Serena Fortin es una restauradora profesional italiana de 51 años nacida en Rovigo, pequeña ciudad del nordeste de Italia. Desde el 2006 vive en Jerez de la Frontera, después de que, junto con su pareja, decidieran dar un nuevo rumbo a sus vidas y buscar nuevas oportunidades. Desde que era una niña, a Serena le encantaba usar sus manos para crear, arreglar y dar nueva vida a los objetos, por lo que su objetivo principal fue el convertir esa pasión en su trabajo.
Desde 1993 ejerció como restauradora en su propio taller en Italia. Después, una vez instalada en Jerez de La Frontera, fundó SF Restauraciones para continuar ejerciendo la misma labor. Se instaló en el centro de la localidad andaluza y su pareja empezó a ejercer como aprendiz, convirtiéndose en un buen ayudante y asistiendo a Serena cuando esta lo necesita. Trabajan juntos conformando un buen equipo y aprendiendo día a día.
Serena está especializada en la madera, por lo que sus restauraciones se centran en objetos y decoraciones de madera, muebles, marcos, dorados y tallados. En definitiva, su área de trabajo específica se enfoca en objetos que estén elaborados en madera y que sean antiguos.
Mi educación en familia y mi formación escolar me han inculcado el amor y el respeto por la belleza. De este amor y respeto viene lo que pretendo transmitir a través de mi trabajo, que es que un objeto que ha sido parte de tu hogar por muchos años, o que te sea regalado o adquirido y que tenga una historia, tiene que ser cuidado con mucho cariño. Sobre todo si se ha pasado a estar en un estado de fragilidad por el uso o por un mal cuidado anterior.
Nuestra filosofía es que cualquier objeto que tenga una historia, un valor artístico o a lo mejor un valor sentimental, con profesionalidad y esmero puede volver a detentar su antigua belleza y a lo mejor incluso es posible volver a darle uso otra vez y otra vida.
Las herramienta que utilizo son la más clásicas de los restauradores. No hay grandes maquinarias porque casi todo se hace a mano con pequeñas herramientas. La de los carpinteros como una sierra, el cepillo, la escofina, formones, gubias, cuchillas, gatos…
No tengo una marca preferida en concreto, pero siempre busco que las herramientas e instrumentos sean de la mejor calidad para cada tipo de trabajo tenga que ejecutar. Muchas de ellas las he adquirido en Italia, donde hay una gran tradición de calidad en este campo.
Sucede lo mismo para los materiales de consumo y los productos químicos: anti carcoma, decapante, goma laca, masilla, aceite… Los busco en tiendas especializadas en productos para la restauración.
El procedimiento que se utiliza para la restauración de un objeto antiguo siempre empieza por el análisis de la pieza. Hay que detectar cada problema y necesidad del objeto en cuestión y personalizar en cada caso el procedimiento adecuado, porque cada caso es diferente, cada uno tiene su propia historia. Y de aquí viene lo interesante y lo difícil a la vez. Es un desafío que hay que saber enfrentar. Hay que contar con una buena profesionalidad, mucha experiencia y hasta creatividad para solucionar casos que a veces al principio parecen imposibles. Pero yo, mirando la pieza en las condiciones en que se encuentra antes de la restauración, puedo “verla” con los ojos de la experiencia, vislumbrar cómo va a estar una vez trabajada.
El proceso de restauración es siempre muy delicado, porque consiste en devolver a su antiguo estado una pieza antigua. No se puede descuidar ni un solo momento el uso de la herramienta y los productos químicos, porque pueden ser peligrosos para quien los está utilizando y para la pieza también. Por ejemplo, una regla fundamental en la restauración que hay siempre que tener en cuenta es que lo que sea posible deshacer lo que se haga. La intervención que se aplica al objeto tendría que ser reversible. De este modo se procura un respeto al objeto original y también a su creador. Y esto, a veces, complica la la labor del restaurador.
No se pueden exponer todas las técnicas que se utilizan para una restauración porque, como dije antes, cada pieza necesita una personalización. Lo que puedo comentar es que se necesita conocer muchas técnicas diversas para desarrollar un buen trabajo. Entre ellas hay que tener conocimientos avanzados de ebanistería, carpintería, talla, marquetería, dorado, lacado, barnizado que son las principales labores necesarias.
Para valorar los daños de los muebles, lo mejor es una análisis visual de la pieza. En un principio hay que “darle muchas vueltas” al objeto, comprobando de la mejor manera posible cada detalle. Pero después, cuando la tengo en mis manos y puedo desmontarla, al menos en las partes que lo permita, es allí donde detecto mejor y me doy cuenta de los diferentes problemas y necesidades que tiene el objeto en cuestión.
Aunque realmente, es cuando meto mano a la obra cuando me encuentro todas las cosas inesperadas, por ejemplo: la superficie está recubierta por un barniz que al momento del primer vistazo no parecía tan grueso y duro de quitar; o aparece, debajo de una moldura, un “ataque” masivo de carcoma que se comió buena parte de la madera; o, una pieza que falta que hay que reconstruir… y muchas cosas más que se pueden presentar en un segundo momento. Por eso no es tan simple hacer un presupuesto. Hay que tener en cuenta cualquier “sorpresa” que pueda aparecer cuando se trata la obra con mayor profundidad.
Serena Fortin nos ha explicado cómo cada restauración supone un desafío distinto debido a la diversidad de los objetos restaurados y las muy distintas necesidades y problemas que pueden presentar cada uno de ellos. Lo que sí tienen todos en común es el amor que sus dueños les profesan, motivo por el que encargan a Serena su restauración, sabedores del cuidado y la profesionalidad de esta profesional Italiana que imparte su magisterio ejerciendo su magia restauradora en Jerez de la Frontera.