El psicólogo madrileño de 55 años Juan de Haro Requena es especialista en psicología clínica y terapeuta de pareja. Indica que se pagó su carrera trabajando para la revista de su padre y que tras 28 años ejerciendo como psicólogo esta le parece la profesión más bonita del mundo al permitir que la gente se quiera más, se mire con más ternura, sea mejor. Empezó su trayectoria al lograr una plaza por oposición como psicólogo en el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón, en los Servicios Sociales, pero tras 12 años se sintió estancado, dejó su plaza fija y creó su empresa CISAF (Centro de Intervención Social en Apoyo a la Familia y Centro de Imagen, Sonido y Arte Fotográfico). Compaginaba las dos actividades de psicólogo y fotógrafo para poder vivir. Ahora la fotografía es solo un hobby para Juan, quien cree en el trabajo en equipo para ser mejor psicólogo. Su segunda vocación profesional es la formación, dando siempre oportunidades a jóvenes profesionales. Es profesor en el Máster de Terapia Familiar de la Universidad Complutense, y da clases en el máster habilitante de psicología de la Universidad Francisco de Vitoria. Además, su empresa tiene convenios de formación con otras universidades como la Autónoma, Comillas, Villanueva… En plena crisis económica (año 2012) creó con sus alumnos una asociación de psicólogos para realizar terapia a personas con escasos recursos económicos porque a sus alumnos les pedían experiencia para trabajar, pero nadie les contrataba por esa misma falta de experiencia. Juan explica que han pasado por CISAF más de 300 psicólogos que han tenido su primera oportunidad en la asociación, lo que ha sido para Juan un profundo aprendizaje y le ha dado una visión muy amplia de lo que realmente necesita aprender un psicólogo para abrirse paso. Afirma que los mejores psicólogos no son los que han sacado mejores notas, sino los que han tenido experiencias de sufrimiento que les han construido como personas. Considera que han desarrollado uno de los mejores planes de “prácticum” en psicología tanto para alumnos de grado como de máster. Indica que la pandemia ha generado más demanda de terapias psicológicas y que estas generalicen el uso de nuevas tecnologías y terapias online. Actualmente, Juan atiende al 80% de su consulta online. Esto aumenta la competencia, lo que lleva a que la especialización sea necesaria. En su empresa se han especializado en el abordaje terapéutico de la infidelidad, desarrollando un protocolo eficaz para ayudar a la gente a superar la herida de la infidelidad.
Abordan en su gabinete cualquier tipo de problemática a nivel psicoterapéutico. Cada uno de los psicólogos está especializados en una rama de la psicoterapia. Juan se especializa en la Terapia de Pareja, y dentro de la Terapia de Pareja y la infidelidad. La idea es doble: ayudar a recuperar la relación después de una infidelidad y dejarla mejor que como estaba antes de la infidelidad. También atiende individualmente a personas que no saben qué hacer después de una infidelidad. Nunca les dice si deben seguir o dejarlo, solo ilumina el camino para que los pacientes den los pasos de forma segura respetando el ritmo que cada paciente necesita. Es un trabajo complejo que le apasiona. Insiste en que la gente debe saber que las personas que acuden al psicólogo son gente normal, que trabaja y vive con toda normalidad. Las repercusiones que las rupturas de pareja tienen en los hijos de esa pareja es lo que ha llevado a Juan a trabajar en el ámbito que más separaciones genera: las infidelidades. La clave de su trabajo es abrazar tanto al infiel como al que sufre la infidelidad. Afirma que él no es nadie para juzgar el comportamiento de las personas. Les acompaña para que hagan un trabajo de perdón y reparación que les empodere mutuamente. A Juan me ayuda a hacer mejor su trabajo el aceptar que de antemano no lo sabe todo, que cada día aprende algo nuevo de sus pacientes, dejándose sorprender, impactar y comprometiéndose con lo que sucede.
¿Qué servicios incluye la terapia de parejas? ¿Cómo se decribiria la típica consulta que atienden?
Bueno, entendemos la terapia de parejas como un espacio al que acuden los dos. En realidad, la gente lo que quiere es hablar de su problema en la relación. Por ello hay terapias de pareja individuales, realizadas con cada uno de los miembros, y terapias de pareja que se dan a la vez con ambos miembros de la pareja.
Las primeras se producen cuando uno de los miembros de la pareja quiere tener libertad para aclararse, mirar en qué ha fallado sin que el otro me interfiera. No es solo porque no sabe si seguir o no, quiere tener espacio suficiente para cambiar por sí mismo con la ayuda de un profesional. En las segundas, las que se dan con los miembros de la pareja en conjunto, las personas quieren afrontar conjuntamente el problema, pero, como digo, tienden a pensar que es el otro el responsable del problema de relación. No nos importa la gravedad del problema, el desgaste o deterioro de la relación, basta con que quieras trabajar la pequeña parte que tú aportas al problema.
Según vuestra experiencia profesional ¿Cuál es la clave del éxito de una terapia de pareja?
Cuando la gente decide venir a terapia, ya están en esa relación como si fuera un edificio a punto de declararse en ruina. La clave del éxito no está en analizar la lista de agravios, lo que ha faltado, los fallos, las heridas, y que se acuda a la terapia con el psicólogo a remover las heridas.
Lo que se hace con un edificio en ruinas es apuntalar primero lo que hay de salvable. Empezamos a generar cohesión, apoyo, caricias emocionales. Es un trabajo motivacional. Nuestro éxito está en que hacemos trabajar a los dos. Yo soy muy claro con las parejas, les digo que aquí se viene a trabajar, que no hacemos milagros, y si no hay disposición a trabajar preferimos suspender las sesiones hasta que se quiera trabajar. Acudir a terapia no es lo mismo que hacer terapia. Es un trabajo maravilloso que genera mucho bien a la pareja y a los hijos, amigos y más familiares. Creo que llevar 26 años casado me ha ayudado a ser muy realista, práctico y comprensivo en la terapia de pareja. ¡Gracias, Maryam, me haces ser mejor!