La murciana de 34 años Maribel Carrasco Campillo se graduó en Lingüística por la Universidad de Lausana, tras vivir durante cinco años en Suiza al quedarse prendada del país alpino cuando fue a estudiar francés a los 18 años. Pero al regresar a España en el 2009, tuvo que graduarse como logopeda por la Universidad de Murcia para ejercer como tal. Su vocación le lleva a amar el lenguaje y la comunicación.
Como lingüista, comprende bien lo dramático que pueden ser a nivel personal y familiar las alteraciones en la comunicación. Mientras se formaba como logopeda obtuvo una Beca de Colaboración en el Departamento de Psicología Básica y Metodología. Una vez finalizó el grado de Logopedia, familiares y amigos le animaron a dirigir su propia clínica. La fundó junto con otras dos logopedas: Daria y Raquel. De ahí el nombre de la Clínica «DRM», las iniciales de las tres profesionales.
Posteriormente, se unió al equipo una psicóloga, Alejandra Rabadán Gil de Pareja. Gracias a este equipo, pese a la amplitud de la logopedia, han logrado abordar muchos de sus ámbitos, especializándose en varios de ellos. En la clínica DRM tratan problemas de lenguaje y habla, problemas de tartamudez y deglución atípica.
Suena a tópico, pero la realidad es que en el ámbito de la salud siempre es lo más importante: tratamientos individualizados.
Cada persona es única en cuanto a las dificultades que presenta y a su ritmo de aprendizaje, por lo que las sesiones siempre son individuales.
Más que de una parte del equipo de trabajo, yo hablaría de habilidades terapéuticas de las logopedas y de la psicóloga. Los elementos que no pueden faltar son el cariño y la empatía hacia la persona que se sienta frente a nuestra mesa, la paciencia, sobre todo, y saber implicar al paciente y su familia en el tratamiento. No olvidemos que se trata de tratamientos activos por parte del paciente, en los que necesitamos su colaboración, y de procesos de aprendizaje, para los que las habilidades didácticas juegan un rol muy importante.
Dependiendo del tipo de problema, existen determinados signos de alerta. Para dar a conocer dichas señales, los logopedas solemos hacer campañas informativas.
Sin embargo, todos los signos de alerta se simplifican en tres:
-Siempre que se sienta cualquier preocupación por el lenguaje, el habla o la voz, propios o de un familiar. Los problemas en la comunicación son llamativos, y suelen preocupar fácilmente a las personas y al entorno. En ese caso, no se debe esperar.
– Siempre que una persona sufra emocionalmente por problemas de lenguaje, habla o voz. En este caso, esperar tampoco es una opción.
– Siempre que lo recomiende otro profesional, como ortodoncistas, odontopediatras, otorrinolaringólogos, audiólogos, neurólogos, psicólogos, maestros o pediatras. Ellos son los mejores detectores de cualquier signo de alerta.
Cada niño lleva un ritmo en cuanto a su aprendizaje y a sus logros. Sin embargo, hay ciertos hitos que deben haberse cumplido como máximo a una determinada edad. Por ejemplo, sobre los dos años los niños deben poder decir palabras y conjuntos de palabras (primeras frases simples); a los tres años, deben hacerse entender y ser comprendidos no solamente por el entorno cercano, sino por cualquier persona; a los cinco o seis años, deben pronunciar correctamente todos los sonidos del habla.
Quiero incidir en que estos hitos los menciono en líneas generales, pero existen muchas cosas a valorar y tener en cuenta, por lo que, como he dicho anteriormente, ante cualquier preocupación, lo mejor es consultar al logopeda.
Una de las facetas más destacadas del ser humano es su extraordinaria capacidad para establecer una comunicación rica y compleja. Por ese motivo, la aparición de problemas en nuestra capacidad comunicativa resulta muy lesiva para quienes puedan padecerlos, así como para las personas de su entorno. En Clínica DRM el excelente equipo de psicólogos profesionales en Murcia atienden a los pacientes llevan años tratando los diversos problemas del ámbito de la logopedia y ayudando a numerosos pacientes a restablecer sus funciones comunicativas.