito de familia es lo peor que se puede hacer, ya que acarrea una carga emocional negativa muy fuerte, y un buen abogado debe saber controlar eso y poder explicar al cliente que no es la mejor vía.
¿Cuál es la metodología de trabajo que empleais en vuestro despacho como abogado especialista en caso de divorcio?
En nuestro despacho se realiza una primera visita, preferiblemente presencial, donde se escucha y se da una primera valoración de las diferentes vías que el derecho nos da, para conseguir lo que nuestros clientes vienen buscando, y sobre todo asesorar de los feedbacks que podemos recibir por la parte contraria. Contemplamos la posibilidad de negociar un acuerdo que agrade a ambas partes. Cuando nuestro cliente da el visto bueno a un borrador de convenio, se le hace llegar a la otra parte para que, si está de acuerdo se pueda presentar ante el juzgado. Si no está de acuerdo se inicia una negociación entre ambas partes a través de los abogados, con el fin de encontrar un resultado equilibrado y factible, y se cumpla por ambas partes.
¿Cuáles son los problemas más habituales que ayudais a resolver a vuestros clientes en el campo del derecho de familia?
Sobre todo, hoy día, es el incumplimiento del pago de pensión y gastos extraordinarios, y la modificación del convenio. Debido al COVID-19, se ha disparado el número de consultas por impago de pensiones o de reclamación de la parte de gastos extraordinarios que corresponde al otro progenitor.Si antes, un mes no se pagaba o no se pagaba la parte de un gasto extraordinario, los progenitores entre ellos “se arreglaban”, hoy día la falta de trabajo y consecuentemente la merma de ingresos, ha disparado las consultas por impago, igual que las consultas para modificar convenios donde regular las estancias con uno y otro progenitor.