Lara Alcázar, nació en Murcia (la ciudad natal de su madre) pero siempre ha vivido en Madrid. Asistió al colegio Mater Salvatoris en Aravaca y estudió Comunicación Audiovisual en la universidad Francisco de Vitoria y Música en Berklee College of Music en Boston. Su motivación para el proyecto empresarial de Laraland Music es sencilla: la música es lo que más le gusta en el mundo. Siempre quiso arriesgarse a dar este paso, pero considera que la paciencia y saber escoger el momento adecuado son factores importantes, por eso esperó a sentirse preparada para perseguir su sueño.
Lara creó Laraland en Marzo de 2018 y, aunque su andadura es corta por ahora, el trabajo duro ya les ha permitido crecer mucho en poco tiempo. Todo comenzó de una forma muy casual, cuando se juntaron dos momentos cruciales que hicieron que Lara diera un giro totalmente inesperado a su vida:
Ambos factores hicieron que tomara la decisión de dejar su puesto como directora de eventos en Grupo Rantanplan y dar el salto para empezar su nueva aventura.
Su especialidad es el asesoramiento musical en el sector de eventos corporativos y privados, no solo ofreciendo sus dos productos estrellas (el coro Laraland para ceremonias y sus acústicos, a los que acude como solista) sino también buscando opciones que se adapten a lo que el cliente desea, o incluso creando algo “Ad hoc” para el evento en concreto.
Lo más maravilloso de nuestro trabajo es que formamos parte de los momentos más felices y emotivos de las personas. De cada evento en el que cantamos salimos con un chute de felicidad al ver la cara de los novios e invitados.
A veces, incluso cantamos en funerales y aunque se trata de un día triste, con la música somos capaces de convertir ese momento en algo más especial. Nuestro trabajo es mágico.
Me resulta complicado responder a esta pregunta, porque realmente no hay un formato perfecto. Es cuestión de encontrar el equipo que mejor se adapta a las circunstancias del evento en concreto, como el espacio, la energía…
Por ejemplo, para una boda religiosa (en una Iglesia) lo que más me gusta es el formato estándar de Laraland que consiste en piano, guitarra, chelo y cuatro voces. Sin embargo, para un cocktail en un exterior, lo que más me gusta es el Acústico PopLand formado por guitarra, cajón y voz. Si se trata de un evento muy elegante en algún museo, prefiero ir con un formato jazz con contrabajo, piano, batería y una voz.
Depende. A mi, personalmente me gusta mucho más cantar en inglés, simplemente por el estilo de música que llevo en la sangre que es más country / soul. Pero hay canciones españolas que son una maravilla y las disfrutamos muchísimo.
No tiene nada que ver cantar en vivo que grabar en un estudio, de hecho, hay músicos de directo y músicos de estudio. Digamos que en un concierto tienes que tener mucha actitud y energía, saber estar en el escenario, y se perdonan más los errores, porque brilla la magia o carisma del artista y además ¡tienes al público, que genera muchísima adrenalina!.
Sin embargo, para grabar en un estudio hay que tener mucha más técnica y precisión, se escucha cualquier mínimo error, y no necesaria esa energía, ni carisma. Es buscar la toma perfecta tanto de técnica como de interpretación, repetir hasta que escuchas la toma perfecta. ¡A mí me encantan los dos!
Con el coro ensayamos todos los martes dos horas y es un plan divertidísimo. Cada martes ensayamos unas doce canciones y al terminar nos vamos de cañitas y nos ponemos al día. A veces invitamos a nuestros clientes a pasarse por el ensayo para escucharnos en vivo!
Laraland ofrece a sus clientes en cada uno de sus servicios de eventos musicales en Madrid, una experiencia emocional a través de la música. Al ser música en vivo con predominio de la voz, las sensaciones son mucho más puras y cálidas que con música “enlatada”. Lara Alcázar dirige el proyecto que posibilita un toque musical elegante y estiloso que encandilará por igual a los organizadores del evento y a sus invitados. Además, tienen flexibilidad para personalizar el repertorio atendiendo al estilo del evento, su función, el espacio en el que se realiza y, por supuesto, los objetivos y preferencias del cliente.