Si necesitaras los servicios de una agencia de branding, yo te aconsejaría que valorases dos aspectos, fundamentalmente, y uno más en tercer lugar. Los dos primeros serían el portfolio de la agencia y su experiencia. Creo que el portfolio es muy importante, define la línea creativa de la agencia, su estilo y la versatilidad de la agencia para adaptarse a cualquier tipo de proyecto. No se pueden tratar de igual manera las imágenes corporativas de un restaurante o de un club de fútbol, por ejemplo, y detrás de cada proyecto hay un cliente diferente con una personalidad y gustos diferentes. Hay que estudiar y escuchar a ese cliente. Un buen portfolio debe contener trabajos bonitos, pero también se ha de notar que los creativos saben adaptarse a cualquier tipo de proyecto. En cuanto a la experiencia, es un grado, dicen, y es cierto, es algo que se ve en el portfolio. Si, por ejemplo, tuvieras un establecimiento de hospedaje rural, deberías buscar una agencia que hubiera trabajado previamente en proyectos similares y supiera de antemano cuáles iban a ser tus necesidades. No obstante, también hay creativos muy poco experimentados con una gran intuición para saber lo que espera un cliente de ellos.Y me he referido a un tercer factor que me parece decisivo, que es la proximidad. Si es posible, se debe contratar una agencia local, gente a la que sea posible conocer cara a cara. La deslocalización no suele dar buenos resultados, es anónima y, normalmente, suele resultar más cara. Dicho esto, y aunque parezca paradójico, mi agencia, igual que todas las agencias de branding, cuenta con clientes a los que nunca hemos visto la cara y de los que solo conocemos su voz. En esos casos, soy muy insistente en la comunicación con el cliente, intentamos suplir la falta de proximidad física con un aporte extra de contacto telefónico, email, etc., manteniéndole informado del progreso de su proyecto en todo momento y siendo muy claros sobre los costes. El cliente no debe sentirse desamparado, ya es bastante con que haya confiado en unas personas a las que posiblemente nunca llegue a conocer personalmente.