Serafín Rabé (cuyo nombre artístico es “Sera”) nació en 1978 en Jerez de la Frontera y hoy es tatuador en Granada. Como todos los tatuadores de su generación, es autodidacta. Comenzó en 1996 cuando los tatuajes no estaban tan extendidos como ahora. Es dibujante desde que tiene memoria y ya con 10 años se costeaba las compras de sus cómics y materiales de dibujo vendiendo sus ilustraciones de superhéroes a sus compañeros de clase. Ya de adolescente recurrían a él para ilustrar carteles, camisetas, algún pub, la revista del instituto, pegatinas… Creció en un barrio obrero, que era donde en los noventa se veían más tatuajes, que aún se asociaban a la delincuencia. Serafín empezó a tatuar justo cuando empezó a haber más y mejores diseños y el oficio de tatuador creció a nivel artístico y se extendió a todo tipo de público.
Recuerda que cuando empezó, cada tatuador guardaba su secreto y eran muy pocos los tatuadores y coleccionistas de tatuajes. Tan solo algunas revistas mostraban estilos y diseños (Sera aún las guarda con cariño). En 1998 se instaló en Granada para estudiar Bellas Artes y en esta ciudad se quedó. Abrió su centro de tatuajes Roots Tattoo en 2005 y sigue haciendo lo que más de 20 años atrás supo que sería su destino (aunque los dos primeros años tuvo que ocultar su vocación de sus padres).
Sera es muy versátil como tatuador, aunque lo que más le demandan es el cover-up, consistente en tapar tatuajes antiguos o mal hechos elaborando otros mejores. Su estilo muestra las influencias del mundo del cómic y su gusto por las líneas flexibles y sugerentes. Afirma que su punto fuerte es la empatía con el cliente y saber comunicarse para cumplir sus deseos lo mejor posible, guiándole acerca de lo que queda bien o no y de qué modo puede lucir aún mejor.
El tatuaje no es solo un estilo de vida, es de lo que vivo y para lo que vivo. No me veo dejando nunca de tatuar. Tras tantos años en el oficio tengo una buena clientela fiel y por suerte no me falta el trabajo. Dentro del sector, la cuestión de cómo me vea la gente o cuánta gente me conozca… la verdad es que nunca ha sido algo que me haya preocupado mucho.
Seguir seguiré aquí seguro, pase el tiempo que pase, dando lo mejor de mí y contribuyendo a hacer del tatuaje una forma de arte y logrando que todo tipo de público tenga que admitirlo.
Para relleno y sombreado uso máquinas rotativas, que son un tipo de máquina bastante reciente, no soy delicado con la marca. Para líneas utilizo una máquina de Micky Sharpz que cambié por un cover en el pecho que debe llevar tatuando casi los mismos años que yo. He tenido muchas otras máquinas de línea, pero al final siempre acabo volviendo con mi vieja «Loli» (de Dolores).
Sí, aún sigue habiendo prejuicios en ciertos ámbitos, pero también hay un claro discernimiento entre el tatuaje artístico y el «chungo». Hay tatuajes que están considerados artículos de lujo, y hay otros que, por la ubicación, la temática o la falta de calidad causan mala impresión.
Digamos que antes un tatuaje ya daba mala apariencia y hoy en día al menos depende de qué tatuajes lleves y dónde, pero eso ya lo suele saber el coleccionista antes de hacérselo.
Obviamente, que piense bien en lo que se quiere hacer, que evite copiar, que seleccione a un buen profesional de confianza y que escuche sus consejos.
Los tatuajes tienen cada vez más aceptación social y son muchas las personas que los escogen como una muestra de su individualidad. Por eso mismo, es adecuado pedir a un tatuador de calidad el diseño de tatuajes originales para no acabar llevando los que lleva todo el mundo. Tatuadores como Serafín (Sera), que es dibujante vocacional desde niño, hay muy pocos. Son estos artistas los que nos permiten trazar en nuestra piel un diseño original que transmita lo que deseamos de un modo elegante y atractivo.