Manuel Borges González, de 46 años y natural de Santa Cruz de Tenerife, es licenciado en Derecho, abogado colegiado en Santa Cruz de Tenerife, con master en PRL y todas sus especialidades, así como formación en RRHH. Asimismo es titular de un despacho de abogados, que creó en el año 2013, después de dejar de trabajar para una empresa multinacional. Manuel tiene un despacho que comparte con otro compañero, José Luis Canal Martin y tiene contratadas dos administrativas. También realiza colaboraciones, con otros compañeros de distintos sectores, con la finalidad de abarcar más campos. Explica Manuel que, con el confinamiento se ha desarrollado la posibilidad de teletrabajar y prestar más servicios on line, aunque ya estaba el despacho preparado, desde hace tiempo, para poder trabajar desde fuera, debido a que prestan servicios, no solo en Tenerife, sino en cualquiera de las islas Canarias.
Manuel posee dos áreas de especialización: el derecho laboral y el de familia. Respecto al derecho laboral, además de asesoramiento a empresas y trabajadores, tienen bastante experiencia en materias relacionadas con Seguridad Social y prestaciones. Además de eso, llevan prácticamente todos los campos relacionados con el Derecho del Trabajo. En derecho de familia, la mayor demanda, desde el confinamiento, son divorcios y medidas para menores no familiares, pero llevan todo lo relacionado con el Derecho de Familia, tanto en su vertiente civil, como penal. Además, también atienden cuestiones de derecho civil, tales como reclamaciones de deudas, arrendamientos, etcétera, servicios que el compañero de Manuel, José Luis Canal, complementa con el resto de cuestiones de esta materia, en la que, además, están especializados en reclamaciones bancarias y de consumo. Su primer contacto con el mundo del derecho.- Antes de empezar Derecho, Manuel realizó oposiciones a la administración de Justicia y esto le acabó de convencer para estudiar derecho. Luego, una vez terminada la carrera, las casualidades fueron introduciéndole en el derecho laboral, primero en una asesoría y luego una firma de abogados y una multinacional. Actualmente tiene su propio despacho en Santa Cruz de Tenerife
¿Cuál es el proceso que seguís en las consultas relacionadas al derecho laboral?
Lo primero, nunca asesoramos por teléfono, ni a correos que remite nuestra web, a modo de consulta, ya que esta es una vía confusa que puede inducir a equívocos. Por teléfono sólo recabamos datos, preguntamos sobre la materia en sí, pedimos documentación y agendamos citas. La consulta, en sí, es un espacio de tiempo en el que es preferible ver al cliente, sea en persona o por videollamada, que nos conozca, escucharle y calibrar su problema y lo que se necesita, además de la documentación que nos facilita.
Es importante que sea presencial o por videoconferencia, para estudiar lo que el cliente nos cuenta, preguntarle y ver sus respuestas y reacciones, cosa que por teléfono o por email es complejo. Con la cita, se suele presupuestar el servicio que demandan. Cuando nos llaman, si se les pregunta el motivo y se indaga un poco para saber qué documentación solicitarle. Entendemos que es imprescindible que esa primera reunión sea en persona o, al menos, por vídeo-llamada.
¿Por qué me recomendáis contratar vuestro servicio de abogado laboralista?
Pues, independientemente de que el sector está lleno de profesionales muy capaces, creo firmemente que también lo somos, que estamos a la altura de las circunstancias, además de estar continuamente actualizándonos respecto a los cambios y respecto a la dinámica de esta profesión. A esto se le ha de sumar la sinceridad y claridad para con el cliente, eso es esencial.
En la primera cita, tras analizar todas las circunstancias, se le informa al cliente de la viabilidad o no del asunto, de sus riesgos, etcétera, al igual que si van surgiendo contratiempos, se los valoramos. No vendemos falsas esperanzas, sino sinceridad y efectividad.
¿Cuáles son los problemas más frecuentes que llegan a vuestro despacho en el campo del derecho laboral?
Hemos atendido todo tipo de situaciones: desde una simple reclamación de salarios hasta demostrar falsedades que han desencaminado en procedimientos penales debido a lo que hemos demostrado, o la intervención en la creación de corrientes doctrinales en áreas como el falso autónomo.
Últimamente hay muchos problemas relacionados con la actual situación que ha traído la pandemia, que han aumentado la demanda de procedimientos tales como despidos, modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo, falsos autónomos, expedientes de regulación de empleo (reales y ficticios) y acoso laboral.
También el ritmo de vida que llevamos, que contribuye a ciertas patologías, ha hecho que aumenten las demandas de incapacidades, ya que han aumentado ciertas enfermedades. No es una cuestión que diga ligeramente, pues se han incrementado los expedientes de reclamación de incapacidad permanente derivada de enfermedades que hacen que la persona sea incapaz de concentrarse para trabajar mínimamente. También en ese campo hemos sentado parte de algunas doctrinas en las islas.