Gustavo ha nacido en Madrid hace 45 años, ciudad en la que creció y en la que vive. Se considera un informático con alma de artista o un artista encerrado en la mente de un informático. En su proyecto Mostaza Music tiene como socio a su hermano Ricardo. Ambos son ingenieros de Telecomunicaciones e iniciaron este proyecto hace más de 3 años: un sello discográfico pese al descenso de ventas, la piratería, la crisis, el streaming…
Junto a Gustavo y Ricardo caminan muchos compañeros y amigos, la mayor parte de ellos, músicos que han participado de una manera o de otra en los proyectos del sello. Gustavo se ha ocupado de la parte tecnológica y de marketing (merchandising, gestión de RRSS, retransmisiones en streaming por Youtube, campañas de promoción, producción…). En cambio, Ricardo, que es músico profesional y tiene formación en el ámbito del Derecho de la Propiedad Intelectual se encarga de todas las tareas relacionadas con asuntos de la producción musical, temas contractuales o administrativos, asuntos financieros del sello, gestión de relaciones institucionales, etc. Además, su experiencia de varios años en la Federación Antipiratería aporta, sin duda, un conocimiento muy valioso a la hora de defender y proteger los derechos de los artistas del sello Mostaza Music.
Ambos hermanos siempre han estado estrechamente vinculados al mundo de la Música. De padre pianista, tuvieron una escuela y tienda de Música en Madrid, e incluso una empresa de espectáculos teatrales musicales. Quisieron emprender una idea de negocio juntos y crear un nuevo concepto de sello discográfico, que aglutinara los principios clásicos de los sellos de toda la vida pero con un enfoque moderno, casi holístico, abierto a los nuevos cambios en las formas de hacer (y vender) Música y, sobre todo, dando un papel protagónico al artista frente a la industria, de modo que el sello sea un aliado del músico y un defensor de sus derechos. Y también de sus beneficios, hasta el punto de que en los estatutos de Mostaza Music está el incrementar siempre los márgenes de beneficio de los artistas (reduciendo los del sello) en una época donde sus beneficios se ven muy mermados por el descenso de las ventas de disco físico, el poco dinero que se les paga en los conciertos y por supuesto el pequeñísimo rédito que les queda cuando venden su música en las plataformas de streaming.
Sobre todo, la idea de ser un sello que representa al artista y participa de su creación, de manera que el músico nos vea como alguien que va de la mano con él, que invierte, trabaja y sufre con él, frente a la imagen tradicional de los grandes sellos clásicos que representan más bien a la industria y que siempre han mirado por el beneficio a costa de explotar a los artistas.
El sello está formado por un equipo humano muy pequeño. Mi hermano y yo somos los socios fundadores y también los elementos que más tiempo dedican a trabajar en el sello. En ese sentido, los dos somos imprescindibles, pero por encima de eso, el sello no existiría si no estuviéramos rodeados de un buen número de músicos (y artistas en general) de enorme calidad humana y talento artístico que se han sumado al proyecto y que forman con nosotros una pequeña familia, casi siempre muy bien avenida.
Enormemente. Pero aquí hay una doble lectura. Es indudable que la irrupción de plataformas de streaming como Spotify, Apple, Amazon, Youtube, etc. obligó a todos los agentes que intervenimos en esta industria a movernos y adaptarnos a un nuevo paradigma. Los ingresos que derivan de esas plataformas son muy pequeños, y eso fue un efecto negativo, pero, por otro lado, hay lecturas positivas: la piratería ha caído, porque a los consumidores de música ya no les importa tanto pagar pequeñas tarifas mensuales por tener toda la música en sus dispositivos, o escucharla gratis con algo de publicidad.
Otra lectura positiva es que ahora es un mundo mucho más abierto, en el que cualquier músico tiene acceso a herramientas para dar a conocer su música, o promocionarse a través de sus redes sociales, o participar de iniciativas que antes no eran accesibles al común de los mortales.
Una creación artística se puede hacer viral sin la participación de ningún sello, empresa o representante. Y eso antes no era una opción. Obviamente la competencia es mucha y el éxito siempre (o casi siempre) debe estar refrendado por el esfuerzo, el trabajo y el talento.
Como en muchos otros ámbitos de nuestra vida, hoy en día las revoluciones tecnológicas parecen sobrevenirnos con mayor celeridad que en épocas pasadas. No hace tanto que las redes sociales irrumpían con fuerza en escena, cuando hoy en día ya empezamos a ver cómo la Inteligencia Artificial, la robótica o la nanotecnología van a empezar a afectar, si no lo están haciendo ya, a nuestras vidas.
Lo que quiero decir con esto es que indudablemente el mundo de las Artes, y dentro de él, de la Música también se verá afectado y tendrá que saber adaptarse a estos cambios y, sobre todo, aprovecharse de ellos. No podemos aferrarnos a las formas clásicas de hacer las cosas porque si lo hacemos, estamos abocados al fracaso.
Así, surgirán todo tipo de apps que ayudarán a los usuarios a seleccionar los sitios donde ver música en directo, nuevas redes sociales que interconectarán a todos los agentes de la escena musical (músicos, fans, productores, sellos, locales, festivales, eventos, medios de comunicación, etc), habrá nuevos formatos de concierto (el otro día estuve en un concierto secreto en una barbería, hasta el día antes no nos decían dónde sería y hasta el concierto no sabíamos a quién íbamos a ver), la irrupción de la tecnología BlockChain sin duda jugará un papel importantísimo en el mundo de los derechos de autor y el pago y la gestión de los royalties.
Seguirá siendo un mundo muy competitivo, pero cada vez más abierto y con más herramientas al alcance de todos. No me atrevo a predecir qué pasará exactamente en la Industria Musical en 10 años, pero lo que sí sé con seguridad es que va a ser emocionante y en Mostaza Music estamos deseando ser partícipes de ello.
Como decía Nietzsche, y es el lema principal de Mostaza Music, «Without Music, Life would be a mistake».
Mostaza Music, el sello discográfico que es la realización del sueño de los hermanos Gustavo y Ricardo, busca mezclar las mejores ventajas de un sello discográfico clásico y las mejores ventajas que pueden proporcionar las nuevas tecnologías. En un entorno desafiante y con permanentes cambios, Mostaza Music se erige como un refugio para músicos que quieren probar un nuevo sistema que les permita prosperar de manera más justa y donde su creatividad y talento se vean retribuidos como merecen.