Todo comienza cuando por motivos laborales la trasladan a vivir a Madrid. Trabajaba para un banco, y fue allí donde surgió la chispa y su vida dio un giro de 360º convirtiéndose en lo que hoy en día es su profesión.
Hablamos de Beatriz Molina, natural de Gran Canaria. La fotografía siempre fue un hobby más en su vida pero desde hace unos años se ha convertido en su pasión, ya que la entiende como una manera de capturar momentos para crear recuerdos.
Estudió Fotografía profesional en EFTI (Escuela Internacional de Fotografía y Cine de Madrid), posteriormente tras varios cursos cortos, hizo en la misma escuela un Curso de Fotografía Infantil y Familiar y otro de Creación de video digital.Tras dejar el banco en el que trabajaba decide dedicarse íntegramente a la fotografía infantil y familiar. Aunque actualmente compagino las dos profesiones. Le gusta emocionar, y sentirse emocionada por igual. Disfruta fotografiando bebés, y empapandose con todo lo que le transmiten los pequeños cuando se ponen delante del objetivo, con sus gestos, con sus sonrisas. Le gusta ver fotos antiguas y recordar aquellos momentos mágicos.
Para mi, la fotografía es la posibilidad de crear futuros recuerdos. Captar emociones y momentos de una familia, para poder guardar en papel lo que están viviendo en estos momentos. Y en el futuro, cuando su memoria haya arrinconado esas sensaciones, volver a revivirlas al mirar las fotografías. Eso es lo que persigo cuando fotografío una familia. Me gusta la espontaneidad de los niños, la complicado de las familias, el cariño que desprenden, eso es lo que intento fotografiar. ¡Me divierte muchísimo! Y disfruto de poder vivir esos momentos con las familias que me llaman para crear sus recuerdos. Hago a veces otro tipo de fotografías, tengo en mente distintas ideas, trabajos incompletos que guardo en mi ordenador o los imprimo para mi casa o amigos. Pero soy muy feliz cuando tengo un peque delante de un objetivo.
Yo trabajo con dos cámaras, aunque mi cámara principal es la Canon 5D Mark IV. Como Objetivos utilizo principalmente un 50 mm y un 100 mm, aunque últimamente para los peques más revoltosos juego con un 24-70 mm f/2.8L, todos de Canon.
Cada sesión requiere una preparación previa, porque depende del bebé y del tiempo que tenga el mismo. Hay que saber que las sesiones del recién nacido suelen tener una duración entre 3 y 4 horas. El bebé, será el que marque lo que se pueda y no se pueda hacer, cuando hay que parar para descansar, comer o cambiarlo, o si una postura le gusta más que otra. Esta profesión te enseña el resultado de las fotografías que se pueden hacer, pero hay muchas que no se llegan a hacer como planeamos y hay que hacer otras alternativas. Todos mis clientes cuando terminamos la sesión me suelen decir lo mismo «¡Que paciencia!.”No sabÍa que estas sesiones eran así. La fotografia de recien nacido, se hace antes de los 10 días por regla general, aunque siempre existen excepciones, como puede ser el caso de los bebés prematuros o gemelares. A mi me gusta hacer la sesión entre los 7 y los 10 días, cuando se le haya caído el ombliguito. Es necesario que la temperatura de la habitación sea la óptima para que el bebé no pase frío (Ana Cruz, fantástica fotografía de fotografía infantil y una de mis maestras, dice que la temperatura ideal es aquella en la que el fotógrafo con camisa de tiro tiene calor, y ese es el termómetro que yo uso), que esté recién comido (así controlamos mejor el ciclo del sueño), que el ambiente sea tranquilo, y que los papás (principalmente la mamá) estén relajados, y disfruten de la sesión, porque el estado de la mamá repercute mucho en cómo esté el bebé para la sesión.
Lo más importante para garantizar una sesión familiar, es la predisposición de todos sus miembros, que estén relajados, que se diviertan, y que se tomen la sesión como un juego del que obtendrán un bonito recuerdo. Cuanto más naturales y relajados más bonita quedará la sesión. Es importante también que sean ellos mismos. Sin son una familia poco dada a mostrar el afecto, no van a estar toda la sesión dándose besos y abrazos, porque no serían ellos y cuando vean esas fotos no se reconocerán. Por lo tanto la naturalidad es el mejor ingrediente para una sesión de familia.
El momento más bonito para una pareja que quiere tener descendencia, es el nacimiento de un hijo. Es por ello que muchas de ellas optan por retratar sus primeros días de vida. Es un tipo de fotografía complicada de hacer, porque hay que contar con que el bebé no colabora, por lo que hay que esperar a que esté relajado. Por el contrario es una de las más bonitas, porque ver los gestos de los pequeños, sus primeras sonrisas es para que tanto a los padres como al profesional, se les caiga la baba. Hay muchos fotógrafos que han optado por especializarse en este tipo de fotos, porque cuentan que les reporta muchas sensaciones positivas. Los padres, con el paso del tiempo, recordarán mediante imágenes, aquellos momentos especiales vividos con su peque.