Fernando Cela y Henar Martín son fotógrafos profesionales en Madrid, además de compañeros de vida y de trabajo. Fernando es un madrileño de 38 años que lleva trabajando en la fotografía desde hace más de 15. Primero realizó un módulo de laboratorio e imagen y empezó a trabajar en uno de los mejores laboratorios de Madrid. Se considera afortunado por haber vivido, tan de cerca, el cambio de analógico a digital. Henar, también madrileña y de 35 años, aprendió de Fernando, quien le transmitió tanto la pasión como todos los conocimientos de fotografía.
En 2006 comenzaron a realizar fotografías de orlas y de navidad en escuelas infantiles, y enseguida se dieron cuenta del reto que suponía y de la satisfacción que les proporcionaba el hecho de trabajar con niños, ¡les encantaba! Además, era un sector que no estaba muy explotado, así que dejaron los trabajos que desempeñaban, se hicieron autónomos y, en 2008, crearon su proyecto empresarial: FekStudios.
En un año ya trabajaban en más de 60 escuelas infantiles por toda España. Se mudaron al joven barrio del Ensanche de Vallecas en Madrid en 2009 y enseguida empezaron a retratar a amigos, vecinos y conocidos. Después de pensar, trabajar y buscar mucho, decidieron abrir su estudio a pie de calle en octubre del 2014. Desde entonces, han pasado cientos de familias por delante de sus cámaras y han ido creciendo, aprendiendo y disfrutando de lo que mejor saber hacer.
Les encantan los niños, por lo que están especializados en fotografía infantil. Después de hacer varios cursos de fotografía a recién nacidos (sobre seguridad en las poses, iluminación, posturas, atrezo, etc.) comprendieron que era su pasión compartida. Explican que se trata de una fotografía delicada, dulce y muy satisfactoria, al igual que la fotografía de embarazo, que siempre es un momento muy especial y mágico para las mamás. La segunda hija de Henar y Fernando nació en enero de 2015, y por entonces ya veían fotógrafos que hacían verdaderas maravillas con los recién nacidos, así que pensaron: “queremos hacer eso”.
Al ponerse manos a la obra con su recién nacida comprobaron que todo era mucho más difícil de lo que pensaban: no se dormía, no conseguían colocarla como querían, se movía… Por entonces ya realizaban fotografías a bebés, pero cuando tenían ya 2 o 3 meses y siempre con posturas naturales, sin posarles. Así que intentarlo con un bebé más joven fue lo que los llevó a realizar cursos y a formarse muchísimo para llegar adonde están actualmente. Siguen con formaciones, porque siempre hay que seguir mejorando, pero están muy orgullosos de su trabajo.
Buena pregunta. Nos ha costado tiempo poder llegar a una consolidación, la verdad. Al principio, era Fernando el que iba a los cursos y el que llegaba con muchos conceptos nuevos y ganas de cambiar cosas e innovar, pero Henar no lo veía tan claro. Eso de cambiar packs, calidades, ideas, subir precios, etc. se le hacía grande. Pero, poco a poco, cuando nuestras hijas han ido siendo más mayores, hemos empezado a ir los 2 a los cursos y ya hemos conseguido esa visualización y encaminar la empresa en la misma dirección.
Nuestra temática es bastante minimalista, siempre hacemos que destaquen nuestros modelos, por lo que no utilizamos mucho atrezzo.
Queremos conseguir fotos atemporales, que no caduquen con el paso del tiempo.
En nuestra página web se pueden ver todos nuestros packs y nuestros precios. Pero hemos conseguido que nuestros clientes quieran realizarse una sesión con nosotros por el trabajo que hacemos, no por el precio y el pack que ofrecemos. Ahora nos llaman y nos reservan cita, sin ver los packs. Eso nos hace ver que estamos haciendo bien nuestro trabajo.
Las fotografías de Fernando y Henar están llamadas a ser un tesoro familiar que dure generaciones. Por eso se esmeran en obtener la imagen perfecta, aquella que logre mostrar y transmitir todo el conjunto de emociones, afecto y ternura que caracteriza a las fotos familiares, sobre todo en aquellas en las que todo gravita sobre el bebé. Traducir sentimientos en imágenes hace que estas sean imperecederas y que se conviertan en patrimonio de todos los miembros de la familia.