Makin Molowny Portela abarca distintos ámbitos y contextos, por lo que su versatilidad es innegable. Se han destacado en construcciones para el campo administrativo, deportivo, docente, Industrial, residencial, turístico y obras para el espacio público, ganando la credibilidad de su amplia clientela. Javier Molowny, es arquitecto socio del estudio Makin Molowny Portela, licenciado por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Las Palmas de Gran Canaria en 2003, con 17 años de desarrollo profesional. Este es un estudio multidisciplinar de arquitectura e ingeniería, con base en Santa Cruz de Tenerife, formado por un equipo de 9 personas, que desarrolla su actividad profesional dentro y fuera de las Islas Canarias, atendiendo tanto a clientes privados como a organismos públicos.
El estudio está dirigido por dos ingenieros, Fernando y Alberto Portela, y por dos arquitectos, Rodrigo Makin y Javier Molowny. Este carácter profesional multidisciplinar posibilita que los proyectos se controlen desde el inicio, tras varias reuniones de coordinación y sesiones de brainstorming, muy enriquecedoras, en las que todos aportan su punto de vista al problema planteado. Actualmente están desarrollando, entre otros proyectos, un residencial de 122 viviendas en el sur de la isla de Tenerife, un campo de fútbol para un organismo público, así como diversas intervenciones en espacios hoteleros. No se ciñen a un tipo de proyecto en concreto, piensan que cada encargo profesional, independientemente de la tipología a la que pertenezca, es una oportunidad de investigación en el estudio, en busca de la satisfacción del cliente y la de ellos como profesionales. Javier dice que en el día a día, lidia con infinitas cuestiones; normativas de diversa índole, tanto municipales como estatales, aspectos presupuestarios, características del suelo en donde se va a desarrollar el proyecto, exigencias del cliente, características de los materiales a utilizar, intereses propios como profesional, etc, por ello esta profesión es muy exigente, pero el resultado final siempre compensa el trayecto recorrido.
¿Qué consejos me darías al realizar un proyecto de arquitectura?
No soy mucho de dar consejos, pero si me preguntas, dos cuestiones importantes a tener en cuenta son que el cliente tenga claro el programa de usos, es decir, lo que quiere, así como del presupuesto del que dispone para acometer el proyecto.
Estas dos cuestiones, junto con otras no menos importantes, como la localización del proyecto, las vistas y el soleamiento, nos darán las pautas a la hora de afrontar el proyecto. Por ello nos esmeramos en que cada parte del proyecto esté muy clara y el cliente pueda tener acceso a esta información.
¿Cuales son las fases a seguir en un proyecto de arquitectura de viviendas?
A nosotros nos gusta tener una primera reunión con el cliente, en dónde nos expone su forma de vivir, así como el programa de usos que necesita y lo que espera de su nueva casa. Este primer encuentro y acercamiento al proyecto es importantísimo y no debemos olvidarlo mientras se trabaja en el proyecto.
Posteriormente, tras el estudio de la normativa de aplicación del ámbito en dónde se va a desarrollar la vivienda, se trabaja en un anteproyecto que cumpla las expectativas del cliente y las ambiciones intelectuales del estudio.
Tras el visto bueno de este trabajo, por parte del cliente, se empieza a desarrollar el proyecto básico y de ejecución de su vivienda. Una vez terminado, se le expone el trabajo al cliente mediante una presentación en el estudio, con infografías y se le hace entrega de un ejemplar del proyecto. Luego de la concesión de la preceptiva licencia municipal, comienzan los trabajos de dirección de obra.
¿Qué problemas se pueden evitar al contratar a un arquitecto técnico?
La figura del aparejador o arquitecto técnico es fundamental en las obras de edificación. El arquitecto técnico es quién controla la ejecución de la obra, es decir, junto con el arquitecto, supervisan que lo ejecutado se adecua al documento técnico del proyecto, resolviendo las posibles dudas o problemas que puedan surgir durante el proceso constructivo.
En el estudio nos gusta que el aparejador que trabaja con nosotros durante la redacción del proyecto se incorpore posteriormente a la dirección de ejecución de la obra. Pensamos que es una figura que controla la obra, evitando posibles eventualidades y desviaciones presupuestarias.