Montse Labiaga, madrileña de 33 años, nunca pensó que, tras cursar la Licenciatura de Comunicación Audiovisual con Máster en Cinematografía en la Universidad Francisco de Vitoria, su futuro profesional pasaría por el comercio electrónico. Montse relata con pasión cómo al sentirse más atraída por la fotografía fija que por el cine y la televisión, cursó un Máster de Fotografía Creativa en la escuela EFTI cuya bolsa de trabajo le permitió ser asistente del fotógrafo de publicidad Ángel Álvarez, con quien aprendió sobre iluminación, retoque y logró mejor ojo fotográfico.
Fue su pareja, José Carlos Cortizo, quien advirtió a Montse de la demanda de fotografía especializada que había en el sector del eCommerce. Juntos, hace 6 años, montaron su primera web y la demanda les permitió dedicarse a ello en exclusiva, usando el salón de su piso (un tercero sin ascensor) como estudio en larguísimas jornadas de trabajo. Asistir a la feria OMEXPO fue un punto de inflexión para su negocio. Pese a que su stand de 3 metros cuadrados y compartidos era el más pequeño de la exposición, tenían tanta cola que sintieron que el sector les recibía con los brazos abiertos. Su salón dejó de ser suficiente y alquilaron durante dos años una nave de 250 metros cuadrados en Villaviciosa de Odón. Fue necesario empezar a contratar a otros fotógrafos y después a retocadores y otros profesionales. Montse nunca pensó que este negocio pudiera generar tanto empleo y se muestra encantada con el grupo humano con el que colabora. Actualmente, su equipo es de 9 personas pero colaboran con muchos autónomos en picos de trabajo, por lo que hace un par de años han tenido que alquilar una nave el doble de grande que la anterior en Leganés, donde tienen su estudio.
Al principio era un tipo de fotografía que no me atraía nada. Pensaba que sería solo fotografía de producto y que eso sería muy aburrido. No podía estar más equivocada. El eCommerce es sinónimo de actualidad y de cambio. Una de las cosas que más me gusta es la multitud de formatos que acoge este sector, fotografía, vídeo, 360… y todo lo que queda por llegar (Realidad Virtual, Realidad Aumentada, etc…). Además he encontrado un sector en el que valoro la gente que hay en él. Comparándolo con el mundo de la televisión y el cine, donde se respira un ambiente cerrado, reticente a compartir conocimientos, donde es difícil escalar… En el sector del comercio electrónico se nota que es un mundo nuevo, donde hay mucha cultura de la transparencia y se comparten contenidos. Además el tipo de fotografía y vídeo que hacemos me encanta: es una fotografía rápida, ágil, informativa y verídica. Soy una apasionada de mi sector y de mi trabajo.
En el estudio tenemos 5 cámaras (mínimo), todas Canon. Nos gustan las cámaras de 35mm, las Full Frame, aunque para eCommerce no es 100% necesario que sean Full Frame. Sí que nos gustan para poder ofrecer una muy buena calidad en nuestras fotos, sobre todo cuando se trata de fotografiar productos pequeños como joyería, porque en ese tipo de objetos no te puedes quedar corto en el sensor. En cuanto al equipo de iluminación, estamos bien armados con material Profoto. Cuesta más dinero al principio, cuando compras todo el equipo, pero creo que merece la pena. Es un equipo muy estable y que no da guerra.
Una vez un presupuesto ha sido aprobado, el proyecto sigue las siguientes etapas (lo divido como si fuese fotografía pero es un proceso muy parecido si se trata de vídeo también):
– Preproducción: definición del proyecto, tanto de los aspectos técnicos como de los aspectos estéticos que tiene que llevar el trabajo. En la mayoría de los casos vamos a recibir el producto en nuestro estudio, por lo que se recepciona, se categoriza y se preparara para ser fotografiado o grabado. Si es textil tiene que pasar por la zona de perchado y planchado previamente.
– Shooting. Se hacen las fotos según lo que se ha definido junto con el cliente.
– Revelado digital. Una vez fotografiado, el equipo de retoque coge el producto y hace una comprobación y ajuste de luz y color. Ponen el producto debajo de una luz blanca para poder ver su color real y, con sus pantallas calibradas, ajustan las fotografías (siempre existen desvíos que hay que corregir).
– Retoque. Una vez que han sido reveladas las fotografías, se procede a retocar las imágenes, según lo que se haya acordado con el cliente y se preparan para ser publicadas en la web.
– Entrega. Una vez están listas las imágenes, son entregadas al cliente para que dé su visto bueno.
Las fotografías para eCommerce tienen que tener unos pesos reducidos para no ralentizar los tiempos de carga en las web. Además, el archivo debe cumplir con una nomenclatura específica si queremos que los navegadores enseñen la fotografía sin problema. Por lo general se demanda alguna foto más que la principal, pues existe una ficha del producto donde se puede enseñar el producto para su compra; ese es el momento de enseñar todo lo que se pueda del producto. Asimismo, el comercio electrónico no se limita a la fotografía como puede ser en un catálogo. También existen otros formatos que ayudan al usuario a comprar, como pueden ser los vídeos o las fotografías de redes sociales… Creo que la fotografía de comercio electrónico es mucho más amplia, más actual, en su concepto.
El conocido adagio que establece la relación entre el valor de una imagen y el de un millar de palabras no siempre es cierto. Dependerá de la calidad de la imagen y de la calidad de las palabras. Pero, en comercio electrónico y en internet en general, lo visual es más inmediato que lo textual. Por eso, si quieres captar clientes por internet, una buena fotografía de tus productos y servicios siempre será mejor que un texto prolijo. El sector del eCommerce demanda empresas profesionales y apasionadas en su trabajo como Fotografía eCommerce para captar la atención incluso de los clientes más exigentes.