Mercedes es una zaragozana de 52 años que vive en su ciudad natal. Por su parte, Patricia, la otra propietaria y profesora de esta escuela de costura y patronaje, también es nacida y residente en Zaragoza y tiene 40 años. Mercedes junto con Patricia, fundó Alfiler de Gancho en el 2008, justo cuando finalizó su último contrato de trabajo por cuenta ajena como patronista.
Merche descubrió que tenía habilidad para transmitir sus conocimientos y decidió usar esa capacidad didáctica en la que es su especialidad. Ella y Patricia son las dos profesoras de la escuela de costura y patronaje Alfiler de Gancho. Ambas son patronistas profesionales y comparten las tareas de elaboración de patrones para pequeñas empresas y particulares.
Mercedes (Merche) estudió Artes aplicadas, diseño, patronaje y confección de prendas de vestir y complementos. Se dedica a ello desde que tiene 13 años, por una mezcla de vocación y herencia, ya que es la tercera generación de costureras. Aunque empezó con la costura, desde que estudió patronaje no ha podido “desengancharse” jamás. Considera que ella pudo adquirir los conocimientos técnicos que les faltaban a su madre y a su abuela, aunque también afirma que, en lo que se refiere a costura, “no les llega ni a la suela de los zapatos”.
Un curso de costura es una experiencia ideal para regalar: es un regalo precioso que personalizamos desde el primer momento, empezando por la tarjeta regalo, pasando por los contenidos del curso y finalmente con la flexibilidad de horarios y el trato individual con el alumno. Las personas que vienen con el curso «regalado» casi siempre repiten y se quedan para siempre con nosotras.
Lo que nos caracteriza es que, por nuestra amplia experiencia académica y profesional, somos profesoras altamente resolutivas, capaces de llevar al éxito cualquier proyecto de costura.
Por ese mismo motivo, sabemos dónde encontrar las mejores herramientas, recursos y los mejores materiales, que, por supuesto, recomendamos a nuestras alumnas y alumnos.
La herramienta principal y necesaria para nosotras es la máquina de coser, ya que nos gusta «que nos cunda» y confeccionar la mayor cantidad de cosas en el menor tiempo posible.
La principal ventaja es la de poder fabricar cosas con tus propias manos, cosas que te vas a poner y que te van a diferenciar del resto.
Es muy satisfactorio y gratificante llevar y regalar cosas que has hecho con tus propias manos.
Estas prendas se van a confeccionar en un ambiente agradable de grupo, con personas con los mismos intereses, y con más o menos habilidades que mejoran con la práctica.
Por no hablar de la «costura-terapia»: en nuestro estudio hemos compartido de todo,depresiones, enfermedades, crisis… pero también hemos presenciado el nacimiento de nuevas amistades, y otros momentos muy felices.
En nuestro estudio lo enfocamos como enriquecimiento personal, no como oficio, para esto están las carreras profesionales y los institutos de formación profesional.
Nuestras alumnas vienen una media de dos horas por semana. Para dedicarse profesionalmente a la costura hay que dedicarle muchas horas más y muchos años.
Aunque sabemos que algunas de nuestras alumnas más habilidosas confeccionan artesanía textil, por lo que es posible que en un futuro sea un medio de vida para ellas.
Cosiendo el tiempo en un espacio agradable
Los cursos de costura y patronaje de la escuela Alfiler de Gancho están diseñados para que los alumnos y alumnas disfruten de esta actividad compartiéndola con quienes tienen sus mismos intereses. Ese tiempo y esa actividad compartida son relajantes y hasta terapéuticas, llegando a facilitar que se “cosan” relaciones amistosas y de complicidad entre quienes participan de los cursos. Además, estos son una introducción ideal para quienes se planteen algún tipo de desempeño profesional en el mundo de la costura y el patronaje.