Fernando Hernández Anaya, nació hace 36 años en Cartagena y ha trabajado en distintos despachos de abogados dentro de España como fuera, en Portugal (Lisboa), hasta que en el 2012, y tras más de 5 años trabajando para otros despachos, decidió volver a su ciudad natal (Cartagena) y abrir su propio despacho Anaya Abogados. Se considera una persona optimista y positiva, no cree en la suerte sino el esfuerzo y la dedicación de las personas, le gusta la montaña y el mar por igual, y el derecho es su vocación. Anaya Abogados es un despacho joven y multidisciplinar que nació en el año 2012, de la mano de su socio fundador Fernando Hernández Anaya, empezando Fernando en solitario en un espacio de menos de 15 metros cuadrados, con la incertidumbre constante de si saldría hacia adelante y si podría ganarse la vida como abogado (que no es fácil).sobre todo los primeros meses en donde “te cuestionas todo”; si “seré capaz de sacar el despacho adelante” tendré o no tendré ingresos suficientes” y “¿clientes? …etc. No obstante, el “boca a boca” y hacer las cosas bien genera clientes, confianza y trabajo. Y así empezó a ganarse la confianza de estos y a que su nombre y despacho comenzara a funcionar, lo que supuso que al año siguiente ampliara personal con su actual socio, David Blanco García, quien empezó como becario y es ahora socio, y prácticamente familia, además de un pilar esencial en el despacho, el cual ha pasado finalmente a estar compuesto por 4 personas. Durante todo ese tiempo, trabajan como colaboradores y asesores de corredurías de seguros y bancos, particulares, y pequeñas y medianas empresas. Explica Fernando que todos los años se producen cambios en el despacho porque la profesión de abogado está asociada necesariamente al contexto social de cada momento y a las preocupaciones y problemas que en ese momento la sociedad demanda, lo que hace que se reciclen y adapten constantemente.
Están especializados en casi todas las áreas del derecho, ya que son varios profesionales los encargados de la diferente práctica jurídica (laboral, civil, mercantil, penal, matrimonial, bancario y financiero, como también propiedad intelectual industrial).Fernando en concreto está especializado en derecho mercantil, bancario y financiero, penal económico y propiedad intelectual e industrial. Actualmente, indica que los clientes están demandando mucho el tema tan sonado y de moda como son “cláusulas abusivas bancarias”. Es decir, las famosas “cláusulas suelo”; “cláusulas de gastos hipotecarios”; y ahora y más reciente la “cláusula del IRPH”. Estos últimos años, sobre todo desde el 2011 y el 2012, hubo una tendencia de “atreverse” a ir contra los bancos por la mala praxis profesional que ejercían sobre sus clientes/prestatarios, imponiéndoles cláusulas abusivas y totalmente desequilibradas entre ambas partes (profesional y consumidor), de forma que fueron muchos abogados e incluso jueces quienes presentaron cuestiones prejudiciales al tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) para que éste resolviera sobre los derechos e intereses de los particulares (consumidores) en préstamos hipotecarios donde se incluían este tipo de cláusulas, haciendo así que la sentencia que se dictara (como ha ido pasando) tuviera repercusión en nuestro más alto tribunal (Tribunal Supremo) para que se fijara así un criterio que no permitirá a los bancos seguir aplicando dichas cláusulas, a la vez que obligaba a estos a devolver todas las cantidades cobradas de más en su día a los consumidores que durante años las sufrieron, y dictando la nulidad de dichas cláusulas como si nunca hubieran existido.
El padre de Fernando era abogado, por lo que desde pequeño le enseñó y le hizo ver el derecho como forma de vida, entenderlo y comprender que no son matemáticas, que es algo que cambia y que se amolda a medida que la sociedad evoluciona, por eso le gusta tanto, además de ser vocacional, pues le apasiona el derecho, y “sigue creyendo en la justicia, en el derecho”. Considera que es un pilar esencial en la sociedad, que recoge nuestros derechos y libertades, la línea que delimita lo justo de lo injusto o lo correcto de lo incorrecto. Para Fernando, sin el derecho todo sería caos.