Victoria Eugenia García Martínez, nació en Sevilla en 1976 ciudad donde, actualmente, reside y ejerce como psicóloga. Su primer contacto con la psicología fue a los 16 o 17 años, estudiando la asignatura de filosofía, donde encontró un tema que le fascinó, "la personalidad". En ese momento tuvo claro qué era lo que le interesaba: las personas, conocerlas, entenderlas, aceptarlas... ese fue el inicio de su aventura profesional, que comenzó trabajando con los más pequeños, acompañándolos en sus dificultades madurativas, para que consiguieran sacar su máximo potencial a pesar de sus debilidades. También ayudaba a sus familias para que entendieran y tuvieran suficientes herramientas para desarrollar sus capacidades. Después, Victoria Eugenia continuó su andadura con los adolescentes en riesgo y conflicto social, personitas a las que la vida no había tratado nada bien y a las que las circunstancias tampoco les habían ayudado. Ellos respondían ante la vida de la mejor manera que sabían, con enfado, con tristeza, con resignación, cada uno como podía, intentando expresar "no puedo más, échame una mano". Nos explica Victoria Eugenia que cuando convives con esta edad durante tantos años, en un contacto tan estrecho como el que ella vivió, entiendes que es la mejor edad, el mejor momento de la vida de una persona. La adolescencia es fuerza, pasión, ganas de vivir, implicación, entrega en cuerpo y alma por una causa, la suya. Los adolescentes son capaces de imaginar los mayores sueños y luchar por ellos para convertirlos en realidad. Ellos fracasarán unas veces y triunfarán otras tantas, y en cada fracaso o triunfo buscarán a sus figuras de referencia, aquellos que les ayudaron a descubrir y desarrollar todo su potencial, sin cortapisas. Nos muestran una magia que procede de la energía que transmiten cuando les permitimos crecer. Esta etapa duró varios años, Victoria Eugenia se hizo adulta con ellos, formó su familia, creció como persona, maduró con sus experiencias y entendió la importancia de la prevención.
Durante todo ese proceso, Victoria Eugenia entró en contacto con el coaching, disciplina que le ayudó a realizar las preguntas adecuadas para que las personas pudieran acceder a su interior y entendió que la base de la salud mental está en el autoconocimiento en saber quiénes somos y cuál es nuestro objetivo. También entendió que las personas necesitamos comprender, aceptar y perdonar, pero que esto es, a veces, muy difícil cuando eres joven y el sufrimiento es extremo, por lo que la idea de la prevención volvía a aparecer en sus proyectos. Victoria Eugenia dio un salto profesional y comenzó a transmitir estas reflexiones en sus formaciones, compartiéndolas con educadores, docentes y familias. A lo largo de esta etapa formativa retomó el área de recursos humanos de la psicología y acompañándola de herramientas de coaching amplió su ámbito de intervención a empresas que buscaran un cambio. Según su experiencia, Victoria Eugenia nos comenta que las empresas están formadas por personas y, a veces, no obtienen los resultados que persiguen porque las personas no se sienten bien y necesitan que alguien les ayude a encontrar su mejor versión. Actualmente, Victoria Eugenia se dedica a acompañar a personas en las diferentes etapas de su vida, pequeños con dificultades, adolescentes sin foco, adultos desorientados, familias que necesitan reencontrarse... y, cuando se lo solicitan, comparte estas reflexiones y acompaña a grupos profesionales en su desarrollo y crecimiento personal. Victoria Eugenia cree que la vida es evolucionar y le gusta hacer su aportación y devolver aquello que otros le dieron a lo largo de su propia evolución. Victoria Eugenia eligió este trabajo probablemente porque ella misma sintió la necesidad de comprender, aceptar y perdonar. Encontró en él un modo de crecer, alimentándose de la experiencia de otras personas, caminando junto a ellas en caminos diferentes que conducen al mismo lugar, decidir quién soy y cuál es mi objetivo. Victoria Eugenia sigue día a día ejerciendo su labor porque siente que aporta cierta luz que sirve a otras personas para continuar creciendo.
¿En qué tipo de situaciones o problemas me aconsejarías buscar la ayuda de un profesional de la psicología y por qué?
Tengo muy claro que en psicología, como en otros ámbitos, es muy importante la prevención. No creo que todo el mundo necesite un psicólogo o un coach en su vida, hay personas que van desarrollando sus propias herramientas, entendiéndose y creciendo con sus circunstancias.
Sin embargo, aconsejaría que, si llega el momento en el que te sientas bloqueado, que no avanzas, que tus conductas y actitudes, más que aportarte, te están restando, que no dispones de las herramientas para hacer frente a una situación determinada, pidas ayuda y dejes que un profesional te acompañe. No hay que pensar en tratamientos largos, a veces, la pregunta adecuada en el momento preciso abre la puerta y entra la luz necesaria para continuar tu camino. Otras veces, ciertamente, necesitamos más tiempo para entender, por eso es importante confiar en el profesional, que te sientas cómodo con la persona que elijas, que se genere una conexión.
Según tu experiencia profesional: ¿Cuáles son los tipos de trastornos más frecuentes que tienen su origen en el estrés de la vida moderna?
Los trastornos más frecuentes con base en el estrés serían todos los relacionados con el continuo ansiedad-depresión, En general, vivimos desconectados de nuestro presente, por eso están teniendo tanta acogida las disciplinas como el mindfulness, las personas que empiezan a tomar conciencia buscan la meditación, el yoga, el taichi y otras disciplinas similares.
Vivimos, por un lado, pensando en el pasado, lo que pudo ser y no fue, lo que deberíamos haber hecho... y esto nos conduce a la depresión y al arrepentimiento, a la culpa, el resentimiento... Por otro lado, vivimos pensando en el futuro, lo que tengo que hacer para conseguir lo que quiero, las expectativas nos hacen daño, nos frustran y nos generan ansiedad y desasosiego. El ritmo frenético, las nuevas formas de relacionarnos, esta pandemia que estamos viviendo no nos ayuda demasiado, pero, si somos capaces de disfrutar de cada momento y sacar el aprendizaje que la vida nos está mostrando, estaremos más cerca de la felicidad y del equilibrio que tanto ansiamos, sin darnos cuenta que la felicidad está en el camino y que para que exista el equilibrio, tiene que haber primero desequilibrio y eso es lo que nos hace crecer.