Elena Cocho García, madrileña de nacimiento, aunque siempre comenta de forma graciosa que su aspecto es más de escocesa que española, es Psicóloga Sanitaria formada en la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid y ha hecho múltiples formaciones (Terapia Gestalt, Terapia Sistémica, Integrativa y coaching). Su quehacer profesional es una mezcla de terapias (Gestalt, Sistémica, Psicoanálisis, Bioenergética) junto con el coaching. Estudió Psicología de manera vocacional porque le interesaba conocer las motivaciones humanas y cómo las emociones influían en los pensamientos y viceversa.
Fue en 3º de BUP cuando, leyendo a Jung, Sheldon y Freud, tomó la decisión de estudiar Psicología. Quería trabajar para las personas, ayudar a que la sociedad tuviera más conciencia y pudiesen vivir sin lastres del pasado. Explica Elena que, cuando no hemos resuelto nuestros conflictos de la infancia, los vamos arrastrando y dichos conflictos terminan manifestándose en todas las relaciones del presente, incluidas las relaciones de pareja.
Se considera una apasionada de su trabajo, ya que le apasionan las personas y sus vidas. Le gusta escuchar. Aprende con cada paciente y con las parejas se divierte mucho. Afirma que son pocos los terapeutas que trabajan con parejas porque es un trabajo muy intenso y algunas veces muy difícil, ya que no dejan de ser “dos contra uno”. Elena nos comenta que, a veces, las parejas se alían contra el terapeuta y hay que saber manejarse en un nivel de conflicto alto. En ocasiones, las parejas reproducen sus enfados y cabreos en la propia sesión y eso es un regalo para el terapeuta que, en vivo y en directo, puede apreciar cómo se origina el conflicto y puede ayudarles a que lo gestionen de una manera diferente.
Elena creó Coaching-Gestalt en el año 2008, cuando decidió dejar el mundo de la empresa. Trabajó más de 13 años en departamentos de Recursos Humanos, hasta llegar a la dirección de un área de RRHH. Comprendió que quería trabajar para las personas, ayudar a que creciesen y se desarrollasen y que desde dentro de las organizaciones era imposible, ya que, en ocasiones, las necesidades de los individuos no encajaban con las necesidades de la organización. Le mueve trabajar para que las personas puedan vivir la vida de una manera plena, feliz, satisfecha. El eslogan de Coaching-Gestalt es “Haz el cambio que deseas en tu vida personal y profesional”.
En los últimos años, Elena afirma que ha habido un gran aumento de las sesiones on-line. En el 2008 apenas suponían un 10% de las sesiones y, en la actualidad, las sesiones online representan algo más del 40% del total. También ha observado que cada vez más hombres piden ayuda a un psicoterapeuta. Elena explica que las mujeres son más emocionales y necesitan hablar más de sus emociones, conversando con una amiga, con su madre, con una hermana. Los hombres, en general, son más racionales aunque poco a poco se dan cuenta de lo importante que es tener un espacio para poder hablar de lo que les preocupa. Hay pacientes hombres que le cuentan cosas de su vida que no sabe nadie.
Una de sus especializaciones es la terapia de pareja. A nivel personal la pareja siempre ha sido muy importante. Ha leído mucho y se ha formado para poder acompañar a las parejas en sus procesos. Elena se siente una afortunada porque puede trabajar en lo que le gusta, aunque no sea una labor nada fácil. Cuando una pareja llega a terapia suele estar bastante deteriorada, nadie va a terapia de pareja en la primera crisis.
Las parejas suelen necesitar cambios rápidos porque se encuentran en una situación insostenible. El mero hecho de comenzar un proceso de terapia de pareja les suele relajar, el primer paso, pedir ayuda lo han hecho y suelen depositar muchas expectativas en la terapia y en el terapeuta de parejas. A Elena le parece fascinante comprender y hacer entender a las parejas qué es lo que les ha unido, ¿Por qué nos enamoramos? ¿Qué nos gusta del otro? Que aprendan a diferenciar lo que es apego de amor; deseo de necesidad…
La pareja es un sistema importante para la sociedad: dos desconocidos que se unen y algunas veces forman una familia y tienen hijos. La pareja es un mundo lleno de posibilidades y en constante evolución. Cuando una pareja ha hecho un buen trabajo terapéutico sale fortalecida y van a estar mejor preparados para abordar la paternidad y la maternidad.
Algunos indicadores de que es necesario pedir ayuda podrían ser los siguientes pensamientos: pensar que“no podemos solos”, “nos queremos y queremos seguir juntos y no sabemos lo que nos ocurre”, “nos enganchamos en los mismos circuitos”, “si no hacemos algo la pareja se va a romper”.
Sería recomendable que la pareja pidiese terapia de pareja cuando los dos miembros todavía tienen ilusión y quieren luchar por salvar la relación.
Algunas veces me encuentro con que uno de los dos miembros de la pareja viene a terapia sin estar convencido y con un pie fuera de la pareja, más con la actitud de callar la culpa que pensando en hacer un trabajo de reconstrucción de la pareja y esos casos son muy complejos.
Las sesiones de pareja son de hora y media de duración. Los dos miembros hablan de lo que les sucede a lo largo de la misma. Uno habla por sí mismo, y aprende a escuchar al otro, escuchar desde lo emocional, aprendiendo a diferenciar lo que me dice la mente con mis juicios y mis críticas y lo que siente mi cuerpo (escucha emocional).
A veces puedo hacer una propuesta de trabajo con el cuerpo (el conocido trabajo con estatuas). A veces les indico una tarea a realizar en casa y que me cuenten cómo les fue en la siguiente sesión; trabajamos con su genograma y les pido que lo dibujen; otras veces puedo proponer un intercambio de roles durante cierto tiempo a la semana; hacer contratos…
Hay un sinfín de herramientas que aplico con las parejas en función del momento en el que están y del objetivo al que quiero llegar.
La primera sesión es clave, el miembro de la pareja que suele salir más “entusiasmado” y con más expectativas suele ser el “acompañante”, siempre hay uno que quiere hacer terapia y propone el tratamiento y otro que se deja llevar, éste último es el que suele salir encantado y con ganas de que llegue la siguiente sesión.
A veces los cambios suelen darse con esa primera sesión y otras veces se necesitan tres o cuatro sesiones. Suelo atender a las parejas una vez a la semana o cada diez días. Un buen proceso de terapia de pareja suele rondar el año de trabajo de terapéutico
La diferencia fundamental es que en terapia de pareja escuchas lo que el otro tiene que decirte en un ambiente seguro. En terapia individual se pueden trabajar asuntos de pareja, pero siempre desde la perspectiva del paciente, aunque el terapeuta pueda hacer preguntas que cuestionen dicha perspectiva con el objetivo de ampliar la visión. Frecuentemente nos contamos que las cosas son de una manera y en realidad son de otra.
El foco fundamental de la terapia de pareja es que la pareja salga del bucle en el que se encuentra inmersa, aprendan a verse realmente, ¿quién es el que tengo en frente? Normalmente nos enamoramos de lo que necesitamos, no nos enamoramos de la persona real, de ahí viene la primera crisis, por eso el enamoramiento dura de 2 a 3 años.
Es fundamental que la pareja aprenda a comunicarse emocionalmente, dejando las creencias y los juicios sobre el otro miembro de la pareja de al lado.