El sueño del pintalabios se hace realidad en cada fotografía

Publicado el 17 marzo 2020 por Marta Sánchez
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Eva Sanz es una mujer de sangre Vasca, emprendedora, curiosa, una profesional con experiencia en varios sectores de la industria de la imagen, que, intentando, salir de la multitud y con sus  ganas de experimentar nuevas sensaciones, decide trabajar como Fotógrafa Freelance.

Pasadas sus 40 primaveras y con toda una vida vinculada a la imagen, además de contar con 20 años de experiencia como maquilladora y asesora de imagen junto a grandes maestros fotógrafos de publicidad y moda, decidió crear hace 15 años su propio espacio en el centro de Barcelona, un lugar en el que captura la luz.

Eva, se convirtió en madre a los 32 años, y en ese momento su vida dio un giro. Casi sin darse cuenta la fotógrafa, se fusionó con la maquilladora, y ya han pasado más de 10 años, tiempo en el que ha consolidado su identidad creativa y artística, lo que hoy queda evidenciado en el conjunto de trabajos que dan cuerpo a su portafolio.

Ama su trabajo, le imprime pasión, lo armoniza con su maternidad y su vida social, trabaja incansablemente, durante muchos fines de semana y noches. Compone con las emociones y el cuerpo, proyectos orientados al despertar consciente y trasformador.

Normalmente, trabaja sola, pues considera que es más cómodo para el cliente.  Ella misma maquilla, peina y da inicio a las sesiones, estableciendo desde el primer instante un vínculo muy intimo con cada persona que va a fotografiar, que les permita conectarse mutuamente. No obstante, cuando se trata de eventos, proyectos sociales o de otra índole, trabaja en equipo.

Su equipo fotográfico lo selecciona según cada proyecto, pero en general, le encanta las ópticas muy luminosas y en las sesiones no para de jugar con ellas. Solo en aquellos trabajos que le demandan ser casi invisible, dispone de los equipos más silenciosos o pequeños. 

Como pasó de asesora a fotógrafa, necesitaba explicar la evolución y de allí surgió su historia… 

¿ Podríais contar un poco de vuestra historia?

El sueño del pintalabios

Las mariposas:

No sé cuando me enamoré del mundo de la imagen y la moda porque tengo la sensación de que es desde siempre. En casa nadie se maquillaba y mis únicas pinturas eran las Alpino, que también fueron mis primeros pintalabios, sombra de ojos y coloretes. Ya os podéis imaginar la pinta que tenía pero no estaba dispuesta a renunciar a ello. A los seis años cogí el pintalabios de mi abuela. Era un carmín, una barra de un rojo subido que, cuando vi mis pequeños labios mal pintados, me hizo soñar en faldas. Faldas de mariposas que giraban al son de la música y que vestían mujeres con recogidos espléndidos y cuellos largos. Desde entonces, mi obsesión ha sido transmitir ese sueño.

El viaje: 

A los diecisiete años hice la maleta. Me despedí de mi familia, le prometí a mi madre que me comería  y, como Madrid no tiene mar, opté por Barcelona. En la maleta había muchas faldas de mariposas, y sobre todo ilusión y ganas de comerme el mundo. Era inocente pero dicen que la inocencia se acaba a base de golpes, y yo la acabé rápido.

Estudié maquillaje, caracterización, música, dibujo, teatro, idiomas y peluquería, lo necesitaba todo, lo absorbía con casi ansiedad. Empecé trabajando de azafata en programas de televisión porque así estaba cerca de las salas de maquillaje, hasta que me convertí en maquilladora de programas de televisión. 

He puesto rímel y colorete a Naomi Campbell, Iman o Valeria Mazza. Ahora me sorprende, pero en aquel momento solo quería que nunca se hubieran visto tan guapas. Cuando se cerró la puerta de la televisión se abrió la ventana del cine y la publicidad. El drama vs.la purpurina. La película vs El flash. Y no solo en maquillaje me respetaban, asesoraba en la imagen de modelos, cantantes, actores, políticos. Fascinante todo.

Volé alrededor del mundo con mi maleta de maquillaje y mucha energía. Han sido 20 años frenéticos, casi sin vacaciones, por que mi trabajo es tan intenso que no podía parar, un proyecto te llevaba al siguiente que enlazaba con otro.

La parada:

Cuando me quedé embarazada, paré. Necesitaba parar para saber quién era y empezar a diseñar mi propio camino. Creé mi espacio, mi Taller, donde podían pasar muchas cosas siempre relacionadas con la imagen. Diseñé mi línea de maquillaje profesional junto a un manual.

Me dediqué a formar a expertos en los campos de la estética y la peluquería, y eso me despertó un deseo: acercarme más a la mujer actual y trabajadora. Estaba acostumbrada a las modelos y celebridades, yo quería convertir en modelos a las mujeres reales. Así que decidí especializarme en maquillaje para novias para que durante su día se sintieran estrellas en una alfombra roja. 

El sueño del pintalabios empezaba a hacerse realidad. Nos conocemos, hablamos, nos abrimos la una a la otra, confidencias, risas, cavilaciones, dilemas…, personalidades que intento transmitir ese día con una premisa irrenunciable: todos los miedos deben convertirse en confianzas cuando Ella se mire en el espejo. Cada novia se ha llevado un trocito de mi corazón y las recuerdo a todas, aunque las bodas fueran en Venecia, Sevilla, Madrid o Formentera.

¿Cual es tu mayor pasión en este campo?

La pasión.

Siempre he preferido la publicidad fotográfica a los anuncios de televisión y durante veinte años he trabajado junto a los mejores fotógrafos del mundo. No me puedo quedar con un nombre. Cada profesional me ha enseñado muchísimo, Ni siquiera el de Annie Leibovitz, con quien compartí una campaña internacional para Dove.

La fotografía me ha ido atrapando. Despacio. Primero, admiración; después, voracidad y aprendizaje; al final, pasión y obsesión. Y otra vez el sueño del pintalabios. Escribiendo esto me doy cuenta de que es mi estómago el que decide por mí, se forma un nudo que no me deja dormir, es un nudo de una ilusión tan intensa que casi duele y me indica qué debo hacer.

En el caso de la fotografía vi que podía cerrar el círculo: fotografiar a la mujer y captar su belleza para plasmarla en un documento gráfico, una prueba irrefutable para que ella vea que es única y preciosa. Me gusta la mujer, la voluptuosidad del embarazo, la fortaleza de quien lleva vida. O la que nace, pequeña y frágil, pero más valiente de lo que todos creemos.

Y la mujer de la calle, la que me encuentro cada día haciendo el café en el bar de abajo, la que me cruzo bajando hacia el metro, la que me llama porque el marido la ha dejado, la que no se ha sentido nunca bonita y que abre la boca y se emociona porque no se cree que la de las fotografías sea ella. Después de una sesión, la mayoría me da las gracias pero no, la agradecida soy yo porque han hecho posible mi sueño del pintalabios.

¿Podríais contar una anécdota que te haya marcado en tu trabajo?

UNA HISTORIA REAL (LA AUTORA del cuento)

Ella nunca había pensado que fuese guapa, odiaba sus ojos demasiado grandes y creía que si alguien, alguna vez, le había dicho que lo era, era por compromiso. Hasta que la conoció. Subió la escalera de su casa dudando, entre nerviosa y excitada, pero la voz dulce y modulada de Eva la calmó enseguida. Le maquilló los ojos mientras hablaban de tonterías, que, sin saber cómo, se convirtieron en temas serios. Le puso un pañuelo de seda en el pecho, esperaron que fueran las ocho para aprovechar la luz de aquel último rayo de sol y empezó a disparar.

Hablaban de ellas y de los hombres, de la amistad y de las relaciones entre las personas, de la pasión por el trabajo, de sus ambiciones y de sus fracasos. Eva sonreía mientras disparaba y ella, por primera vez, asoció la palabra bonita a la sinceridad. Tres horas de rímel, de compartir, de complicidad y de ventilador, mucho ventilador. Sin ver el resultado, ya se sentía bonita. Ya no hacía falta que ningún hombre se lo dijera, porque durante tres horas había sido bonita por sí misma.

Queta. 

De esta historia han pasado 8 años, ahora ya me siento fotógrafa y lo que me queda por aprender, cada día me sorprendo, con mis clientes, y con la complicidad que conseguimos.

¿Hablanos un poco de tu proyecto?

El pasado año reuní 10 años de maternidad y lo explique en un pequeño video, https://www.youtube.com/results?search_query=la+madre+eva+sanz.

Actualmente, El proyecto Mujer, está cobrando mucha envergadura, fotografiar a la Mujer es un lujo. Es mi proyecto más personal. Me apasiona la Mujer, su fuerza, sensualidad, su parte herida, el pasado, y el empoderamiento. Quiero ayudar a enraizar a esa Diosa, soltar las carencias delante de mi cámara, a desnudar cuerpo y alma; y conseguir elevar su autoestima, dar voz a la Mujer en esta nuestra época.

Mi trabajo me sale de las entrañas, se comunica con esa parte de hembra que hay dentro de mí y me hace especial capturando esas imágenes. Desde que comencé los proyectos sociales están en mi agenda, así, África, Asia y Europa, fundaciones, escuelas, hay una parte de mí que disfruta mucho conociendo y ayudando como este en mi mano como persona y profesional, estoy cerrando un proyecto de Mujeres y retratos del mundo muy interesante.

Todo captado con una mirada y sensibilidad nueva

Fotografía profesional de momentos hermosos del recién nacido, sus posturas y gestos, son captados con un alto profesionalismo, dedicando el tiempo necesario a cada sesión. Le gusta darle más importancia a un gesto o a un momento que al tiempo, por ello cada sesión es diferente y se adapta a cada familia. Capta la  imagen de embarazadas, partos, madres, trabajadoras, esposas, abuelas, amigas, deportistas, activistas, fiesteras, en definitiva a la mujer.

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