Un concepto más próximo de abogado penalista

Un concepto más próximo de abogado penalista

El barcelonés de 46 años David Sans Acuña trabajó en una entidad bancaria tras licenciarse en Derecho, pero comprendió que aquel trabajo no le posibilitaría sentirse realizado. Decidió dedicarse al Derecho Penal porque en él es posible prosperar sin una gran infraestructura (muchos buenos penalistas apenas cuentan con un colaborador y ejercen en solitario) y porque es la rama del derecho que le resulta más interesante.Además, la repercusión social de los penalistas es mayor que la de cualesquiera otros abogados de otras ramas del Derecho. David Sans Acuña trabaja en un despacho compartido con otros cinco compañeros y una compañera. En este despacho, cada abogado atiende a sus propios clientes pero se comparten los gastos entre los letrados.Este tipo de organización es muy frecuente en el sector de la abogacía ya que permite rentabilidades al dividir los costes generales y sinergias positivas tanto para los clientes como para los profesionales. David se dedica de manera exclusiva al Derecho Penal, al igual que la mayoría de compañeros con los que comparte despacho.

David, ¿cuáles son los valores con los que trabajas en tu despacho? ¿Cuál es tu filosofía de trabajo?

Trabajo siempre desde el más escrupuloso respeto a los principios de confianza abogado-cliente, secreto profesional y búsqueda de la excelencia en la prestación de los servicios jurídicos que me sean encomendados. Al mismo tiempo, soy muy crítico con la práctica -en mi opinión demasiado extendida de ir a buscar acuerdos con la parte contraria para evitar la celebración de un juicio. Si el cliente tiene dudas o está convencido de su inocencia, soy partidario siempre de luchar hasta el final y de celebrar los juicios. Todos los juicios se pueden perder, pero también ganar.

¿Qué parte de tu equipo de trabajo es esencial? ¿Hay algún elemento que nunca debería faltar?

A un abogado no le puede faltar nunca un despacho en el que recibir y atender a sus clientes. También es necesario un buen equipo informático y una impresora, ambos serán indispensables junto con una base de datos para consulta de jurisprudencia, y (al menos para mi, aunque sé que no todo el mundo lo comparte) una buena biblioteca con libros de doctrina científica sobre la materia de mi especialización que en determinados casos puede ayudar a optar entre una respuesta u otra cuando existe jurisprudencia contradictoria sobre una misma cuestión.

¿Cómo crees que un buen abogado de derecho penal debe resolver un problema legal? ¿Cuál es la manera correcta de proceder en cada caso, de acuerdo a tu experiencia?

El esquema suele ser siempre el mismo:

  1. Mantener una primera reunión con el cliente (sea en mi despacho o en prisión, si es que está preso).

  2. Obtener copia del expediente que está en el Juzgado, y estudiarlo a fondo.

  3. Tras ello, mantener otra entrevista con el cliente para informarle de qué posibilidades ofrece el caso. Y, a partir de aquí, ponerse manos a la obra.

Dicho lo anterior, el asunto será distinto según la fase procesal en la que el abogado vaya a ser contratado: no es lo mismo si a uno lo contratan cuando una persona acaba de ser detenida por la Policía, y que tras pasar la noche en los calabozos, al día siguiente va a pasar a disposición judicial con riesgo de que se adopten medidas cautelares en su contra, señaladamente, la adopción de una medida de prisión provisional sin fianza; que si a uno le encargan el asunto cuando alguien recibe una citación para ir a declarar como investigado ante un Juzgado en una fecha próxima; que si hay que preparar un juicio para dentro de pocos días; o incluso si de lo que se trata es de preparar un recurso contra una sentencia condenatoria tras la celebración de un juicio cuya defensa estaba a cargo de otro compañero. Por lo tanto, según la fase en que nos contraten, las prioridades serán unas u otras y habrá que centrar uno sus energías más en unos aspectos que en otros.

En apretada síntesis, se trata de reunirse y hablar con el cliente, manteniéndolo informado en todo momento del estado del proceso (algo muy demandado por los clientes y lamentablemente poco respetado por muchos abogados), estudiar bien el caso, preparar bien los juicios, hacer buenos escritos, empaparse bien de la jurisprudencia aplicable al caso y, al final, aplicar aquellos principios generales del Derecho que uno ya tiene interiorizados. Suelo recomendar estar siempre leyendo Derecho y estudiando libros en los ratos libres o durante los fines de semana. Todo ello podrá sernos de enorme utilidad para poder encontrar soluciones cuando al Abogado se le presenten casos complejos y de no fácil solución.

La confianza es fundamental en la relación abogado-cliente, ¿cómo afianzas esa confianza con tus clientes? ¿Cómo es la relación que te gusta tener con cada cliente?

A mi siempre me ha funcionado muy bien irles a los clientes con la verdad por delante. Nunca decir a alguien que un asunto está perdido de antemano y que se vaya preparando para ingresar en prisión (hay clientes que vienen de un anterior abogado quien ya desde el primer día les dijo que nadie podría evitarles terminar en prisión. Me cuesta mucho asumir que alguien que se dice abogado tire la toalla desde el minuto 1, y que no dé a un cliente, por lo menos, un rayo de esperanza). Como mucho, ante un caso complejo, puedo decirle a un cliente que la posibilidad de tener que ingresar en prisión es real, es una posibilidad más, aunque hay otras posibilidades de -si el juicio no se puede ganar- luchar por penas inferiores que permitan eludir el ingreso en prisión. Como tampoco digo nunca que un asunto se va a ganar al 100% porque si lamentablemente no sale bien, la decepción y las quejas sobre el abogado van a ser inevitables y quizás hasta merecidas. En casos así, prefiero informar al cliente de que el caso tiene buena defensa, pero aún así, los partidos hay que jugarlos y nada se gana sin bajar del autocar. Además de todo ello, los clientes siempre agradecen -según he dicho anteriormente- ser informados en todo momento de la marcha del proceso, que si llaman al abogado éste les atienda o, si no ha podido, les devuelva la llamada o les conteste al whatsapp a la mayor brevedad posible, así como ser recibidos en el despacho siempre que lo soliciten.Por último, no está de más irle enviando al cliente copia de los escritos que el Abogado vaya redactando y presentando ante el Juzgado (para que sea consciente de que se está trabajando en su asunto), y de las principales resoluciones que el Juzgado vaya dictando y que le puedan afectar de modo más o menos directo.Para concluir, añadiré que la relación que me gusta mantener con los clientes es de respeto mutuo, y confianza, para que el cliente se abra y le explique todo a su abogado (aunque muy a menudo también a nosotros nos mienten), hacerle entender que nunca le va a perjudicar y está ahí sólo para ayudarle. Incluso en los casos más graves y complejos, quizás cuando la sociedad ya le ha condenado de antemano, hacerle ver que el único que está de su lado y cree en su inocencia es su abogado. A veces incluso (aunque yo intento evitarlo), la relación de complicidad entre un abogado y su cliente puede derivar en una cierta amistad.No quiero terminar sin agradecerles su sincero interés y desear que las respuestas a sus preguntas puedan ayudar a arrojar luz a la sufrida profesión del abogado penalista, muy a menudo incomprendida por la gente, y quizás, a despertar vocaciones en algunos de los lectores. Sin otro particular, reciban un cordial saludo.

Comunicación fluida entre abogado y cliente para afrontar causas penales

El abogado penalista barcelonés David Sans Acuña afronta su ejercicio como penalista desde la sólida convicción de que toda causa penal merece la pena ser combatida con las armas que las leyes facilitan. Además, como marca distintiva de su forma de ejercer esta necesaria (aunque a veces incomprendida) profesión, David apuesta por una profusa comunicación con el cliente que refuerce la dinámica de confianza necesaria entre el abogado y su defendido.

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