Simplificando, podríamos hablar de dos fases principales, que deben seguirse a cabalidad, sistemáticamente. Por ello es tan importante contar un abogado experimentado:
La instrucción y el juicio oral, aunque este no siempre acontece, pues en muchas ocasiones la causa penal termina archivándose después de la instrucción, bien porque el juez considera que los hechos denunciados no son constitutivos de infracción penal o bien porque estos no pueden imputarse a una persona conocida, entre otros supuestos.
Además, cada fase tiene varios trámites procesales, y entre la instrucción y el juicio está la presentación por las partes intervinientes de los escritos de acusación y de defensa, conforme a los cuales se desarrollará el juicio.
En todo caso, la sentencia que se dicte puede ser recurrida en apelación ante la Audiencia Provincial o ante el Tribunal Superior de Justicia de cada Comunidad Autónoma, o en casación ante el Tribunal Supremo, dependiendo del tipo de delito enjuiciado.