Psicólogos Sabadell es terapeuta humanista, gestáltico y psicodramatista, de 47 años, nacido en Río Cuarto, Córdoba, Argentina. Estudió Psicología y Arte Dramático en la ciudad de La Plata, capital de Buenos Aires, y al graduarse realizó las prácticas en España, en Granada y Barcelona. Empezó su formación como Psicólogo en un centro de adicciones.
Esa experiencia le permitió entrar a trabajar en una prestigiosa clínica psiquiátrica especializada en trastornos de personalidad, psicosis y patologías duales, durante un período largo en su carrera profesional. Su paso por esta clínica fue fundamental para su formación, ya que, lo ayudó a nutrirse de excelentes profesionales.
El motivo que lo impulsó a construir su rol como psicólogo de terapias de pareja y familiar, fue su lucha por entender su dificultad. En su infancia y adolescencia, tenía dificultades para la lectura y el lenguaje escrito, el no saber qué le ocurría lo llevó a tener muchos fracasos como estudiante, hasta que se dio cuenta de que tenía Dislexia.
A partir de aquí, empezó su camino por superarla, aceptarla y convivir con ella. Esta vivencia le permitió ir desarrollando la empatía con los distintos problemas humanos, sus formas de pensar, sentir y dirigir el afecto o relacionarse. Roberto E. Pérez tiene su propia consulta desde hace 5 años, y la terapia de pareja es una constante desde el inicio de su formación, convirtiéndose en una de sus especialidades.
Algunos problemas se dan cuando se traslada a la pareja la responsabilidad de lo que la persona no es capaz de hacer por sí misma. Tener la idea que la pareja es la que tiene que cambiar. Caer en la convicción de que se encuentran en esa situación conflictiva porque la provocó su pareja, como si el vínculo de la discusión lo construyera uno solo y el otro integrante no tuviera nada que ver.
La terapia de pareja estimula la reflexión de la persona con respecto a su pareja, situar la idea de que el vínculo lo construyen los dos integrantes. Debe entender que la pareja es su complemento, y no caer en el pensar que su pareja le pertenece o que él le pertenece a su pareja, como si fuera una relación de amo y esclavo, limitando las libertades personales.
También sirve de mucha ayuda para que la persona pueda analizar qué es lo más conveniente para desarrollar un poco la relación, basándose en lo que él crea que necesita y no con lo que la pareja desea. Cuando uno consigue estar en armonía con uno mismo, puede crear espacio para compartir con el otro.
El mejor momento para solicitar una cita es cuando empiezan a nacer los reproches, discusiones, y límites impuestos por la pareja. El disgusto por compartir algo juntos, el inconformismo que se vive día a día por esta relación, sin tener un sentido verdadero que lo une con la persona que se encuentra compartiendo la relación.
Las terapias no deberían ser prolongadas. El encuadre inicial son seis sesiones: en las dos primeras sesiones se plantea el motivo de la consulta. Las dos siguientes sesiones son individuales con cada uno de ellos, y las dos últimas se analiza si algo ha cambiado. En ese momento deben tomar una decisión, si están dispuestos a ceder este espacio para que cada uno sea quien es.
El método para llegar a esta reflexión es gestáltico, dentro de este hay diferentes técnicas como por ejemplo: la inversión de roles o rol play. La técnica a aplicar va en función de cómo se presenta la pareja, pero en líneas generales es una visión humanista, donde el individuo se coloca como responsable de sus propias acciones.