Hace 30 años que David Pérez-Serrano Serrano comenzó a practicar Yoga. Cuando estudiaba filosofía en el instituto le empezaron a interesar mucho las prácticas orientales y descubrió que algunos psicólogos como Jung y Freud bebieron de teorías filosóficas en India, las cuales provenían de una disciplina milenaria que se llamaba Yoga. Fue entonces cuando decidió que tenía que conocerla.
Desde el primer día que probó le enganchó y desde ese momento nunca la ha dejado de practicar. Hace 12 años que es profesor de Yoga por la AEKY. Se formó en muchas escuelas de Yoga, recibiendo clases con maestros de Occidente e India. Actualmente imparte clases en Yoga Aluche, realiza talleres intensivos de fin de semana y colabora en festivales impartiendo clases de Yoga y sesiones de Danza Tribal.
Comenzó a dar clases en su barrio de toda la vida, Aluche. Al principio en los parques, con amigos y de forma gratuita. La idea era llegar a la gente del barrio para que pudieran disfrutar de esta herramienta tan potente de una forma muy abierta y accesible. Así fue como decidió crear la web. Con los años, antiguos alumnos se formaron como profesores y colaboran hoy en día con Yoga Aluche.
Actualmente, 3 profesores imparten clases en una Asociación del barrio. Además, Yoga Aluche, también da clases de Yoga a domicilio, en Urbanizaciones, en ONG´s, en Colegios y Escuelas infantiles. La idea es que tod@s puedan beneficiarse de esta magnífica herramienta de crecimiento y conexión personal, independientemente de la edad y la situación personal. Imparten Yoga para adultos, Yoga para embarazadas, Yoga para niños, Yoga para familias y Yoga para adicciones.
También utilizan las enseñanzas del Tantra y la Danza Consciente para ampliar los Beneficios del Yoga. Desde pequeño David fue muy curioso y se interesaba por lo que sucedía a su alrededor. Decidió estudiar ciencias para seguir aprendiendo sobre el mundo que le rodea, pero en esos años se dió cuenta que no se conocía a sí mismo. Aunque sabía algo de nuestro cuerpo físico, no tenía ni idea sobre otros ámbitos de nuestro ser (emocional, energético y espiritual)… y así fue como llegó el Yoga a su vida.
La que es para él la mejor herramienta para conocernos. Basada en la experiencia empírica de seres humanos. El Yoga le enseñó el gran universo que había en su interior y que realmente estaba muy conectado con el exterior. Desde ese momento supo que tenía que compartir lo que había descubierto con los demás, porque esa era la forma de conocerse más y poder profundizar en las enseñanzas del Yoga.
Que la Clase de Yoga es un refugio para el ser humano donde pueda parar, donde pueda observar lo que sucede en su interior, para darse cuenta que el verdadero maestro está dentro, con un enorme potencial que desarrollar. Cuando permites que se abra este espacio a los demás, tienes que hacerlo desde el corazón, con humildad y honradez, trascendiendo tu ego, para que l@s alum@s encuentren en ti un guía para evolucionar.
Cuando ves que l@s alumn@s salen de la clase con otra vibración, con otra energía, te lo demuestran sin palabras, esbozando una sonrisa y despidiéndose hasta el próximo día, sabes que el Yoga sigue funcionando. El Yoga trabaja en todo nuestro ser, de forma Integral ya que no podemos disociarnos. Nuestros planos físico, mental, emocional, energético y espiritual están interconectados y el yoga trabaja con todos ellos.
Por eso durante años de práctica en distintas escuelas y con distintos maestros, he aprendido a integrar todo aquello que pueda servirnos para trabajar en todos los aspectos del ser humano. Aunque el aspecto físico del Yoga es el más visible, únicamente es una parte de la herramienta que sirve para comenzar a abrir la puerta de otros planos de nuestro ser.
En las clases nunca falta la empatía con l@s alumn@s, desde el cariño, la compresión y la diversión. La idea es crear un espacio único donde permitimos la presencia de todo nuestro ser, para buscar su equilibrio. También es fundamental que la clase tenga una buena estructura, para que nuestro ser vaya integrando un hábito de trabajo que le permita abrirse cada vez más en los planos más profundos (emocional, energético y espiritual) donde cuesta más acceder. Vivimos en una sociedad donde le damos mucha importancia a todo lo externo y estamos rodeados de muchas cosas que nos evaden de la conexión con nuestro interior.
El yoga comienza a trabajar desde el cuerpo para ir profundizando en lo que sucede en otros planos, para mejorar nuestro equilibrio emocional, energético y espiritual. Cuando comenzamos a trabajar con nuestro cuerpo, permitimos que se puedan ir desbloqueando emociones y energías que a veces no fluyen bien por nuestra fascia, tejido cognitivo o incluso muscular. Por eso es básico que en la clase tengamos clara la estructura de trabajo, para poder alcanzar este equilibrio.
Todas las clases comienzan con un pequeño intervalo de tiempo para parar, conectar con la respiración y observar nuestra mente. Luego vibramos con un Mantra que nos permite conectar con nuestra esencia primitiva. Comenzaremos con un amplio calentamiento para ir despertando todos los tejidos de nuestro cuerpo, con ejercicios de movilidad, alineación corporal y estiramiento que estimulen también nuestros órganos internos. El calentamiento tendrá siempre una serie de Asanas (posturas) dinámicas que nos permitirán ir conectando con nuestro cuerpo energético.
Luego comenzaremos con una Kriya para equilibrarnos (emocional, energética y espiritualmente). Después se realiza una relajación que nos ayuda a integrar todo el trabajo realizado y prepara nuestra mente para la Meditación final, donde entrenamos todo nuestro ser en diferentes aspectos vitales (habitualmente utilizamos, mantras, mudras y visualizaciones en la meditación) y abrimos el espacio de la mente neutral.
Durante toda la clase se realiza una respiración consciente (que permite acceder a los planos más profundos, a través de las posturas y movimientos) y algunos Pranayamas. Una vez al mes integramos Danza consciente en la clase, con la que limpiamos y conectamos con emociones más profundas. Despedimos la clase cantando un mantra y agradeciendo al Universo la experiencia compartida.
Seguro que los científicos ya han escrito mucho sobre los Beneficios del Yoga y podemos escribir muchos libros sobre este tema. Pero el Yoga se basa en la experiencia personal y cada uno encuentra su beneficio, el que necesita, y todo está bien. El Yoga nos permite parar y observarnos de una forma consciente y ahí es cuando afloran nuestros verdaderos problemas, nuestras carencias. Si utilizamos el Yoga de una forma integral podemos beneficiarnos en muchos ámbitos (no solo para salir en la foto de Instagram).
Hay personas que lo necesitan desde el aspecto físico para mejorar lesiones de espalda, extremidades, incluso órganos internos, adquirir fuerza, flexibilidad y equilibrio físico. Otras personas que lo necesitan para relajar su mente y aprender a gestionar su nivel de stress. Otras personas que necesitan mejorar su autoestima y confianza. Otras encuentran una herramienta para aprender a gestionar mejor sus emociones y disfrutar de mayor estabilidad emocional.
Otras que necesitan más conexión en su plano espiritual, desde una visión laica, sin ninguna creencia. Seguro que en una buena clase de yoga, tod@s encontramos algún beneficio personal. Cuando vas integrando estos beneficios y cada vez te sientes mejor en todos los ámbitos personales es cuando tu interacción con el mundo exterior sucede de una forma plena, sin conflictos en tu ámbito laboral, de pareja o social.
Comienzas a disfrutar más de lo que te rodea, sientes la conexión con la naturaleza como una gran fuente de energía y compartir con tus congéneres es lo más maravilloso que puedes experimentar. Comienzas a ser consciente de la importancia que tiene tu alimentación, tus pensamientos, las personas de las que te rodeas, para vivir de una forma más plena, comprometida y disfrutona.
No es necesario ninguna preparación previa, cualquiera puede practicar Yoga. Cada uno comenzará al ritmo que vaya necesitando su cuerpo y mente y poco a poco irá evolucionando. Eso sí, es importante tener en cuenta las personas con lesiones físicas o algún tipo de tratamiento psico-depresivo. Con los años iremos integrando la experiencia y disfrutando más.
El Yoga no es una ciencia exacta. Al final todo depende de los días que practiques y lo que quieras trabajar. Cuando integramos el Yoga como una disciplina en nuestra vida cotidiana, todos sus beneficios se disparan exponencialmente e incluso podemos integrarlo como un nuevo hábito diario. Cuando la práctica se reduce a un día o un par de días por semana los beneficios dependen mucho de cómo sean las clases y la profundidad con la que trabaje
el profesor. A mi modo de ver lo mínimo recomendable es un día a la semana en clase y un par de días practicar en casa para que podamos ir alcanzando equilibrio en todas las facetas que necesitamos mejorar.
David Perez-Serrano es consciente de los beneficios que genera el Yoga a nivel físico, mental y emocional. Con su proyecto ha conseguido transmitirlo a una gran cantidad de personas que acuden a Yoga Aluche buscando una mejoría corporal y mental. El Yoga te ayuda a respirar mejor y reduce el estrés diario estimulando la relajación, con lo cual controla el sistema nervioso. A todo esto lleva ayudando David desde hace 12 años a sus alumnos y alumnas.