Daniel de García es un sevillano que tras estudiar la licenciatura de publicidad y dirección de arte se trasladó a Madrid para trabajar en multinacionales del sector publicitario como creativo. Posteriormente regresó a Sevilla donde empezó a compaginar su actividad en otras agencias de publicidad con la fotografía social.
Actualmente vive volcado al 100 % en este tipo de fotografía. Se considera de los afortunados que se dedican a lo que aman, y eso le llena de felicidad.
Una de las bases de su trabajo es pasar desapercibido y tener un trato muy íntimo con las personas que fotografía. Su área de especialización es la fotografía social, centrada sobre todo en la fotografía de bodas y de familias. Es la que actualmente más le llena y espera poder seguir con ella durante mucho tiempo.
Le llamo fotografía emocional a aquella fotografía NATURAL (en mayúsculas) que se centra en las emociones, mezclada con una fotografía documental o periodística. Tradicionalmente, la fotografía de bodas se ha basado en un tipo de fotografía con poses frías y estáticas. Por la influencia de la moda, publicidad y el arte, este tipo de fotografía ha evolucionado.
Particularmente creo que mi trabajo es muy natural natural: procuro, ante todo, que las personas que fotografío estén plenamente tranquilos, que confíen en mí. Me gusta que nos conozcamos, tanto que en ocasiones, pasamos más tiempo hablando que haciendo fotos porque adoro los climas distendidos y la fotografía dinámica. En una boda, por ejemplo no dirijo ni fuerzo momentos, tan sólo me encargo de crear un clima de confianza e ir recogiendo lo que va pasando de forma artística pero sin interrumpir ni alterar los momentos para poder conservar su magia.
He probado varias marcas y sistemas y hasta el momento el que más me convence es Nikon principalmente por su alta capacidad de enfoque. Como trato de captar los momentos, para mí es fundamental una cámara que sea rápida y precisa. Uso la d750 y una d700 sólo para retratos (adoro el matiz de color de su sensor). Estoy empezando a probar las Sony por un tema de portabilidad pero me sigue gustando mucho Nikon.
Busco captar la personalidad de cada componente de la familia, contar una historia que quede para el recuerdo, un trocito de vida. Por ejemplo, si tengo que hacer un reportaje exterior a una familia me gusta primero ir a la casa, hacer fotos del entorno, el movimiento, la vida del hogar, cómo se preparan, y luego seguir fuera la sesión, en la naturaleza, pero siempre realizando tareas cotidianas, jugando, como si yo no estuviera allí.
Le doy mucho valor a que esos niños cuando crezcan puedan ver esas fotos y recordar su infancia, su cuarto o cómo jugaban con sus padres. Vamos todo el día corriendo de un lado para otro y no nos damos cuenta de que el mayor de los tesoros es nuestro día a día, las cosas que hacemos, los pequeños momentos con nuestra familia. Por eso me gusta conservarlos y plasmarlos.
Mis cursos comienzan desde cero, no hay que tener conocimiento previo alguno de fotografía para realizarlos. Además, me gusta saber que cuando termino un curso todos los alumnos han alcanzado sus expectativas. Por ello creé el formato intensivo de dos días en el que, gracias a los grupos reducidos, puedo controlar el nivel de todos los alumnos, siendo consciente de lo que están aprendiendo o centrando mi atención en los que más lo necesiten.
Daniel de García apuesta por la naturalidad como la piedra angular de su estilo fotográfico. Huye de la impostura y de la superficialidad y busca representar la vida tal y como es para que se aprecie su valía y lo maravilloso de su día a día. En sus sesiones de fotografía familiar, Daniel captura la personalidad de los protagonistas y la muestra en imágenes que compondrán la memoria familiar, construyendo así un imaginario colectivo que la comunidad de afectos llamada familia, compartirá durante generaciones.