El gaditano Eduardo Riol Hernández estudió la carrera de Psicología en la Universidad de Granada y echó raíces en la capital nazarí, de la que sigue enamorado hoy día y donde vive con su familia. En su escaso tiempo libre, escribe un blog de Psicología de Familia. Tras completar la licenciatura en la UGR, obtuvo un Máster Oficial Universitario en Psicología de la Intervención Social (UGR), y un título de Experto Universitario en Mediación Familiar (Univ. Camilo José Cela). Durante cinco años ha sido tutor externo de prácticas del Practicum de Intervención con Menores en Situación de Desprotección coordinado por el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UGR, miembro fundador y psicólogo voluntario de las Asociaciones Prodeni Granada (Pro-Derechos del Niño y la Niña) y "ABIDO", Asociación para la Atención a Menores con Sobredotación Intelectual y Talentos. Eduardo ha pertenecido al Turno de Intervención Psicológica en Adopción Internacional, del Colegio de Psicólogos de Andalucía Oriental durante siete años. En 1993, el año de la crisis tras la Exposición Universal de Sevilla de 1992, Eduardo abrió su primer gabinete en colaboración con dos colegas. Desde entonces, su trayectoria como psicólogo se ha centrado sobre todo en la atención a familias, con especial interés en la infancia y la adolescencia; pero abordando también otros aspectos de las relaciones humanas, como la convivencia en pareja.
Actualmente, Eduardo trabaja en solitario. Considera necesaria y deseable la especialización, pero se considera un psicólogo "todo terreno", después de una trayectoria de casi treinta años en el ejercicio de la profesión. Eso sí, los casos que no está suficientemente preparado para atender, los deriva a otras/os colegas, y los que requieren respuesta multidisciplinar los lleva en coordinación con otras/os profesionales.
Las áreas de intervención que abarca Eduardo son amplias, incluyendo los ámbitos social, educativo y de la salud, en el entendido de que es un psicólogo generalista con ganas de seguir aprendiendo cada día, sin ponerse fronteras a priori. Su apuesta es ayudar a impulsar la figura del psicólogo de familia como profesional generalista y con predominio de enfoque preventivo, comparable al papel que desempeñan los médicos de familia en la atención primaria. Hasta ahora, indica que los resultados han sido satisfactorios: las personas que ha atendido le siguen recomendado a conocidos y parientes.Los motivos más frecuentes de consulta en su gabinete son las alteraciones emocionales, los problemas de aprendizaje y de convivencia. En el caso de Eduardo, la elección de la profesión de psicólogo parte de una marcada vocación asistencial y de un interés primordial en comprender la naturaleza humana. Inicialmente, empezó a estudiar Filosofía. Hubo varios factores que le llevaron a cambiar de carrera: la toma de contacto en la facultad con las materias relacionadas con la Psicología; el sabio consejo de un profesor, y la visión en el cine de una película australiana -basada en una historia real- que le removió las entrañas: "Annie´s coming out", sobre una trabajadora social que logró enseñar a comunicarse a una niña con parálisis cerebral erróneamente diagnosticada con retraso mental profundo. Eduardo sintió que tenía que dedicarse a ayudar a personas como Annie, y que la psicología aplicada era un instrumento privilegiado para alcanzar esa meta.
¿Cuál es la metodología de la terapia cognitiva conductual que realizáis?
Mi referencia es el uso de una metodología basada en la evidencia, en el método científico contrastado; pero ahí cabe desde la aplicación de una técnica de desensibilización sistemática para la superación de las fobias -por ejemplo- hasta el uso de la hipnosis como técnica de autocontrol emocional y/o del control de impulsos.
También utilizo el conocido "mindfulness", la terapia racional emotiva de Ellis actualizada, y últimamente algunas de las aportaciones de la llamada terapia de aceptación y compromiso. Me identifico también con el enfoque sistémico, al centrarme en la intervención en el contexto familiar, siempre que esté indicado y sea posible. Lo cierto es que trato de ser ecléctico dentro de los límites de la coherencia, tarea nada fácil, pero no imposible.
¿Cuánto tiempo puede durar un tratamiento de psicoterapia, de qué depende?
Lo habitual es que una intervención dure entre tres y seis meses aproximadamente; aunque hay consultas muy puntuales que pueden resolverse en una o dos visitas, y otras que pueden llevar más tiempo. Todo va a depender de la naturaleza del problema, el grado de deterioro con el que llega la persona, y su implicación en el trabajo que llevemos a cabo.
Un tic nervioso como la onicofagia puede llevar pocas semanas en resolverse, pero si va a aparejado a otros desajustes llevará unos meses. Si el cliente trata de seguir los consejos desde un principio y con regularidad, y su entorno colabora, siempre se avanzará más deprisa.
¿Cuál es el precio medio de una sesión de terapia psicológica?¿Cómo se define este precio?
Depende de la duración de la visita y del momento de la intervención: la primera sesión, de toma de contacto, de alrededor de 15-30 minutos no la cobro si es telefónica o por vídeo-consulta. Después, la sesión habitual, sea online o presencial, de en torno a una hora de duración, vale 45 euros.
Las visitas a domicilio cuestan, en el área metropolitana de Granada, 60 euros. Si estamos en una fase de seguimiento online después de superado el problema, las sesiones son más cortas y cuestan 30 euros. Las visitas a domicilio las realizo a clientes del área metropolitana en: Granada, Huétor Vega, La Zubia, Cájar, Gójar, Ogíjares, Armilla, Cúllar Vega, Las Gabias, Churriana de la Vega, Otura, Dílar, Padul, Dúrcal, Santa Fe, Albolote, Maracena, Atarfe, Vegas del Genil, Peligros; recibo en mi gabinete a clientes sin límite geográfico, aparte de las sesiones online.