Iraultza, fotógrafo de bodas en San Sebastián, nació en Irún, provincia de Guipúzcoa. Es fotógrafo profesional y, aunque trabaja sobre todo en la zona del País Vasco, se desplaza por toda la geografía española sin ningún problema para realizar reportajes fotográficos para bodas u otro tipo de eventos, ya que le encanta conocer sitios nuevos.
Le gustan las sensaciones que su trabajo produce, ver cómo conecta tan bien haciendo algo, y siente a s,u trabajo como una escapatoria de sus problemas, dudas, inquietudes… Hasta el punto de que en muchas ocasiones, en sus días libres o en los que necesita un descanso agarra la cámara y se va a fotografiar, ya que al final su trabajo es su pasión.
Desde pequeño ha tenido una cámara entre sus manos e iba fotografiando todo lo que veía hasta que siendo mayor decidió que le gustaría dedicarse a la fotografía. Obtuvo trabajos de verano mientras estudiaba para poder comprar su primera cámara réflex digital (hasta entonces solo tenía cámaras analógicas) y empezó a trabajar gratis haciendo sesiones. Tras adquirir todo el conocimiento básico le empezaron a salir trabajos esporádicos. Pasado un tiempo se hizo autónomo y logró nuevas oportunidades.
En la actualidad trabaja solo, aunque ha trabajado con más profesionales en muchas ocasiones y considera un placer rodearse de gente que siente lo mismo por este trabajo. Cree que la fotografía de eventos es un trabajo cercano, profesional y divertido en el que la otra persona pone toda su confianza en ti y tienes que hacer que se sienta lo más segura y cómoda posible, tanto delante como detrás de la cámara.
Se considera un fotógrafo “todoterreno” ya que realiza fotografía de boda, parejas, eventos y sesiones privadas de retrato, boudoir y desnudo.
Sin duda es la gente que conoces, lo bien que conectas con ellos y las anécdotas que te cuentan durante las sesiones, ver la progresión de la primera foto a la última, realmente creas momentos, sensaciones y experiencias nuevas para la otra persona.
La evolución es algo constante en este mundo pero podríamos definirlo por fases: la primera sería el momento en el que me compré mi primera réflex; la evolución de no saber nada a entender cómo funciona una cámara. Luego tocaría saber cuál es nuestro estilo de fotografía, si te gusta la fotografía de paisaje, la fotografía social, la fotografía de animales, etc.
Una vez que lo sabes, hay que ponerse con ello y poder crear un estilo de fotografía que más adelante se convertirá en tu marca, ya sea por el estilo de fotografía o de edición (esto es lo más difícil), ya que la gente reconocerá tus fotos simplemente por el color que tienen o el enfoque y una vez que se consigue ese aspecto, solo toca exprimirlo.
Me gustan mucho los objetivos fijos (objetivos con los que no puedes hacer zoom) como pueden ser el 35mm (distancias cercanas), 50mm (distancias medias), 85mm… (distancias lejanas). Y, en cuanto la cámara, obviamente necesitamos una cámara profesional que proporcione muy buena calidad por razones muy simples: una foto con buena calidad nos servirá para después hacer books, impresiones para cuadros o para hacer recortes en la foto y que no perdamos detalle.
Me gusta darle un estilo fresco, con unos colores llamativos y que atrapen la vista con un bonito desenfoque. Para lograr inmortalizar esos momentos tan especiales solo hay que estar atento y disparar.
Asimismo, un buen consejo es que consigas hacer que el ambiente sea cómodo para que las personas se suelten, no hay truco ni secreto, es algo que sale instintivamente con el tiempo.
La mejor manera es hablar, consultar, preguntar sin ningún tipo de miedo. Estamos para ayudar con todas las preguntas que tengáis y no solo para hacer fotos, también es muy importante pedir que te enseñen trabajos para ver si realmente es el estilo que os gusta para vuestra boda, fotos de pareja o evento.
En mi caso, me gusta que me cuenten todo al detalle y así luego puedo hacer un presupuesto ajustado a las necesidades de cada cliente, ya que, al final, cada cliente es un mundo.
Iraultza nos explica que en las fotografías de boda trabaja la confianza con los protagonistas para que estos se sientan relajados y distendidos. De este modo, disfrutando del momento y entendiendo el proceso de realización del reportaje fotográfico como algo divertido y una ocasión para disfrutar, se elimina la presión por “salir bien” en las fotos y es entonces cuando los retratados “salen” realmente bien. Iraultza conoce la manera de llegar a ese punto y esa distensión y naturalidad aparece en sus reportajes, capturando la verdadera esencia de los protagonistas del evento.