Francisco, granadino de 25 años, ha vivido en Madrid y actualmente reside en Málaga. Su empresa es un bufete jurídico unipersonal que presta, bajo la marca Vega & Moreno, servicios de abogacía especializados en propiedad intelectual, propiedad industrial, e-commerce (comercio electrónico) y protección de datos. Previamente, Francisco había trabajado en otros despachos en Madrid. El primero fue un despacho boutique especializado en el sector del gambling (juegos y apuestas), donde Francisco se centró especialmente en derechos de autor y en protección de datos, así como en las regulaciones sectoriales vitivinícolas y del juego. El segundo despacho era una firma internacional, donde trabajó durante un año en el departamento de propiedad intelectual y propiedad industrial. Aprovechando esa experiencia, Francisco decidió comenzar el ejercicio de la abogacía por su cuenta en la ciudad de Málaga a finales de 2019, considerando, entre otras cuestiones, la intensa actividad empresarial que existe en la mencionada ciudad y la existencia de pocas firmas que ofrecieran servicios especializados en materia de propiedad intelectual e industrial, e-commerce o protección de datos.
En la actualidad, el bufete continúa siendo un despacho unipersonal, si bien cuenta con diferentes colaboradores que prestan a los clientes del despacho servicios relacionados. Por ejemplo, marketing y diseño web, fiscalidad y contabilidad o constitución de sociedades. El área de especialización de Francisco es la propiedad intelectual, la propiedad industrial, el e-commerce y la protección de datos. Ahora bien, Francisco explica que, cuando se trabajan esas áreas, es imprescindible ser especialista también en ramas jurídicas que están indisolublemente ligadas, como son la competencia desleal o los derechos de imagen. Explica que lo más estimulante, dentro de las mencionadas áreas de práctica, probablemente sean los conflictos, ya lleguen a sede judicial o no, puesto que constituyen un mayor desafío desde el punto de vista intelectual. Afirma Francisco que los servicios que más a menudo solicitan los clientes están más vinculados a la gestión registral de los diferentes derechos de propiedad industrial (patentes, marcas, diseños industriales, etc.) y a la redacción de textos legales de páginas web (políticas de protección de datos, políticas de cookies, avisos legales o términos y condiciones, entre otros). El primer motivo y el más importante de los que llevaron a Francisco a elegir este empleo fue, indudablemente, la pasión por el Derecho. El segundo fue la expectativa (cumplida) de que la abogacía constituiría un trabajo con mucha exigencia intelectual. Su inclinación por la propiedad intelectual e industrial y las áreas de práctica relacionadas con ellas se debe a lo específicas, atractivas y exigentes que resultan las mencionadas ramas de especialización frente a otras que pueden resultar más áridas o rutinarias. Su principal razón para el cumplimiento puntual de los deberes asumidos para con los clientes es el compromiso y la empatía con las necesidades del cliente, que acude a un despacho de abogados para depositar su confianza en un profesional que le ayude a encauzar de una forma jurídicamente correcta sus negocios o a poner solución a sus conflictos con terceros.
¿Cómo se determinan los honorarios de un abogado?
Depende de cada despacho de abogados, que tendrá adoptados sus propios criterios para determinar sus precios. Suele haber 2 formas básicas de presentar los honorarios. Una, estableciendo un precio por hora, que es sin duda el sistema más justo para el abogado, pero puede suponer cierta incertidumbre para los clientes, que normalmente prefieren mayor concreción.
La segunda forma consiste en establecer un precio fijo en función de cuál sea el servicio solicitado. Ahora bien, cada asunto presenta una dificultad y unas características diferentes, de manera que los honorarios que proponga el abogado, normalmente, serán objeto de variaciones dependiendo de esos parámetros.
¿Es necesaria la especialización de los abogados?
Desde mi punto de vista, tanto un abogado especializado que se dedica a un tipo determinado de asuntos como un abogado generalista que acepta casos con independencia de su naturaleza, pueden ser excelentes profesionales que guíen a sus clientes de la manera adecuada para proteger sus intereses.
No obstante, sí considero que determinadas cuestiones, que son objeto de una regulación muy específica, extensa y compleja, deberían ser preferentemente atendidas por un abogado que ya esté familiarizado tanto con la regulación como con la práctica de ese sector. Estas ramas del Derecho podrían ser, a modo de ejemplo, el Derecho penal, el Derecho vitivinícola, la protección de datos o la propiedad intelectual e industrial.
¿Cuales son las funciones de un abogado?
De forma simplificada, podría decirse que un abogado puede trabajar en dos vertientes: la litigiosa y la no litigiosa. Cuando hablamos de la vertiente litigiosa, nos referimos a la representación y defensa de los clientes en procedimientos judiciales y todas aquellas actuaciones que rodean a los procedimientos judiciales. Por ejemplo, el estudio de la viabilidad de las pretensiones de los clientes, el intercambio de burofaxes previos a la interposición de una demanda o las negociaciones con la parte contraria. No obstante, un abogado suele también ocuparse de cuestiones con trascendencia jurídica que no implican directamente un procedimiento judicial. Nos referimos a esa vertiente no litigiosa, por ejemplo, cuando hablamos de la redacción de documentos contractuales o del asesoramiento en torno a los riesgos jurídicos que presentan determinadas prácticas u operaciones. En este tipo de asuntos, será siempre recomendable dejarse asesorar por un abogado especialista en la cuestión de que se trate, pues, de lo contrario, será muy fácil incurrir en incumplimientos legales o no conseguir aquello que se deseaba.