Eva Portillo Calabuig, malagueña de 29 años, es psicóloga y sexóloga y trabaja en su ciudad natal, además de online. Lleva ejerciendo como psicóloga 6 años. Aunque trabaja en solitario, cuenta con contactos profesionales de otras disciplinas a los que recurrir si se presenta un caso en terapia que tenga necesidad de trabajar otras áreas además de la psicológica (fisioterapeutas, médicos, nutricionistas…). Lleva trabajando como freelance un año y medio. Al principio, se dedicaba a colaborar con asociaciones y a llevar a cabo proyectos sociales más que consulta privada, pero hoy en día es justo al revés.
El área de especialización de Eva es la terapia de pareja y la terapia sexual, esto es, la terapia enfocada a la mejora de la sexualidad. Por lo tanto, recibe muchos casos de personas con malestar en su sexualidad y problemas relacionados con el área sentimental (no sólo parejas, sino también rupturas, celos, etc.).
También recibe casos de psicoterapia individual en adultos. Eva ha querido ser psicóloga desde siempre. Sin embargo, fue en la carrera cuando descubrió la sexología y las bases de la terapia de pareja, lo que le llevó a decantarse por especializarse en esas áreas. Le encanta su trabajo y el contacto con las personas es una de las principales gratificaciones que obtiene en su día a día. No sólo con los clientes, sino también con la red que ha creado en plataformas como facebook o instagram. Aprende muchísimo de las personas con las que interactúa, dentro y fuera del despacho.
A menudo las parejas se deciden a pedir ayuda cuando su relación ya está muy desgastada. Sin embargo, al igual que recomendaría para aquellas personas que quieran acudir a terapia individual, es mejor pedir ayuda cuando se empieza a sentir malestar o se detectan pequeñas molestias.
Al igual que vamos al médico cuando tenemos alguna molestia leve, ¿por qué no hacerlo cuando nos sentimos molestos emocionalmente o en nuestra relación?
En mi caso no ofrezco terapia familiar como tal, pero, en muchos casos de terapia de pareja, se trabajan aspectos relacionados con la gestión del hogar, así como asuntos muy relacionados con los hijos si los hubiera o el malestar relacionado con los comportamientos y relaciones con otros familiares.
Como es lógico, cada caso es diferente y cada persona y pareja llevan su propio ritmo de avance en la terapia. Sin embargo, si existe una buena conexión terapeuta-cliente y se va haciendo un buen trabajo entre ambos sesión a sesión, los pequeños avances pueden verse desde el principio.
Cuando acudimos a una terapia individual, lo hacemos para trabajar nuestro propio malestar y la gestión de emociones y situaciones, aunque la demanda tenga que ver con algún tema sentimental. Este trabajo que realizamos a nivel individual repercute sobre la relación de pareja, por supuesto.
Pero la terapia de pareja se hace necesaria cuando el malestar es inherente a la misma, cuando ambos miembros necesitan trabajar en su relación.