Ana C.
hace 2 años
Recogimos a Trufa, una perra pastora, en unas condiciones penosas, enferma crónica, abandonada, maltratada y muy miedosa. Tenía 3 años. Un caso de difícil adopción, así que nos la
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quedamos. A los 15 días de su acogida, una vez recuperada de su operación y otros problemas físicos, descubrimos que Trufa tenía una energía altísima, estaba salvaje y hacernos con ella, sobre todo en el paseo, resultaba imposible. Toda la familia empezó a resentirse de la llegada de Trufa. Tensión en casa, tensión en los paseos, nos acosaba, saltaba para jugar cada vez que te acercabas y era un suplicio pararla, te arañaba, te golpeaba...cualquier actividad con ella acavaba siendo una lucha. Decidimos ponernos en manos de Francisco, necesitábamos aprender a manejar y canalizar la energía de nuestra perra sin sentir un enfado y frustración constantes.
Francisco supo enseguida cuales eran las fortalezas y debilidades que había en nuestra relación con ella. Nos aportó seguridad a través de consejos prácticos, algo de etiología canina y muuucha paciencia y profesionalidad. Se notaban los años de experiencia de Francisco y que le apasionan los perros y el adiestramiento. Te contagiaba de optimismo y confianza. Se hizo con ella enseguida, el adiestramiento se convirtió en una actividad para disfrutar en familia. Poco a poco pudimos tener paseos tranquilos, ¡volvía cuando la llamabas y ya no se escapaba o corría poseída detrás de los gatos! En pocas semanas la transformación empezó a sentirse. Obedecía a nuestra llamada y a nuestras órdenes en cualquier circunstancia. Trufa aprendió a través de juegos, interacción con otros perros y el entrenamiento profesional y personalizado de Francisco, Ahora podemos tener una convivencia agradable y divertida tanto en casa, como en los paseos o cuando hay visitas . Trufa no ha cambiado su naturaleza, no se trataba de eso, ha transformado sus neurosis y miedos en juegos y cariño . Ya no se escapa pero sigue siendo una perra alocada, divertida y dinámica ideal para ir a correr o salir al campo a pasar un gran día en su compañía. El adiestramiento que ha recibido en Riverbox ha sido un antes y un después. La seguiremos llevando, pero para aprender trucos divertidos que a ella le encantan. Muchas gracias Francisco y Ana, gracias a vuestro centro, Trufa disfruta de una nueva vida...Y nosotros.