Verónica Ruiz Jiménez, instructora de Pilates en Valencia, donde nació hace 40 años, en su trayectoria ha pasado de atleta a intérprete de cuerpo-mente. Es gimnasta, técnico deportivo, licenciada en Psicología e instructora de Pilates; cada experiencia y conocimiento aprendido durante estas etapas se refleja en su forma de trabajar. Verónica cree firmemente en el entrenamiento conjunto cuerpo-mente para conseguir que los clientes liberen su máximo potencial.
Comenzó su formación en Pilates cuando mantenía su trabajo de despacho. Poco a poco apostó por una profesión que realmente le apasionaba y con la que coordinaba tanto su currículo deportivo como académico. Es propietaria de Pilates Ambassador Studio. Dirige su propio centro de Pilates donde semanalmente atiende a sus clientes. Combina este trabajo de estar en el centro con el de desplazarse y viajar a otros estudios (otras ciudades y países) para impartir talleres de formación y clases a profesores de Pilates.
El estudio lleva en marcha cerca de 3 años, los clientes son fieles y comprometidos con su práctica semanal, algo de lo que Verónica se siente muy orgullosa, ya que esa es la base para fomentar la salud y generar hábitos saludables en el estilo de vida. Sin duda ese fue su propósito cuando decidió emprender con esta profesión y este proyecto (Pilates Ambassador): crear un espacio saludable donde la práctica de Pilates sea la correcta (pilates clásico), con la metodología, conocimiento y aparatos adecuados (reformer, wunda chair, Cadillac, High chair, Barrels, Spine corrector, pedipole…) que proporcionen al usuario los verdaderos beneficios de la práctica de Pilates: Fuerza, Flexibilidad y Control; disfrutando así de ese bienestar tan deseado que resume en la sencillez de estar bien y sentirse fuerte para afrontar las situaciones de la vida cotidiana.
El coste promedio en nuestra ciudad de una clase privada de Pilates es de 45€ La sesión suele tener una duración de 55 minutos, y el entrenamiento atiende a las necesidades y características de cada individuo. Pilates es un Método, con un sistema de ejercicios, con un propósito marcado donde los ejercicios no se desarrollan al azar.
No existe un “Pilates suelo” y un “Pilates máquinas”; esas son expresiones creadas para el business, para abarcar más volumen de clientes y aumentar la rentabilidad de los centros sacrificando el propósito del Método Pilates y por lo tanto sus beneficios, esta no es mi forma de trabajar.
Mis clases son privadas o de dúo. El cliente pasa por las fases de aprendizaje, conocimiento, descubrimiento, autosuficiencia y responsabilidad de su entrenamiento. Mis clientes son autosuficientes para así, con el tiempo, pasar a trabajar en grupos reducidos donde cada uno sigue con su trabajo individual.
Podría resumirlo en: tienes que practicar Pilates para saberlo. Lo más importante para beneficiarse de la práctica de Pilates, como sucede con cualquier otra disciplina, es la constancia y voluntad que ponga el cliente.
Como me gusta decir, Pilates es una potente herramienta para la salud, por lo que depende de cómo uses la herramienta, cómo comuniques Pilates, los beneficios aparecerán y se manifestarán y podrás notarlos o bien no lo harán.
A rasgos generales, las personas que practicamos Pilates y nos ejercitamos de forma correcta conseguimos mantener una musculatura equilibrada, además de uniformemente desarrollada con los componentes de fuerza y flexibilidad adecuados para que sea funcional.
La postura corporal es la correcta, por lo que al practicar Pilates con regularidad ya dejas de sentir tensiones generadas por la falta de alineación y por la descompensación de todo el sistema músculo esquelético.
Los rangos de movimiento articular se hacen más amplios, lo que te proporciona agilidad y ligereza a la hora mover o desarrollar cualquier otra actividad. En el ámbito de procesos mentales se genera aprendizaje y toma de consciencia del funcionamiento del cuerpo y organismo.
Aumentamos la capacidad de planificación gestión y toma de decisiones, no te haces hippie y de repente ves todo de color de rosa, simplemente te sientes capaz y con más recursos para afrontar las situaciones de la vida.
Como profesional, considero un error pensar que con solo la práctica de ejercicio podemos lograr un bienestar físico completo. Hay que cuidar también la alimentación, los hábitos de sueño y descanso ¡y los pensamientos!
En mi paradigma no me centro en la enfermedad, me enfoco en fomentar la salud. Mi consejo es “no esperes a tener una dolencia para practicar Pilates”. Siempre es mejor, como dice la sabiduría popular, prevenir que curar, y en vez de atender a la patología cuando aparece, es mejor prevenir su aparición.
Una mujer embarazada sigue siendo una mujer con unas características determinadas en un proceso cambiante físico, hormonal y emocional. Siempre y cuando no haya ninguna prescripción médica que por riesgo le impida hacer ejercicio, una mujer embarazada puede practicar Pilates.
