La pastelería creativa está en auge, las nuevas técnicas y productos permiten al profesional convertir en realidad las fantasías y materializar los gustos de sus clientes, en cuanto a sabores, temáticas y formas. Y es que la innovación siempre es un factor fundamental para lograr el éxito y la diferenciación respecto a la competencia.
Hoy entrevistamos a tres emprendedores con una historia muy especial y conmovedora, Juan, Ferrán y Ernesto, tres chicos de entre 32 y 35 años, dueños desde hace seis años, de Daniel´s Cake, nos cuentan en esta entrevista cómo surgió su negocio de pastelería de fantasía.
Aunque ninguno de ellos estudió pastelería y provienen de diferentes sectores, ya que Juan es informático; Ferrán estudió audiovisuales y Ernesto, estudió cocina. Posteriormente se formaron y especializaron en el sector de la pastelería tradicional y la pastelería creativa, pero, como ellos mismos nos dicen, siempre manteniendo un espíritu autodidacta a la hora de explorar y experimentar en este campo.
Para poder explicar la razón de ser de la empresa, me tengo que trasladar al origen de todo y es que, antes de ser pasteleros, éramos voluntarios en una fundación de niños con enfermedades autoinmunes donde nos encargábamos principalmente, de un chico.
Él venía de Canarias para un trasplante pulmonar; un niño con una energía, unas ganas de vivir, un carisma que podríamos estar horas hablando de él y de sus aventuras, por allí donde pasaba, no dejaba a nadie indiferente y nosotros al ver a alguien tan joven con unas ganas de vivir tan intensas, sin quejarse de los dolores que sufría, más bien todo lo contrario. Nos animaba a todos los demás, nos invitaba a salir, a hacer fiestas, a no parar, a disfrutar de todos y cada uno de los momentos que la vida nos brinda, solo nos faltaba una cosa, un pastel y con ello el origen de todo.
Un pastel de la cama de Toy Story que deseaba que le hicieran, pero en esa época la pastelería de fondant no existía como tal en Barcelona. Nos volvimos locos buscando alguien que lo pudiese hacer, pero no encontramos a nadie, así que nos decidimos y siguiendo sus pasos, nos lanzamos a la piscina. Nos rompimos la cabeza buscando recetas, elaborando diferentes masas, cremas y finalmente lo conseguimos, logramos hacer el pastel de sorpresa entre nosotros.
Cuando le entregamos el pastel se quedó en shock, los ojos abiertos a más no poder, una sonrisa de oreja a oreja, felicidad en estado puro, cada vez que lo explicamos, nos recorre un escalofrío por todo el cuerpo, es imposible poder explicar la emoción que sentía y que nos transmitía a nosotros. Debido a esa emoción que nos contagió decidimos empezar el camino hacia la pastelería creativa y él junto con nosotros; siempre dijimos que era nuestro jefe, ya que venía con nosotros a todas partes incluso con los proveedores, vestido de traje con el bolsillo lleno de tarjetas para ir entregando a cualquiera que se pudiese cruzar ante nosotros.
Lamentablemente al cabo de un año de fundar la empresa, la enfermedad acabó con él, no obstante, con su recuerdo y en honor a él decidimos llamar a la pastelería Daniel’s Cake para nunca olvidarnos de ese pequeño soñador. Para nosotros ésto no es un negocio sino un proyecto que nos ayuda avanzar en todos los sentidos, regalando ilusión, fantasía y felicidad.
Desde que se abrió la pastelería no hemos podido dedicar tiempo a realizar voluntariado, con lo que, trabajamos con fundaciones (ver aqui: https://www.danielscake.com/solidarizate/) donando dinero mensual y ayudando en campañas puntuales.
En la pastelería utilizamos todo tipo de utensilios, la verdad es que por ahora, tenemos unas kitchenaid que nos van muy bien, no nos podemos quejar.
El tiempo que invertimos para realizar un pastel es muy variado, depende mucho de lo que el cliente desee. Nosotros intentamos sacar la máxima información, que nos diga que le gusta, las motivaciones, pasatiempos. Todo lo que nos pueda decir, ayudará a realizar el pastel como él quiere.
Desde siempre nos han gustado mucho los retos, intentamos que cada persona tenga el pastel que le gustaría, llenar todas sus expectativas en cuanto a diseño y sabor aunque, en ocasiones, no todo se puede hacer porque depende mucho de la estabilidad y viabilidad de la idea. Pero es algo que nos gusta mucho; hacer lo que para tí es una fantasía, realidad.
Esta es sin duda, una preciosa historia para recordar, como un gesto solidario se convierte posteriormente en un negocio pero sin dejar de lado esa faceta, tan necesaria en estos tiempos, de la responsabilidad social. Utilizando la fantasía como motor, impulsados por la solidaridad y armados con sus utensilios de cocina han logrado la ecuación perfecta para un negocio de tartas de bodas en Barcelona, al que auguramos el mayor de los éxitos.