El nombre profesional de Mago Samu es el que Samuel, un zaragozano de 38 años, escogió para transitar y vivir el mundo de la magia. Ya desde pequeño realizaba sus juegos de magia y al ver la emoción cada vez más intensa de su público inicial (amigos y familiares), decidió adentrarse más y más en esta actividad que considera maravillosa. A Mago Samu le motiva añadir algo de magia a la vida de los demás. Desde el día en el que un mago se acercó a él y a sus primos en un parque de Zaragoza y les mostró unos juegos fantásticos con monedas, Samuel quiso saber más.
En 1999 se apuntó a cursos de magia y globoflexia y un año después asistió al mismo curso de nuevo. Fue entonces cuando comprendió que la magia ya formaba parte de él. Le encantaba ver la ilusión que creaba a la gente a través de los juegos que había aprendido.
Su primera actuación en público fue en la fiesta de navidad de su instituto en el año 2000. Al siguiente año, el mago Luján fue su maestro y le dió la gran oportunidad de actuar junto a él.
El Mago Samu comenzó a ser demandado para actuar y se lanzó a conquistar el mundo de la magia. En 2004 se unió a la Asociación Mágica Aragonesa (AMA), donde le acogieron con los brazos abiertos. Desde entonces y hasta hoy, sigue aprendiendo cosas nuevas, creando ilusión a la gente y demostrando que los sueños pueden hacerse realidad. Su especialidad es la magia cómica y de salón. Donde más cómodo se siente es en actuaciones con público infantil y/o para todos los públicos.
Lo que me apasiona de este arte, es que nunca se pierde la ilusión, siempre se aprende algo nuevo. Y lo que más me gusta es ver la cara del público cuando se queda anonadado y fascinado por las cosas increíbles que pueden realizarse con la magia.
Es necesario que en el escenario haya una buena iluminación, ya que una buena iluminación hace que el entorno tenga una buena visibilidad. Un buen sonido hará que los espectadores me puedan oír correctamente a mí y a los ayudantes que salgan a participar. Asimismo, es necesario un buen fondo para que quede muy vistoso y durante la actuación quede muy bien presentado, y si el público realiza alguna foto, les quede un gran recuerdo.
Para que un espectáculo sea perfecto, se necesita mucha preparación de antemano. Preparar muy bien los juegos que se van a realizar, elegirlos y adaptarlos a los espectadores que vayan a estar en la actuación, elegir bromas, chistes… ya que dependiendo del público, pueden gustar más unos que otros. Es muy importante salir a actuar con ganas de pasar un buen rato, involucrar al público y que participen y ayuden a realizar la magia. Y lo que no puede faltar nunca, es una gran sonrisa y muchas ganas de ilusionar a la gente. Esto hace que la gente se sienta dentro del espectáculo y pasen un rato inolvidable.
Mi primer gran maestro, a quien nunca olvidaré, es el Mago Luján. Gracias a él, llegué a cumplir mi sueño de llegar a ser mago y poder ofrecer mi magia al mundo. Sin él, nunca habría llegado tan lejos, aprendí muchos juegos, muchos conocimientos y conseguí una gran experiencia que me sigue sirviendo en la actualidad. Posteriormente, he ido aprendiendo de muchos magos. Siempre se aprenden cosas nuevas, se ven distintas formas de trabajar, diferentes estilos de magia…
Todas estas enseñanzas, me han ido influenciando en mi forma de actuar, entender la magia y mi manera de interactuar con el público.
La buena magia nos reconcilia con nuestro niño interior, con esa capacidad de asombro que los años intentan erosionar. Por eso, un buen mago nos hace sentir que nos asomamos a una realidad distinta y nos ayuda a ser un poco más inocentes, más curiosos, todo ello ofreciéndonos un paréntesis de nuestra rutina. No es necesario ser niño para disfrutar la magia, solo es necesario tener ganas de divertirse y asumir que el profesional de la magia sabe jugar con nuestra mente, encontrando maneras de asombrarnos y hacer que durante su actuación, volvamos a ser capaces de disfrutar el lado mágico de la vida.