Laura, de 32 años, nació en Madrid, donde reside, ahora, concretamente, en las afueras, buscando un poco de tranquilidad y mejores condiciones de vida en relación a los alquileres y al espacio vital. Algo que en la pandemia ha agradecido y que ahora con el teletrabajo le hace sentir más cómoda y libre. Laura comenzó en el año 2012 montando su primer proyecto con una compañera de estudios. Se trataba de un gabinete de psicología centrado en la infancia que se encontraba en la plaza de Callao en Madrid. Con el paso de los años, Laura ha ido transformando su forma de trabajo en una experiencia más digital y descentralizada. En la actualidad mantiene consultas presenciales en una colaboración con un grupo de compañeras y lo compagina con su propio proyecto online. Laura cree que ambos proyectos son complementarios y gratificantes y que también es necesario no encontrarse sola en el mundo laboral. En relación a su proyecto personal, que ha surgido en el último año y medio, los cambios han sido lentos y han ido acompañados de las circunstancias sociales y sanitarias en la que nos hemos visto envueltos. La transición a lo online era un deseo personal de Laura que se ha visto impulsado con la pandemia.
Como psicóloga, Laura está especializada en la atención a la infancia, pareja y adultos. Cree que la supraespecialización a veces hace perder puntos de vista importantes. Para Laura, poder ver a una persona de una manera holística e integradora es algo vital. En el proyecto online, hay una parte muy destacada dedicada a la mujer que podría catalogarse como una psicología con perspectiva de género, algo para lo que, además de tener dicha perspectiva, también es necesario poder comprender su desarrollo, estado actual, vínculos... y para ello es imprescindible la psicología, infantil, de pareja, de adultos… A Laura le encanta trabajar con mujeres, se siente cómoda y le fascina poder acompañar y aliviar malestares. Afirma que últimamente se demandan mucho consultas relacionadas con síntomas de ansiedad, problemas de alimentación, desgaste emocional, problemas familiares, exigencia y autocrítica... A Laura le generaba demasiada curiosidad intentar comprender parte del pensamiento y de la mente del ser humano: el porqué somos como somos (luego vio que no era tan sencillo ni tajante). Cree que ese fue el único motivo inicial para elegir la psicología como profesión, nunca tuvo en un inicio sentimientos altruistas de querer ayudar ni cosas del estilo, que sí se repetían en muchas compañeras de facultad. Explica que una vez ejerciendo descubres otras motivaciones y te interesan determinadas áreas. A día de hoy, su razón principal para continuar y cumplir con su trabajo diariamente es su compromiso con sus pacientes. Con cada uno de ellos inicia un proceso y no puede dejarles de lado. Es su obligación y la cumple con gusto.
¿Qué recomendaciones le darías a una persona que busca a un profesional de la psicología? ¿Cómo ha sido vuestra trayectoria en este campo?
Seriedad, compromiso y facilidad son sensaciones que creo que una persona debe sentir cuando inicia una consulta psicológica. La gente ya viene con un determinado nivel de sufrimiento como para no sentir al menos esa tranquilidad. Las referencias, por supuesto, son importantes, el famoso boca a boca ayuda.
Y lo más importante es que, desde una primera consulta, te sientas a gusto, y se genere cierto vínculo de confianza. Esa confianza y feeling son muy necesarios para el buen desarrollo de una terapia. El profesional debe esforzarse por hacer sentir eso a sus pacientes y después debe ser competitivo en el mercado sin perder la profesionalidad. Generar contenidos interesantes, ser visible y accesible, etc.
Según vuestra experiencia profesional: ¿Cuáles son los tipos de trastornos más frecuentes que tienen su origen en el estrés de la vida moderna?
La vida de hoy en día nos coloca en situaciones estresantes y demandantes que, al mantenerse en una cronicidad, nos pueden generar ansiedad en cualquiera de las formas en las que se presenta, ya sea. ataques de pánico, cualquier tipo de fobia, comer emocional, síntomas de ansiedad que impidan sentir y disfrutar del día a día.
Por otro lado, también es muy frecuente encontrarnos con una sobreexigencia y autocrítica patológica en la búsqueda de la perfección personal o la vida perfecta que atenta directamente y de manera negativa en la valía personal. La falta de autocuidado también suele ser algo muy habitual, no solemos descansar lo necesario, comemos para salir del paso y el deporte es algo que no suele instaurarse en la exigencia de las rutinas del día a día. El devenir de los acontecimientos nos coloca en posiciones donde nos perdemos de vista como seres humanos con necesidades. Y, por supuesto, en relación a la pandemia, la falta de contacto social y el miedo a la enfermedad están afectando de manera directa a nuestra salud mental.