Raúl Tristán es Psicólogo y cuenta con consulta privada en Zaragoza capital. Recibe a sus clientes en dicha consulta, núcleo de la Escuela de Vida ‘GAIA’, Centro de Orientación Psicológica, Crecimiento Personal y Psicoterapia, de la cual Raúl es Director, y en la que pueden darse colaboraciones con otros profesionales con motivo de la realización de seminarios, talleres, cursos de formación, grupos de trabajo, etc.Su oferta de servicios es muy amplia y variada, en consonancia con la diversidad de campos en los que Raúl se ha desarrollado profesionalmente y se ha formado académicamente. De este modo, puede acompañar al paciente en sesiones de Terapia Individual, de Pareja y/o Familiar, que sería su herramienta principal de trabajo. Algunas de estas prácticas se pueden llevar a cabo en sesiones tanto individuales como grupales, e incluso diseñar grupos específicos para el trabajo del duelo, las relaciones, la masculinidad y la femineidad, etc. También acompaña a las personas en momentos de duda ante ciertas decisiones en la vida, con Orientación Psicológica, Académica y Vocacional, e incluso Laboral. Para quienes no sufren un intenso malestar emocional, o no ven sus vidas afectadas de forma importante, o sea, no requieren de terapia propiamente dicha, y simplemente desean conocerse mejor y realizar un trabajo de Crecimiento Personal, bien sea puntual o a largo plazo y con calma y profundidad, Raúl también ofrece sesiones de Coaching Personal y de Vida (Life Coaching).En lo profesional, para quien forme parte del ámbito empresarial, bien como emprendedor, empresario, directivo o ejecutivo, etc., Raúl trabaja la Orientación en Management y el Coaching Ejecutivo y Empresarial.Por último, no podemos olvidar el ámbito de la Formación, con propuestas de charlas, seminarios, talleres, cursos…
Si Raúl ha de destacar alguna parte más específica de su trabajo terapéutico, esta sería sin duda por una parte la especialización en Terapia de Pareja, que es muy demandada y en la que se siente muy cómodo y satisfecho con los resultados, tanto cuando hablamos de reparar la relación, como cuando se trata de lograr una separación lo menos traumática posible; y por otro lado, la atención a adolescentes, donde el sentimiento de realización del profesional puede ser enorme al ver cómo chicos y chicas que se sienten perdidos toman las riendas de su vida y ponen rumbo hacia sus metas confiando en sí mismos y en el futuro.En todos los ámbitos en los cuales se ha desempeñado profesionalmente, el principal interés de Raúl han sido siempre las personas. Las personas y sus necesidades, sueños, deseos, problemas cotidianos… han estado en el foco de su atenta mirada, desde el intento de comprensión, desde el acompañamiento para resolver su malestar, para lograr una mayor adaptación, y la motivación e impulso para que desarrollen su potencial.
¿En qué se diferencia la psicología y la psiquiatría?
Más que buscar diferencias en base a la formación o a los ámbitos de actuación, creo que es mas importante señalar que, en ciertas ocasiones, cuando se trata de trastornos mentales, en el ámbito de la Salud Mental, ambos profesionales van a trabajar de forma colaborativa en la resolución de los problemas de una persona.
Así, el psiquiatra puede dar un soporte psicofarmacológico, y el psicólogo clínico o el sanitario, un acompañamiento psicoterapéutico. Creo que es relevante destacar esa complementariedad, ese trabajo conjunto, con foco en la persona y sus problemas.
Según vuestra experiencia profesional: ¿Cuáles son los tipos de trastornos más frecuentes que tienen su origen en el estrés de la vida moderna?
Yo no suelo hablar de trastornos, sino de sufrimiento, de malestar emocional, de mecanismos de defensa y/o adaptativos que no están siendo adecuados o funcionales en la actualidad… De cómo es que interpreto el mundo que me rodea y lo que me ocurre, o de cómo me desenvuelvo en las relaciones personales… y si esa mi forma o manera está o no funcionándome ‘bien’ ó ‘mal’.Estamos muy desconectados de nosotros mismos y, por ende, de los otros; tendemos a proyectar sobre los demás lo que es nuestro; o a cargar con lo que no nos corresponde; a reaccionar, en lugar de pararnos a pensar, sentir y vernos y ver al otro… Hay un exceso de información (infoxicación) y de demandas del medio: compra, consume, trabaja, sé feliz… Estamos desbordados de necesidades innecesarias, de deseos fatuos, de demandas y de expectativas ajenas que, si no cumplimos, si no alcanzamos, nos hacen sentir infelices, fracasados, incapaces, no válidos, no merecedores… Demasiados ‘tienes que’ ó ‘deberías’, incluso el insano ‘debes ser feliz’. Y cómo no, una inflación en redes sociales y medios de comunicación de la imagen, de la máscara, de ese rostro maquillado que presentamos ante los demás, y que oculta nuestro verdadero Yo. Tenemos que conocernos mejor, saber lo que realmente necesitamos en nuestra vida para que ésta sea plena, poner límites, rechazar lo que nos intoxica, aceptar lo que no podemos modificar, soltar lastres, desdramatizar la vida cotidiana…