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María del Mar nació en el año 1973, en el seno de una familia que le dio ejemplo en valores, como el trabajo y el esfuerzo. Desde niña, además de soñar con ser abogada, siempre le gustó escribir y también soñaba con que algún día publicaría un libro. Ambos sueños se materializaron: el primero en 2003, cuando se colegió como abogada tras unos 6 años de haber terminado la carrera y, el segundo, en 2013. Además de ser abogada autónoma, comparte con otro socio una empresa dedicada a la gestión jurídico-inmobiliaria. Como abogada autónoma cuenta con una pequeña red de colaboradores para aquellas áreas jurídicas que no domina o que no son de su especialidad. Como abogada independiente "nació" en 2011. Anteriormente, tuvo trabajos por cuenta ajena, siempre relacionados directamente con el Derecho, en la mayoría, sin necesidad de tener que "pelear" en Tribunales. Sin embargo, sus circunstancias laborales cambiaron en el peor momento, por lo que no tuvo otra opción que intentar salir adelante con escasos recursos económicos, pero con los valores que sus padres le inculcaron y con un objetivo claro: ejercer la Abogacía en Tribunales. Explica María del Mar que en los últimos años, los únicos cambios que se han producido son los tecnológicos, que no son pocos, sobre todo, para una persona de generación analógica, como es su caso. Su área de especialización más importante es la del Derecho Civil, un ámbito tan extenso y variado que le encanta. Le gusta seguir aprendiendo según ejerce su profesión. También lleva algunos asuntos de Derecho Penal, en parte, relacionados con familia y, otra parte, de delitos económicos. Sus clientes le comentan que buscan en un abogado empatía, cercanía, resolución, accesibilidad y dedicación. Le han llegado a decir que si no ganaban el pleito daba igual, porque estaban encantados por dichas cualidades. María del Mar es abogada por vocación, aunque para salir de su zona de confort, la vida tuvo que darle un empujoncito. Las razones que le motivan al cumplimiento de su trabajo día a día, además de la vocación, es la responsabilidad de tener vidas en sus manos. Sí, vidas de niños, ancianos, adultos que se enfrentan a un problema legal, en muchas ocasiones, muy complejo y que depositan su confianza en ella para que les ayude a resolverlo. Se considera afortunada por poder ganarse la vida gracias a su vocación.