Jesús Maury-Verdugo García es un tinerfeño que reside en su isla natal, en concreto en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, antigua capital de la isla y declarada Patrimonio de la Humanidad en 1999, en razón al diseño urbano de su casco histórico, lugar donde está ubicado su despacho profesional. El Bufete Anchieta Abogados (marca registrada en la Oficina Española de Patentes y Marcas) fundado en 2000 es un despacho multidisciplinar que presta servicios profesionales de asesoramiento jurídico y tramitación de procedimientos judiciales en el ámbito del Derecho de Familia (separaciones, divorcios, guarda y custodia de hijos menores, liquidaciones de bienes gananciales e incapacitaciones con nombramiento de tutores legales) abarcando también los procedimientos de nulidades matrimoniales en el orden canónico. Asimismo, prestan los mismos servicios en el orden civil (arrendamientos, desahucios y reclamaciones de cantidad y deudas por incumplimiento contractual, testamentos y herencias), así como en el orden penal el asesoramiento y tramitación de acusación y defensa en todo tipo de cuestiones en este orden jurisdiccional, (Juzgados de Instrucción, de lo Penal, Tribunal Superior de Justicia y Tribunal Supremo). En especial de las denuncias en materia de violencia de género y maltrato en el ámbito familiar. Cuentan con la colaboración de varios compañeros abogados en razón a la naturaleza y especialidad de cada asunto a tramitar, tratando de ofrecer el servicio más completo. En el despacho se mantienen actualizados mediante la realización periódica de cursos y asistencias a diversas jornadas de formación, así como, ofreciendo actualmente, debido a la situación de pandemia y restricciones sanitarias, la posibilidad de consultas telemáticas contactando a través de su página web.
El mayor volumen de asuntos que atienden se centra en el ámbito familiar, implicando situaciones delicadas donde los sentimientos y resentimientos están más a flor de piel y llevan más tiempo de trabajo por exigir más dedicación. Entre estos, Jesús lleva causas de nulidad matrimonial canónica ante los Tribunales Eclesiásticos, teniendo los títulos de Experto en Derecho Matrimonial Canónico por el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias y de Abogado Rotal tras la realización en Madrid del trienio del Estudio Rotal en el Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica de España. Completando esta actividad tramitan la homologación ante los Tribunales españoles de las Sentencias dictadas en ese orden jurisdiccional. Este ámbito exige una especial sensibilidad por su propia naturaleza. Los clientes les demandan una información y valoración veraz y real de su situación, así como que exista una relación abogado-cliente fluida que genere confianza mutua. Jesús eligió la abogacía, además de por vocación, por la tradición familiar (padre, abuelo, tío y hasta un tío bisabuelo) vinculada al ejercicio profesional ante los Tribunales, junto a la posibilidad de gestionar y solucionar los problemas a aquellos que se vean en el trance de necesitar un Abogado, junto con la cercanía y el trato directo con las personas. Está inscrito en el turno de oficio, ámbito que le enriquece no sólo en conocimientos jurídicos, sino también en el personal, conociendo a todo tipo de personas. Nos indica Jesús que un abogado experto decía que esta era la profesión más bonita del mundo y ciertamente, para él, cada vez tiene más razón. Sobre todo cuando, después de mucho esfuerzo y el tiempo que transcurre desde que se inicia un asunto, encuentra la expresión de satisfacción de un cliente por llevar a buen puerto sus pretensiones. Incluso aquellas veces en que todo no sale tan bien como Jesús espera, por lo menos le queda la satisfacción del deber cumplido.
¿Cuál es la metodología de trabajo que empleáis en vuestro despacho como abogado especialista en caso de divorcio?
Grosso modo, el primer contacto con el cliente que quiere tramitar este tipo de procedimientos suele ser telefónico pidiendo cita, momento, en que se le solicita la documentación que va a necesitar: certificado de matrimonio, de nacimiento de los hijos si los hubiere, así como la acreditación de la titularidad de las propiedades y demás bienes del matrimonio.
Hablamos, por ejemplo de la vivienda, los vehículos y las cuentas bancarias, así como de los medios económicos de cada esposo (nóminas o pensiones que perciben) y de la relación de los gastos habituales que recaen sobre la unidad familiar y de las deudas existentes (escritura de préstamo hipotecario y préstamos personales) con cuantía de las cuotas mensuales que por los mismos se está abonando.
Se concierta una cita presencial (existiendo la posibilidad de realizarla telemáticamente como antes he indicado) dentro de un horario flexible que se adapte a la disponibilidad del interesado. En la misma tiene lugar el primer contacto personal con el cliente, al que, aparte de asesorarle, se le va a acompañar y ayudar. Se desgranan entonces todos y cada uno de los elementos necesarios para la eventual formulación de la demanda, tratando de dirigir la entrevista a los aspectos relevantes jurídicamente, averiguando las intenciones e intereses de la parte respecto del uso del domicilio familiar, la custodia (exclusiva o compartida de los hijos) y asunción del abono de alimentos para éstos y para el levantamiento de las cargas familiares.
Siempre en cualquier caso se plantea y estudia la posibilidad de llevar a una resolución del caso de mutuo acuerdo, tanto por su menor coste económico como por su rapidez, la cual evita dilatar en el tiempo una situación que ya de por sí deteriorada puede enrarecerse más aún entre ambos cónyuges. Contactar con el abogado de la otra parte o remitiendo la propuesta de convenio regulador a la otra parte, sería la actuación siguiente para este supuesto. Intentada y descartada esta posibilidad, se procede a la redacción de la demanda, explicándole al interesado en qué términos se va a presentar. Luego se mantiene puntualmente informado al cliente de la evolución y los avances más relevantes del proceso hasta llegar a juicio, algo que es cuestión fundamental.
¿Cuáles son los problemas más habituales que ayudáis a resolver a vuestros clientes en el campo del derecho de familia?
La resolución de una insostenible convivencia mientras se inician los trámites del procedimiento, cuando ambos siguen viviendo juntos por no saber cómo actuar, es una de las cuestiones más delicadas a las que hay que aportar vías de actuación que estén amparadas por la ley.
Una vez ya iniciado el proceso suelen adquirir mayor relevancia las incidencias relativas a las visitas de los hijos menores y al abono de sus alimentos y los gastos comunes hasta que haya una resolución firme mediante Sentencia judicial. Dictada la resolución, sin perjuicio del posible Recurso contra la misma, la ejecución de las medidas que se aprueban judicialmente son una de las cuestiones que mayor conflictividad presentan.
Llegados a este punto es cuando, siempre que no haya acuerdo, habrá de darse curso a los trámites para la liquidación y adjudicación de los bienes que pudieren tener en común mediante el procedimiento de División Judicial de Patrimonios con la Liquidación de la Sociedad Legal de Gananciales, que se conforma como otra parte más de la tramitación como abogado de asuntos familiares. Lo mismo decir de quienes como creyentes también estén interesados en regularizar su situación mediante la obtención de una Sentencia que en el orden canónico declare la nulidad de su matrimonio, para lo cual se extiende también nuestro asesoramiento estudiando la viabilidad de dicho procedimiento y acompañando igualmente al interesado en todos sus trámites. En estos casos son los conflictos morales los que adquieren más relevancia.
¿Qué consejo me darías al escoger un abogado especialista en vuestro campo profesional?
Siempre le recomendaría obtener una segunda opinión y consejo sobre el planteamiento del procedimiento, eligiendo aquella opción que le dé más seguridad y que le permita tener una relación de comunicación fluida y de confianza con el profesional elegido. Nunca optar por la opción más barata.
No dejarse convencer por publicidades engañosas, porque ello lleva siempre aparejado una simplificación de los términos en los que se formula el trámite, generando al poco tiempo problemas en la ejecución de la resolución que se dicte, los cuales luego son muy difíciles de encauzar hasta conseguir una solución razonable. Aquel abogado que le responda a todas sus preguntas con mayor solvencia, incluso respondiéndole cosas que no esperaba oír, desmontando los prejuicios, es quien después podrá ofrecerle mejores y más eficaces soluciones.
¿Cómo ha sido vuestra experiencia profesional como abogada/o especialista en derecho de familia?
Ha sido, es y deseo que siga siendo tremendamente positiva. Si bien he vivido situaciones duras y difíciles, el balance es reconfortante, porque al fin y al cabo siempre he tratado de ver en cada asunto a la persona que hay detrás; dándole valor a la historia de venturas, desventuras y sentimientos que cada cliente cuenta.
De este modo, por muy simple que sea el asunto, para quien se ve inmerso en él, eso que le está sucediendo es lo más importante que en ese momento está viviendo. De ahí que yo vea al cliente como alguien a quien acompañar en su problema y no como un mero número de autos judiciales.