Marta Pujol, fotógrafa profesional en Barcelona, es vecina de Nou Barris en la ciudad condal. Su trabajo, su mirada hacia lo que le rodea es una de las pocas cosas que le salen de manera natural; es su forma de relacionarse con el entorno. El objetivo de sus trabajos es transmitir emociones y comunicar a partir de algo real, buscando armonía y belleza sin límites ni juicios, por curiosidad y obstinación. Sus trabajos hablan de historias reales, de momentos que quieren ser recordados porque fueron fugaces y pueden escaparse de la memoria.
La fotografía es solo un canal más de comunicación, también ha trabajado en radio y televisión. Sus primeros trabajos publicados , tras trabajar en algunas productoras como El Terrat al finalizar sus estudios , fueron fotografías y audiovisuales relacionados con la escena musical y cultural de la Barcelona Mestiza de 2006 y los ambientes vitales que ofrecía la actividad emergente de esos años en los bares, salas de conciertos y locales de ensayo.
En colaboración con RadioChango.com, promovían la creación de material propio creando incluso un programa de televisión mensual con entrevistas, colaboraciones y secciones propias. En toda su trayectoria, el motor siempre es el mismo: un interés por algo en concreto y la motivación por sumergirse en ese algo. Su ‘modus operandi’ también suele ser siempre el mismo: acercarse a lo nuevo con interés y mente abierta, dispuesta a aprender de cero y a encontrar la manera de transmitir y perpetuar una sensación a través de imágenes en el tiempo.
Prefiere una realidad bien iluminada antes que la ficción. Le encanta trabajar con personas, en sesiones o eventos, por la sensación de empatía y conexión que se puede llegar a crear. Esa siempre es una de las materias primas más presentes en las sesiones de retrato o de boda: las emociones. De esa fuerte sensación de animal social nació el proyecto local de “Participa en una sesión de fotos”, que surgió como método de aprendizaje y que sigue vigente como tal.
Al acabar mis estudios de comunicación colaboré en muchos proyectos y tuve la oportunidad de aprender de grandes profesionales de diferentes medios , televisión y radio principalmente.
Entonces tuve la oportunidad de alquilar periódicamente un estudio de fotos en el barrio a precios muy asequibles. Por entonces invitaba a los amigos y conocidos para hacer sesiones y pasar el rato probando cosas, para practicar y tomar contacto con las sesiones de estudio. La experiencia fue muy gratificante, experimenté mucho con la técnica y aprendí a plantear una sesión de fotos a nivel social.
Cuando todo empezó a tomar un poco de forma, una de las cosas que entendí es que todo el mundo debería tener unas buenas fotos de esos momentos personalmente especiales pero que a veces es difícil acceder al precio de esos servicios.
Desde entonces, cuando encuentro la disponibilidad, recupero el proyecto ”Participa en una sesión de fotos” (https://www.martapujol.com/es/participa/) donde ofrecemos franjas de 25 minutos para quien quiera venir a disfrutar de la experiencia de una sesión de fotos profesional con la posibilidad de elegir 5 fotos para comprar a precios muy razonables.
Me hace especial ilusión acompañar a las personas que vienen a una sesión profesional por primera vez, dar juntos el paso hacia aprender a mirarse con amor, con sinceridad, con ganas de gustarse y gustar… Entonces sí, preparados para disfrutar la experiencia de una sesión de fotos, con música, en silencio o dando saltos, pero con ganas de dejar huella de ese momento en el que nos encontramos.
Esa sensación de estar en una sesión dónde modelo y fotógrafo quieren lo mismo, esa foto especial, y juntos son capaces de dar lo mejor de ellos mismos para conseguirla es adrenalina. También me gusta fotografiar en soledad, con tiempo, en detalle. Lanzarse a la calle con cualquier excusa y priorizar la búsqueda del detalle que hoy brilla de forma especial simplemente porque hoy estás predispuesto a verlo brillar. Digamos que buscar lo emocional de nuestra rutina es una de mis temáticas preferidas.
Para mí, mirar a través del objetivo de una cámara es como ordenar un cuadro. Es capturar justo el instante en qué todo está como te gustaría para poder acceder a ese momento como recurso a largo plazo. Con las emociones que eso conlleva.
Uso una Canon Eos 5d con varios objetivos para la sesiones de estudio, eventos y exterior. Y también me gestiono estupendamente con la cámara de Samsung S9 para mí día a día.
Todas las personas pueden salir bien en las fotos porque todas las personas están bien por sí mismas. No me gusta mucho esa expresión de salir bien en la foto como objetivo final de un retrato. Entiendo y comparto eso de querer tener fotos donde salgamos favorecidos, por atesorar ese momento e instalarlo en tu recuerdo vital, pero rehúso forzar los medios para conseguirlo.
En una sesión de fotos me abrazo a la naturalidad y a buscar momentos cómplices donde el modelo se sienta cómodo y en paz para brillar, entonces sales bien en la foto; porqué estás bien. Muchas personas se plantean una sesión de fotos de retrato en estudio o un reportaje de boda, sin saber todavía que la belleza no está en un rostro o en un cuerpo perfecto, sino en la emoción que con ellos transmites. Y captar eso es para mí el primer objetivo en las sesiones con personas.
La mejor y única manera de comenzar a sacar fotos es, desde luego, sacar fotos. Aprender la técnica es interesante, la matemática de la fotografía existe, y si la sabes controlar vas a tener más elementos a tu favor para llegar al resultado que buscas. Siempre se aprende practicando, y hoy en día con los medios digitales esto es muy gratificante gracias a los resultados inmediatos.
Para Marta Pujol, la fotografía es más que una modalidad o disciplina artística, es un lenguaje y un medio de expresión básico en su vida y en su día a día. Por eso busca los lados de la realidad que muchas veces quedan velados a los ojos no acostumbrados a mirar el entorno con un criterio fotográfico. En sus sesiones y reportajes con personas busca que estas puedan estar a gusto y sentirse ellas mismas para retratar sus lados más auténticos y ofrecerles la belleza de la sinceridad, fijando una hermosura honesta, primaria y transparente que pueda quedarse fijada en la memoria de los protagonistas.