Elena Jiménez nació en Donostia hace 54 años y desde muy joven se sintió atraída por el Yoga. Con 14 años recibió su primera clase y fue un amor a primera vista. Desde entonces lo ha estado practicando y su pasión por esta disciplina es tan intensa que cuando tuvo la oportunidad para formarse como profesora, no tuvo dudas y se lanzó a ello.
Siempre le ha gustado impartir clases: trabajó en colegios y academias antes de dedicarse a las clases de Yoga. Esta disciplina le permite enseñar lo que considera más importante en la vida: la relación con uno mismo. A raíz de esta determinación, nació ElevaYoga hace dos años.
Elena llevaba años dando clases de yoga en San Sebastián y después de compartir centro con otras profesoras decidió crear el suyo propio, con su estilo y su energía. Eligió el nombre de Eleva pues para ella, uno de los objetivos más importantes del Yoga es elevar la vibración de quien lo practica. Dentro del yoga hay muchos caminos; en Eleva siguen el HathaYoga y la Meditación.
Conozco personalmente los beneficios que conlleva la práctica continuada de Yoga a todos los niveles y es por ello que decidí compartirlo con otras personas. Cuando conoces algo que te ayuda y ves que puede ayudar a otros a vivir mejor lo quieres compartir. Es mi manera de poner mi granito de arena para que esta humanidad sea un poco más consciente cada día.
Pienso que es muy importante la disposición de la profesora, me explico. El Yoga no se trata solo de ejercicio físico sino que conlleva un trabajo energético, emocional, calma mental… Si la persona que lo imparte no ha hecho un trabajo personal e interno es muy difícil que pueda transmitir lo que realmente es el Yoga.
El Yoga que hacemos en ElevaYoga, es HathaYoga, aunque le damos un matiz muy meditativo. Le damos mucha importancia a estar presentes, al darse cuenta, más incluso que a que la postura sea perfecta física y estéticamente. Siempre tenemos en cuenta los límites del alumn@ y es muy importante acercarnos a ellos sin sobrepasarlos.
De esa manera, conseguimos una buena conciencia corporal y que la mente no nos lleve de un lado a otro. Nos mantenemos aquí y ahora, centrados en el presente. Por supuesto todo esto se consigue con la práctica. Yo recomiendo a cualquier persona que pruebe una clase de Yoga para que pueda sentir en sí mism@ sus beneficios tanto a nivel físico como a nivel mental e incluso emocional. La clase de Yoga es un rato para estar contigo, para hacerte caso e ir convirtiéndote poco a poco en tu mejor amig@.
Para comenzar a practicar Yoga solo es necesario querer hacerlo, sentir el impulso de acudir a la clase de Yoga, no es necesaria ningún tipo de preparación.
Los resultados se notan desde el primer día y van aumentando según se practica. Uno de los beneficios que muchos alumnos comentan es que el día que vienen a Yoga duermen mejor.
Elena Jiménez, fundadora y regente del centro Eleva Yoga en Donostia-San Sebastián, nos explica que el Yoga es una disciplina que aborda al ser humano como un conjunto. Por eso, los efectos mentales y psicológicos del Yoga son tanto o más importantes que los físicos, ya que mediante esta disciplina, las barreras entre ambos ámbitos se difuminan y cada uno puede influir positivamente en el otro. Mediante la práctica del Yoga, sus alumnos pueden sentirse más en contacto consigo mismos, mejorando su salud de manera integral.