La fotografía de niños y bebés en particular, supone un reto añadido para el profesional por la extremada delicadeza, paciencia y cuidados necesarios para que los protagonistas de las sesiones se sientan tranquilos y confiados. Sin duda, está es una preciosa profesión que regala momentos imborrables y eternos a sus protagonistas.
Toni Miranda, tiene 42 años y desde hace 9, regenta su propio estudio de fotografía, ubicado en el centro de Alcoy. Nos cuenta que trabajó en un estudio de arquitectura durante muchos años, y con la crisis de la construcción, al igual que muchos otros profesionales, tuvo que reinventarse. Estudió fotografía en la Universidad Miguel Hernández de Elche y tras casi un año haciendo fotos de familia a domicilio, decidió abrir su propio estudio.
En la actualidad cuenta con un equipo de 3 personas y se ha especializado en fotografiar bebés, una ocupación en la que ser padre le ha ayudado a tener una mayor sensibilidad y conocimientos para trabajar con los más pequeños.
Siempre me han gustado los niños y he tenido cierto feeling con ellos; desde que nació mi primera hija mi sensibilidad aumentó. El sentir como padre hace que te pongas en la piel de las familias y valoras muchísimo más las pequeñas cosas y detalles, como son las miradas y los gestos. Sigo aprendiendo cada día y con cada sesión.
Ahora mismo utilizo cámara réflex para las sesiones de fotografía infantil, exactamente Canon 5D MarkIII, en cuanto a objetivos utilizo el 85mm f1,2 y 100mm f2,8. Es un tipo de cámara bastante rápida a la hora de enfocar ya que los cambios de posición de los peques hacen que estés continuamente moviéndote.
La fotografía de recién nacidos es muy delicada, además de tener una zona perfectamente acondicionada en cuanto a iluminación y temperatura, se necesitan amplios conocimientos sobre bebés. Tienes que saber como relajarlos y dormirlos para poder posicionarlos correctamente sin que exista peligro. Estas sesiones siempre las hago con mi compañera para tener el 100% de seguridad. Recomendamos hacer las sesiones dentro de los primeros 15 días de vida. Las sesiones pueden durar entre 2 y 3 horas, depende de cada bebé, de su horario de alimentación, de que estén más o menos nerviosos, etc.
Pienso que mi fotografía es muy espontánea, los niños que yo fotografío no dejan de ser niños. Tienen que sentirse bien, juegan, se ríen, lloran, saltan, corren, etc. Si miran a cámara bien y si no, no hay ningún problema. Hago mucha fotografía de moda infantil para diferentes marcas donde sigo con mi estilo y mi premisa de que los niños son niños. En todos los reportajes, hablo previamente con los peques e intento que no me vean como un bicho raro. Casi siempre acabamos jugando por los suelos.
La fotografía de niños debe respetar el hecho de que estamos trabajando con seres llenos de espontaneidad y ternura, que requieren de un trato y entorno muy especiales y cuidados, para realizar las fotos con la máxima comodidad para ellos. Este ambiente va a verse reflejado en unas fotos que con el pasar de los años, serán muy probablemente, un tesoro tanto para los padres como para sus pequeños protagonistas.