Antonio Padilla, de 41 años, es oriundo de Almería y desde hace unos 10 años trabaja como psicólogo sanitario en su proyecto de vida de poder dedicarse a ayudar a las personas que sufren. Es autónomo en su trabajo, lo que para él es la forma más adecuada de vivir su empleo, aunque nunca descartó colaborar con otros/as compañeros/as. Explica que siempre hay cambios en el trabajo como psicoterapeuta, porque este es inherentemente dinámico, los cambios son parte de este trabajo y de la propia vida, de hecho, Antonio nos indica que la negación de los cambios que resultan incontrolables suele traer diversos problemas. Antonio trabaja como psicólogo sanitario, por lo que intenta especializarse en terapias y soluciones que puedan ayudar a las personas a largo plazo. Dentro del proceso de su especialización le gustaría seguir trabajando en la línea que lleva en estos años.
Antonio indica que cuando una persona acude a consulta lo que le demanda son soluciones, aunque su estilo es el de trabajar, construir y practicar entre los 2 (terapeuta y paciente) los recursos para que se puedan generalizar en la vida del demandante. La motivación de Antonio para realizar su trabajo tiene que ver con la detección del sufrimiento y el querer una vida, para él y para los demás, lo más plena y satisfactoria posible. Afirma que a veces es paradójico cómo intentando eliminar el sufrimiento nos olvidamos de perseguir las cosas que nos importan de la vida. A Antonio siempre le ha llamado la atención, debido a su historia personal, el sufrimiento propio y ajeno y es en lo que se está especializando. Coincide con la sentencia de Saramago de que vivimos tiempos en los que la “Caverna de Platón” se hace vigente. Se producen paradojas culturales, siendo la época de “mayor calidad de vida” en nuestro mundo occidental, posiblemente sea la época en que mayor sufrimiento psicológico existe.
¿Cuales son las modalidades de psicoterapia que ofrecéis en vuestro centro?
Las psicoterapias denominadas como contextuales-funcionales, como es el caso, por ejemplo, de ACT o FAP, siempre han sido el principio de todo. Hoy en día, las terapias sistémicas y, sobre todo, la integración de esos conceptos a terapias humanistas conforman la dirección de las intervenciones.
He pasado a trabajar los procesos de los problemas, cuestiones apoyadas en evaluaciones transdiagnósticas y la teoría de factores comunes en las diferentes psicoterapias. Por lo que detectar la conducta disfuncional recurrente y el cambio de función de lo que se considera un problema se tornan objetivos fundamentales. Estas cuestiones son aplicables a la psicoterapia individual, familiar, de pareja,… casi a cualquier intervención exceptuando la modificación de conducta en problemas infantiles, en los que se trabaja patentabilidad positiva y gestión emocional.