Marta González vive en Madrid, su ciudad natal, y es psicóloga sanitaria especializada en los trastornos del neurodesarrollo, y madre de dos niños. Desde el momento en que tuvo que decidir a qué se quería dedicar, supo que quería ser psicóloga. Se graduó en la Universidad Autónoma de Madrid y continuó sus estudios con el Máster en Psicología Clínica Infantojuvenil, el Máster en Educación Secundaria, el Máster de Psicología General Sanitaria y el Máster en Neuropsicología. Marta ha estado varios años trabajando en otros centros y gabinetes ayudando a personas con trastornos en el desarrollo (TEA, TDAH, dislexia, TEL, discapacidad intelectual) y, a finales del 2019, decidió empezar su andadura en solitario. A medida que fue creciendo la demanda de terapia, Marta fue incorporando a más profesionales al equipo y, actualmente, PsicoEvolutivo lo componen 4 psicólogas y neuropsicológas. Tanto Marta como su equipo están especializadas en los trastornos del neurodesarrollo, que son el Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH), dificultades de aprendizaje (dislexia, discalculia), trastornos del lenguaje y de la comunicación, retraso madurativo y discapacidad intelectual en general. Están exclusivamente especializados en estos trastornos porque suele haber comorbilidad entre ellos, es decir, una persona con TDAH suele tener también dificultades en la lectoescritura. O una persona con TEA puede tener discapacidad intelectual asociada o síntomas de TDAH. Y es necesario conocer en profundidad cada uno de estos trastornos, para hacer un programa adaptado a las necesidades de cada persona.
Asimismo, Marta nos explica que estos trastornos suelen llevar asociados síntomas emocionales (ansiedad, depresión, etc.), que también trabajan de forma paralela. Se desplazan al entorno natural de la persona (a domicilio o en colegios), porque todos nos comportamos con menos naturalidad en un sitio desconocido y a ellas lo que les interesa es ver los problemas que hay en el día a día de las familias. Marta nos indica que cada vez hay mayor conciencia de estos trastornos en la sociedad, la gente conoce mejor los síntomas (lo cual es fundamental para una detección precoz) y la demanda de terapias especializadas ha aumentado enormemente. En cada sesión, dedican un tiempo siempre a hablar con las familias, para saber qué tal ha ido la semana, resolver dudas, comentar lo que se ha trabajado en sesión, dar pautas, etc. y eso les da mucha tranquilidad. Su terapia se dirige tanto a niños y adolescentes, como a adultos. Marta nos cuenta que antes no se conocían tanto estos trastornos y se diagnosticaban muy pocas veces, con lo cual hay muchos adultos que sospechan que pueden tener TEA, TDAH o dislexia, pero nadie les ha resuelto sus dudas, y también hay otros adultos mal diagnosticados. En su centro tienen otros proyectos en marcha como la escuela de familias o psicología familiar, donde facilitan un espacio para poder aprender sobre la crianza de los hijos o trabajar de manera individual el estrés que conllevan muchas veces las dificultades de sus hijos. A Marta desde siempre le ha encantado cuidar y ayudar a las personas (su madre le cuenta siempre que desde la escuela infantil ya se dedicaba a poner los zapatos a los otros niños). De forma totalmente casual, Marta comenzó en 1º de Psicología un voluntariado con personas con TEA y le gustó tanto que decidió especializarse en este ámbito. Le encanta la neuropsicología y conocer cómo funciona el cerebro humano, y le motiva día a día ver cómo las personas se van superando a sí mismas y van mejorando su calidad de vida, una vez que les facilitan las herramientas que necesitan. Todavía se sigue sorprendiendo al ver cómo se reducen los problemas de comportamiento en niños con dificultades para comunicarse y entender el lenguaje, cuando se sienten comprendidos y le va dando instrumentos para expresar sus necesidades.
¿En qué se diferencia la psicología y la psiquiatría?
La psicología tiene muchas ramas (hay psicología forense, deportiva, educativa, etc.), pero, en concreto, en la clínica nos dedicamos a entender el comportamiento de las personas a nivel de pensamientos, emociones y conducta, y hacemos terapia con base en esa información.
El psiquiatra también tiene este papel, pero su tratamiento es más a nivel neurobiológico (aunque algunos también hacen terapia). Al ser médicos especialistas en psiquiatría, pueden recetar fármacos, mientras que los psicólogos no, pero conocemos los psicofármacos y sus efectos en el comportamiento.