En los últimos años hemos vivido una revolución tecnológica a la que no ha sido ajena la fotografía que, también, ha pasado de la era analógica a la digital, perdiendo en el camino parte del encanto de lo imperfecto a favor de unos resultados tan retocados que, en ocasiones, han dejado de reflejar la realidad.
Hoy conversamos con Edward Olive, un fotógrafo irlandés que reside en España y se dedica a la fotografía, especialmente analógica. Nos comenta que se formó como actor y que llegó a la fotografía de manera autodidacta, observando el trabajo de iluminación en platós y leyendo libros.
Necesitaba un nuevo book de actor para su agencia de actores en Madrid y prefirió gastar el dinero en una cámara en vez de en contratar un fotógrafo. Después comenzó a hacer fotos a gente de su barrio hasta que le propusieron cubrir una boda y desde entonces, se ha dedicado profesionalmente a ello.
Me gustan mucho más las fotos analógicas que las digitales. Solo hago digitales si los clientes quieren algo más rápido, seguro y barato. Cuando hago fotos para mis proyectos más personales solo trabajo en analógico. Los negativos de mis carretes caducados me dan colores, contrastes y granos que parecen de otra época. Una época en que la fotografía era menos nítida, menos realista, menos una fotocopia de la realidad. El film me conecta más con un sueño y un ambiente intemporal. Para desnudos artísticos y boudoir, sombras más potentes y grano analógico y colores nada realistas son mucho sutiles que la nitidez y molesto realismo de una foto digital.
Antes para retratos utilizaba cámaras de medio formato de rollos de 120 y 220 – Hasselblad 500cm con objetivos Carl Zeiss T* porque me gusta el cuadrado y controlar todo de manera manual. No tienen electricidad ni mucho menos un sensor digital. Con película de medio formato cuadrado normal 6x6cm o rectangular 6×4,5cm o 4,5×4,5cm. Ahora me he puesto las cosas más fáciles, uso unas Yashica T4 para casi todo. Son cámaras compactas analógicas automáticas de 35mm que no pesan ni ocupan espacio. Tienen objetivo medio gran angular de Carl Zeiss T* que tiene unos contrastes y colores que superan a cualquier cámara réflex. También uso Contax T2, TVS y TVS III.
El precio de un fotógrafo es como el sueldo de un futbolista. Hay desde el fotógrafo local más barato hasta las estrellas como Mario Testino. Mi posición en el mercado es entre los dos.
Imagino que la fotografía erótica quiere decir desnudo, medio desnudo o vestido pero con un tono erótico sin ser porno. Fine art nude será desnudo pero con un fin artístico y realmente con unas cualidades artísticas importantes, no solo un elemento erótico. Debería incluir técnicas y métodos personales, individuales, especiales, únicos y dominantes del propio artista. Pero se pone mucho “Fine Art” en inglés en anuncios de fotógrafos de bodas simplemente como reclamo publicitario. No es como el término artesanal que se puede limitar por ley quien lo puede emplear.
Usar y revalorizar la fotografía analógica con su mística de carretes, tiempos y revelados, apostando por una labor artística con un acabado artesano y personal, es sello personal de este fotógrafo. Un método de trabajo con unos resultados que resultan muy adecuados especialmente cuando se trata de fotografía erótica.