Una colección de momentos hechos imágenes

Publicado el 11 noviembre 2019 por Marta Sánchez
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Roberto Amorós es un fotógrafo madrileño en su treintena. Trabajaba en un estudio de comunicación y cuando terminaba su jornada laboral, la fotografía le permitía evadirse de los endiablados ritmos de trabajo que exige el sector de la comunicación y la publicidad. De un modo natural, poco a poco le fueron saliendo encargos fotográficos. Esto hizo que de manera paulatina cambiara el estudio de comunicación por la cámara fotográfica.

Al haber sido creativo y diseñador gráfico en estudios y agencias de publicidad durante años, adquirió los conocimientos necesarios para conocer el lenguaje visual y aplicarlo en lo que hoy y siempre ha sido su forma de vida, la fotografía. Desde 2015, Roberto es docente en Madphoto Escuela de Fotografía y conferenciante habitual sobre fotografía social en Nikon School, Centro Universitario de Artes TAI, CES Escuela Superior de Imagen y Sonido… etc.

Al ser padre, Roberto fue plenamente consciente del valor de una imágen. Amorós Fotografía nace en 2011 con la intención de ofrecer imágenes para el recuerdo, imágenes que más tienen que ver con lo emocional que con lo meramente estético. Trabaja en solitario salvo que las características del encargo le hagan requerir un ayudante o fotógrafo adicional. Está especializado en la fotografía de boda y familias. Busca representar a las familias y los niños como eje vital, empleando la especial manera en la que observa lo cotidiano para convertirlo en excepcional desde la perspectiva de un padre que adora a su familia y un fotógrafo que ama su trabajo.

Roberto, ¿cómo ves al mundo a través de tu cámara? ¿Qué es lo que más te gusta de lo que ves con las fotos que realizas?

La manera personal de entender lo que te rodea es lo que debería constar en el trabajo de un fotógrafo, su sello personal, su forma de vivir y sentir.

En mi caso, veo y siento muy parecido con o sin cámara, aunque reconozco que con ella las experiencias se hacen más intensas. Me siento muy afortunado de ganarme la vida fotografiando, en su mayoría, momentos de felicidad.

¿Qué equipos prefieres utilizar para las sesiones fotográficas que realizas y por qué?

Actualmente trabajo con equipo Sony A7III con lentes fijas. Aporta el nivel de calidad que necesito en mis imágenes. Nunca me importó demasiado el equipo, es más importante saber usarlo, porque, como dice un buen amigo “la mejor sartén no hace la mejor tortilla”.

En cuanto a la fotografía de bodas, ¿cómo es la interacción con tus clientes antes, durante y después de las sesiones de fotos?

Cuando se está buscando un fotógrafo de boda, pocas parejas caen en una cuestión muy importante, y es que van a estar con él/ella durante uno de los días más importantes de sus vidas, y continuarán en contacto con él/ella durante al menos dos meses pasada la boda. Que su trabajo y estilo fotográfico les guste es importante, pero que la PERSONA que hay detrás de ese trabajo sea de su agrado es clave para cumplir todas las expectativas e ilusiones puestas en el reportaje.

No concibo este negocio como una compra/venta de algo material, si no de algo emocional, de ilusiones, de intangibles imposibles de cuantificar. Por eso me parece imprescindible conocer a las parejas, mirarnos a los ojos, y si hay «enganche»… el resto está hecho, antes, durante y después de la boda.

 

Según tu experiencia, ¿cuáles son los elementos más importantes de una buena fotografía de bodas?

Quizás, arrastrados por la vorágine creativa del sector de la fotografía de bodas y en el afán de conseguir «fotos espectáculo», encuadres y luces imposibles en lugares asombrosos, se nos olvida que la esencia de una pareja puede residir en un gesto o una simple mirada.

Cada vez estoy más convencido de que hay que mirar más hondo en las personas para conseguir «SU foto espectáculo» esa que les dé un pellizquito que perdure y se haga cada vez más agradable con el paso del tiempo. Mi objetivo en cada boda es conseguir al menos una foto que cumpla esta misión.

Fotografía que atraviesa el tiempo

Roberto Amorós nos explica que al fotografiar a personas que están viviendo uno de los momentos más especiales de su vida, siempre busca una foto que capte esa intimidad especial entre los protagonistas. Son esas las fotografías que se convierten en intemporales, atravesando los años como una flecha y quedándose en la retina de quienes las contemplan y de sus protagonistas. Esas son las fotos que Roberto logra, como los diamantes que se extraen de una mina tras una ardua labor que solo el ojo experto y el profesional talentoso puede llevar a cabo.

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