Manel Cruz, de 48 años, acumula más de 25 años de experiencia en el ámbito de la formación y el peritaje y actualmente es el Gerente del Gabinete Profesional de Peritos Judiciales. Una de sus motivaciones para el desempeño de su trabajo fue la heterogeneidad de los potenciales casos y la posibilidad de abordar situaciones diferentes que le permitieran un amplio desarrollo profesional e intelectual.
En el año 2006, un equipo de seis profesionales de diversas áreas técnicas fundó el Gabinete Profesional de Peritos Judiciales. Desde sus comienzos, el objetivo de esta empresa fue convertirse en una entidad de referencia en el campo del peritaje judicial, especializándose en el servicio para así poder prestarlo con la más alta calidad. Junto a los socios, la empresa está conformada por una extensa red de expertos debidamente titulados y con experiencia contrastada que, dependiendo del caso a tratar, están capacitados para colaborar entre ellos y facilitar la solución óptima.
Manel es licenciado en Filosofía y Letras (sección filología hispánica) y Fonética Forense, por lo que es lingüista forense. Posteriormente cursó diversos másters: en Criminalística, como Consejero en Ciencias Forenses, en Grafística, Grafopatología y Grafología Forense, Máster en Grafoanálisis Europeo, Especialidad de Grafopsicología Social y Formativa y Máster en Documentoscopia y Pericia Judicial de Patentes y Marcas. Todos estos Másters fueron otorgados por la Escola de Postgrau de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).
El perito, como profesional, al margen de su especialización técnica, debe tener un perfil adecuado a la trascendencia que tendrán las opiniones que suscriba.
Este perfil se desglosa en una serie de características necesarias que aportan credibilidad y seguridad a su actuación:
A priori, para desarrollar la actividad pericial, no es necesario estar colegiado. Pero, en determinados casos judiciales, puede ser obligatorio. Igualmente, cuando exista colegio profesional, pueden existir requerimientos adicionales:
El instrumento que actualmente se ha convertido en imprescindible para cualquier especialidad es, por delante de cualquier otro, un adecuado equipo informático. Hoy en día existen herramientas informáticas, incluyendo el software, que son específicas para cualquier campo y que permiten al perito optimizar el tiempo y diseñar dictámenes bien estructurados y presentados.
Lo primero que debe tener claro cualquier principiante es cómo funcionan las soluciones ofimáticas y aprovechar al máximo los recursos que ofrecen.
Evidentemente, no todas las actuaciones que realice el perito tienen por qué estar destinadas al ámbito judicial.
Partiendo de esta premisa, existen dos áreas diferenciadas, en función de su naturaleza, en las que el perito puede actuar:
Casos judiciales.
Están circunscritos a la intervención en procesos judiciales. Cuando están solicitados por una de las partes del proceso, se define como perito de parte. Cuando están designados por el juzgado o tribunal, se conocen como peritos judiciales.
En este último supuesto, a priori, se nombran mediante un proceso de insaculación (del latín: in y sacculum, en bolsa, se denomina así al procedimiento de elegir al perito mediante sorteo o de manera ciega). El perito privado puede intervenir en cualquiera de los órdenes jurisdiccionales: civil, penal, contencioso-administrativo, social y militar (muy raramente).
Los campos de actuación en este tipo de casos pueden ser:
Casos extrajudiciales.
Son aquellas solicitudes privadas, realizadas por una persona física o jurídica, que tienen un origen externo a una orden jurisdiccional. Dicho de otro modo, es la contratación de un servicio profesional cuyo resultado no está orientado, a priori, a su intervención en un proceso judicial.
Los informes periciales en este área de actuación pueden ser muy diversos:
En el caso concreto del informe caligráfico, hay que tener en cuentas diversas cuestiones en función de las peculiaridades que presente el objeto del dictamen. De manera global, lo principal es que el perito pueda tener acceso al documento original para su análisis.
El peritaje caligráfico se centra, básicamente, en el análisis de la escritura y firmas para determinar su autoría, es decir, que el autor de las mismas sea la persona a la que se atribuye.
El peritaje grafológico tiene como punto de partida la concreción de los rasgos específicos de la personalidad del autor de un texto o una firma y permite obtener un perfil de referencia que refleje los aspectos fundamentales de esa personalidad.
Aunque no es frecuente, en determinadas circunstancias puede ser necesaria la combinación de ambas metodologías de estudio. En España existe un caso mediático muy conocido, el de la psicóloga Anna Permanyer, donde se utilizaron ambas disciplinas de manera combinada para el esclarecimiento de parte de los hechos, concretamente la validez del contrato de arras.
Manel Cruz, Gerente del Gabinete Profesional de Peritos Judiciales, tiene ya más de un cuarto de siglo de experiencia profesional en la elaboración de informes periciales en madrid. Otros socios, miembros y colaboradores de su empresa también acumulan una dilatada trayectoria en sus diversas áreas de conocimiento. Esto permite al Gabinete Profesional de Peritos Judiciales afrontar con garantías cualquier encargo y seguir manteniendo a lo largo de los años su sólido prestigio como empresa de referencia en el sector.